Lan Xichen pareció sorprendido y preocupado, en lo que escuchaba. Ahora frente a él parecían mucho más grande de lo que recordaba. Junto a la mirada decidida en su rostro, parecían ser otros—. ¿Por qué quieren desertar? ¿Qué ha pasado?
—Esa es una pregunta innecesaria de hacer. ¿O se hace el tonto con lo que pasábamos? —dijo Lan Jingyi con un tono cortante.
—Jingyi —Sizhui suspiró, levantó la mirada hacia el líder Lan—. Sé que conoce nuestra situación. No es posible seguir viviendo de esa manera.
—Pero son jóvenes... no tendrán quienes lo protejan.
—¿Éramos protegidos en ese lugar? —preguntó Sizhui, negando en su dirección—. Creo que no compartimos la misma visión, Líder Lan.
—¿No hay nada que pueda hacer para cambiar su decisión? —continuó Lan Xichen con esperanza.
—No, Zewu-jun —aseguró Jingyi mientras dejaba su cinta en manos de Lan Xichen.
Lan Xichen suspiró con pesar mientras veía a los jóvenes discípulos levantarse. Trató de recordarles lo importante que era su lealtad a la secta—. ¿Wangji sabe sobre esto...?
Se arrepintió a los segundos al notar como sus miradas se endureció en su dirección. Lan Xichen suspiró con pesar mientras veía a los jóvenes discípulos alejarse. Se quedó en silencio por un momento, pensando en cómo podría haber llegado la situación a ese punto. Sabía que debía informar al consejo de ancianos, pero se preguntó qué medidas tomarían y si no afectaría eso mucho más a su hermano.
...
Inclusos si ellos habían pensado en la posibilidad de escaparse cuando llegara la oportunidad correcta. Nunca habían sido tan valientes como para plantar sus caras frente al líder y sin miedo actuar. Incluso en ese momento, sus manos temblaban, y el sonido de su corazón hacía eco en sus oídos. Seguían teniendo miedo de sus propias acciones, pero habían hecho una promesa desde antes.
Deben irse. Buscar la verdad y ser libres. Sus padres hubieran preferido eso, yo ya no puedo hacer mucho por ustedes. Estar aquí, ya no es necesario.
Lan Wangji fue el primero en plantear su ida de la secta, porque ha sus ojos ya no había manera de que se convirtiera en un lugar al que podrían llamar un hogar. Nunca lo fue, y él lo sabía, no confiaba en las personas a las que llamaba familia.
Sizhui tomó de la mano a Jingyi, mientras se dirigían a ese pabellón donde aún los esperaba sus padres. Hubiera sido perfecto si Lan Wangji estuviera en ese lugar también, con un aura tan tranquila, esperando su llegada mientras, Wei ying lo molestaba y Jin Zixuan solo observaba lo que ocurría.
Pero, a diferencia de ellos, él seguía atrapado en ese lugar, y eso era lo peor. ¿Qué podrían hacer ellos por él?
—Gege... ¿Crees...? ¿Crees que el tío Lan este bien? —preguntó Jingyi, deteniéndose frente a la entrada del pabellón, volteó a ver Sizhui—. No podremos saber de él, y si le escribimos la carta nunca llegara a sus manos.
—Estará bien... cumplimos nuestra promesa, ¿Recuerdas? Buscaríamos lo que nos hace feliz.
—¿Y su felicidad? Estar en reclusión nunca le dará una oportunidad de experimentar algo...
—Creo que él lo sabe. El tío Lan sabrá que estaremos bien, y de seguro tendrá una manera de salir de allí, aunque desconozco cómo.
Pero ahora, después de dejar sus cintas en manos de Lan Xichen y anunciar su intención de desertar, sentían una mezcla de emociones: miedo, tristeza, pero también cierto alivio. Sabían que no sería fácil, pero sentían que era lo correcto. Ahora solo quedaba esperar y ver qué les deparaba el futuro, pero estaban decididos a hacer lo que fuera necesario para ser felices y permanecer en su lugar correcto en el mundo.
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La oscuridad que los protege; XuanXian
FanfictionJin Rulan a crecido. Y todo lo que en su alrededor solo saben proclamar sobre la muerte de quien él tanto ama. No es a su padre, ni su madre, tampoco se trata de su tío Jiang. Se trata de su Baba, él único que siempre estuvo a su lado. Jin Ling los...