❝Ella le dijo que su corazón iba más rápido que el viento. Y él le advirtió que su poder era más peligroso que sus amenazas. ❞
Quizás los seres tienen un punto intermedio entre la muerte. Su gran caída sobre los largos caminos que deciden seguir una...
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𝐋𝐀𝐒 𝐀𝐋𝐌𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐁𝐑𝐀𝐍 𝐕𝐈𝐃𝐀 en el hielo eterno que obtuvo...
El castillo se alzaba delante de todos ellos, decorados por flores invernales, aunque fuera de lo menos importante en aquella ceremonia tan brillante. Cubierta por un abrigo de piel de seda, ella paseaba junto a esas botas que le habían fabricado a medida desde que tenía memoria, anotaba cada arbusto, o cualquier cosa que pareciera llamarle la atención.
Prímulas de tonalidad anaranjada, junto a un ramo perfecto de Matthiolas Incana adornaban los centros de mesa, seguido por los gritos de emoción de su hermana menor, quien al parecer pretendía hacer mucho más que solo quedarse observar, sin embargo, Demetria estaba interesada en la única estrella que nadie conocía aun. Ni su padre, ni su madre, y tampoco su hermana menor conocían de donde provenía esa mezcla tan dulce que albergaba su hogar, pero si de algo estaban seguros, era que el invierno acompañaba perfectamente ese aroma.
── ¡Tria! ¡Tria! ──le llamó la menor intentando mover sus manos en aquel inmenso abrigo ──. ¿Ya viste lo hermoso que está el gran salón?
Demetria observó a su hermana, sonrió por pocos minutos mientras se acercaba a ella dándole una ayudita para subir al primer asiento de la mesa en donde se encontraba.
──Claro que si ──la joven de hebras albinas le dedicó una mirada de emoción ──. Pero debo admitir que para nuestro cumpleaños estaba mucho mejor.
──Ay hermanita, tu siempre queriendo animar los esfuerzos ajenos ──negó la menor haciendo reír a Demetria.
──Hay que hablar con la verdad, hermanita.
──Pero ten un poco de corazón.
Demetria negó ante aquella respuesta, claramente era una versión de Kallias que intentaba mejorar su habilidad para hablar con los demás, aunque fuera demasiado difícil para ella.
Ella era la futura Alta Lady de la Corte del Invierno, pero aun así, su alma congelada se sentía más en soledad que estresada por todas las ideas que pasaban por su cabeza en ese preciso momento. A pesar de todo, la joven princesa mantenía una distancia constantemente de sus familiares, por más replicas que Viviane le diera, por alguna razón siempre lograba escapar gracias a la presencia de terceros.
"¡Demetria, hija!". Le llamó su madre a lo lejos, pero ella ya estaba lejos para escucharla, así que solamente se dejo llevar por el viento congelado, y una pequeña motita blanca de cuatro patas que amaba seguirla a cada una de sus aventuras.
──Lo siento, mamá ──susurró mientras corría por el bosque congelado por la magia de su padre.
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