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Ambos estábamos en nuestro hogar, Yamaguchi ya estaba en búsqueda de un nuevo trabajo.
Por mi parte estaba asistiendo a los partidos de voleibol pero también tenía en mente buscar algo más.
Pero esa noche Tadashi llegó corriendo a mi oficina, que en realidad era otro cuarto el cual compartíamos, con una hermosa sonrisa.
—¡¡Tsukki!! —subió corriendo las escaleras—. Tengo buenas noticias —abrió de golpe la puerta asustandome.
—¿Qué paso Tadashi? —me quité los audífonos que traía conmigo.
—No creerás lo que pasó —se acercó a mi silla tirando de ella para poder sentarse en mis piernas colocando sus manos en mi nuca—. Me aceptaron en la entrevista que fui la semana pasada —su sonrisa expresaba toda la alegría que había visto en mi vida.
—¿Enserio? —asintió el felizmente—. Felicidades mi amor, necesitamos festejar —lo abracé por la cintura dejando un pequeño beso en su moreno cuello.
—Muchas gracias Tsukki —sus brazos me abrazaron fuertemente—. Aunque tendré que ir a dejar los últimos papeles para poder empezar a trabajar —coloco sus labios en los míos, plantando un cálido beso.
—Si quieres te acompaño para poder salir de la casa un rato —una pequeña sonrisa estaba en mi rostro—. Y de paso, festejamos.
—Sip, mañana nos iremos a las diez de la mañana para que estés preparado —el hermoso sonrojo que note en su rostro fue la mejor vista que había tenido el día de hoy.
—Quien se tendría que preocupar eres tú, mayormente se te hace tarde al levantarte —reí un poco.
—No digas eso Tsukki —se apenó por completo—. Aunque de todas formas si te levantas primero tienes que despertarme.
—Lo sé, eso haré —tomé su rostro con delicadeza acercándola a la mía para poder plantar un beso algo apasionado, mis manos comenzaron a viajar en el pecoso cuerpo de mi Omega.
—Te-tenemos que parar ¡¡Mgh!! —molestó baje a su pecho levantando un poco su camisa para poder notar sus hermosos pezones rosas lamiendolos de inmediato —. ¡¡Ahh!! E-espera —me separó de su delgado cuerpo—. Mañana tenemos que hacer cosas, no podemos hacerlo, sabemos cómo voy a quedar —bajo su mirada con algo de vergüenza.
—Está bien, pero después arreglaremos esto —bajé su playera y coloque mis manos en el trasero de Tadashi.
—Necesitamos ir a cenar, ¿Que quieres que prepare? —agarró mi rostro.
—Buena pregunta —subí mis manos hacía su cintura—. Tal vez un poco de carne.
—Me parece bien, vamos —se levantó lentamente de mis piernas y me espero para bajar a la cocina.
