El Esposo Del General (Obession) ~YiZhan~

Love Me

Xieyun -Pov-

Después de esa discusión con Zhang no nos volvimos a hablar y ver, al parecer él seguía su vida como normalmente lo ha hecho, pareciera que no le afectó en absoluto.

Mientras tanto yo me la pasaba deprimido, a veces cuando lo veía entrar a la biblioteca el impulso de ir y molestarlo era muy grande pero lo reprimía, no faltaría a mi palabra, no me humillaria más.

—Joven Xieyun ¿quiere comer en el pabellón?— un poco de aire no estaría mal.

—Si, me hará bien— salí al fin de mi recámara, el clima era bueno, me senté y los platos fueron servidos, se veía delicioso.

—¿Vas a invitarme?— sorprendido miré a esa persona, hasta que reconocí la vestimenta y sonreí.

—Moran gēge bienvenido, siéntate conmigo—.

—Gracias, te notó algo triste a comparación de la última vez que te vi-.

—Es lo mismo de siempre—.

—Sigue sin hablarte—.

—Es como si yo no existiera—.

—Lamento que mi hermano sea así, tú no mereces sufrir por eso—.

—Se que no debo sentirme así pero no puedo evitarlo, amo mucho a Zhang, a pesar que él no ha tenido ningún interés por mi, desde que éramos niños siempre quise permanecer a su lado—.

—Sé que mi hermano entrará pronto en razón, solo espero que no sea demasiado tarde cuando acepte lo que siente por ti— suspiré, es tan complicado el amor.

—Gracias Moran gēge— sonreí.

—Por cierto Xieyun, quiero pedirte ayuda— lo miré y asenti.

—Dime, sabes que cuentas conmigo—.

—Escucha... mi prometida Suihee ha llegado al palacio, se quedará unos días y yo no podré ver a Qin, así que quiero pedirte ayuda para que nos ayudes a vernos—.

—Resumiendo, tú prometida podría estar vigilandote 24/7 y no podrás verte con mi hermana y quieres que te ayude... ¿verse a escondidas?—.

—Exacto, ¿nos ayudarás?—.

—Por supuesto— le sonreí.

—Gracias Xieyun, sabia que podrías ayudarnos—.

Ver como sonreía, me hacía sentir bien al saber que ama a mi hermana, ella estará bien al lado de Moran.

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Mirando mi reflejo en el lago me doy cuenta de cuán triste me siento, mi rostro ya no expresa felicidad, incluso las cosas más sencillas que antes me parecían lindas, ahora son muy comunes, como el mirar una rosa o incluso ver los pájaros volar por el lago.

—Hermano— le sonreí a Qin —Te ves muy lindo— reí apenado.

—Gracias A-Qin, tú te ves más que hermosa, oh, tengo un regalo para ti— abrí una cajita de madera y tomé la horquilla que yo mismo hice para ella hace años atrás.