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AQUELLOS OJOS AZULES MIRABAN con tristeza la habitación de su hermano mayor, Hanemiya Kazutora. Habían pasado varios días y Kazutora había sido mandado al reformatorio, esto hizo enfurecer a su madre y gritó como loca cuando se entero de los sucedido, le repetía una y mil veces a su hermano mientras lloraba y gritaba, que si continuaba de esa manera acabaría peor que su padre.
Esto lo hizo molestar, Kazutora no se merecía ese trato tan asqueroso por parte de ella. A veces pensaba que la mala siempre fue ella pero su padre le ganaba por mucho.
Gracias a los relatos de Ethan Shin pudo enterarse que Baji se encontraba mejor y su recuperación era buena por lo que no tardaría en verlo nuevamente por la ToMan, solo que mientras el no estaba Hanagaki Takemichi ocupaba su lugar como comandante de la primera división.
Sin duda las cosas se sentían extrañas sobretodo en la pandilla que ahora se encontraba, ahora eran muy pocas veces que veía a Hanma y curiosamente cada que lo veía estaba más juguetón de lo normal.
Shin no sabía que sentir acerca de su hermano mayor, se sentía traicionado y de cierta manera aquella voz logró convencerlo que Baji quería quitarle el puesto. Y fue fácil atar los cabos cuando se dio cuenta que todo lo que hacía Kazutora en parte era por su odio hacia a Mikey y otro por su extraño amor hacia Baji. Todo era tan confuso mientras más más pensaba.
Sin más suspiro y se encerró en su habitación, tenía la suerte de que su madre trabajaba de noche por lo que no la vería en un buen rato.
Cuando estuvo en la comodidad de su cuarto se abalanzó a su cama y cerró los ojos tratando de contener sus lagrimas. Esta vez no habría nadie quien logrará consolarlo, no habría nadie quien secara sus lágrimas tal y como su hermano lo hacía.
No supo cuanto tiempo pasó llorando pero ahora todo estaba oscuro y podía sentir un agua fría tocar sus pies. Estaba tan fría que sentía como le calaba en los huesos.
