[Doce: Todas las cerraduras se abren].

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Pero hay unas que solo se rompen.

Kara no sabía cómo sentirse. Lena no le había contestado su mensaje del jueves. Era sábado por la mañana y Lena seguía sin contestarle, sin prestarle un poco de consuelo con un práctico y simple mensaje con un saludo –o una despedida que lastimaría sus pobres sentimientos– o algo.

Por un lado, estaba un poco enojada; por otro, nerviosa; además, estaba triste. Enojada porque Lena simplemente había dejado de hablarle, nerviosa por la misma razón y porque quizás Lena solo... estaba mal –era terrible pensar en esa posibilidad– y triste porque Lena le caía estupendamente y que alguien la abandonase le daría un buen golpe a sus sentidos.

Kara se sentó al borde de la encimera de la cocina, mirando como su hermana se movía por la casa para recoger su mochila y su jockey negro bordado con F.B.I de frente. Kara se imaginó a su hermana en su trabajo, valiente y decidida, y no tuvo el coraje de despedir los pensamientos intrusivos de « ¿Quién soy yo comparada a...?». Comparada a su primo que, a pesar de todo, era considerado el campeón de la Tierra. Comparada a su hermana, que ayudaba a la gente a su manera tan silenciosamente fuerte.

¿Quién era ella, además de ser una alienígena perdida, alguien que no se atrevía a vivir su verdad ni perseguir lo que deseaba en su vida? Algo en su espalda baja ardió levemente, como el fantasma de una cicatriz de otra vida. No podía decir por qué el latido en su pecho se sintió inconsolable, como la última gota que socava la piedra, pero se perdió de su mensaje cuando su hermana colocó un dedo en su entrecejo, una media sonrisa que ocultaba muy mal su preocupación colgaba de su rostro.

"¿Qué tanto piensas?"

Kara sabía que era estúpido, probablemente la cosa más obvia en su vida, pero abrió la boca y no preguntó de todos modos:

"¿Qué te dice que estoy pensando mucho?"

"La arruga, Kara" Respondió con cansancio, los párpados medio caídos para enfatizar.

"Oh... sí... Pero no es nada, solo pensando en mis deberes de la universidad, eso es todo. También en el currículum que envié a CatCo para una preselección hace unos días en un ataque de impulsividad" Pateó el aire, sonando convincente y sonriendo como si el sol no se sintiera un poco demasiado cálido en su piel; como la primera vez que llegó a la Tierra y todo fue demasiado intenso y lloró y se acurrucó negándose a moverse.

Alex le dio una mirada entrecerrada, abriendo la boca para hablar y cerrándola con un chasqueo cuando el celular del trabajo traqueteó contra su cadera, sacudiéndose intermitentemente, ella alzó un dedo, se alejó unos pasos y contestó.

No tenía sentido, Kara podía escuchar hasta lo que no deseaba. Sin embargo, ella estaba demasiado inmersa en su búsqueda interior. Era consciente de que siempre se quejaba de su cobardía, de la forma en la que su alma se retorcía cuando cualquier sospecha de su identidad podría sobresalir, pero... ¿por qué?

¿Porque su madre adoptiva, Eliza, se lo decía? ¿Porque su hermana se lo aconsejaba en su tono de no réplica? ¿Porque Jeremiah, su padre adoptivo, trabajaba en una agencia del gobierno que nunca reconocía y le decía que no hiciera nada riesgoso? ¿Porque su hermano se ponía nervioso cuando ella sugería dejar de esconderse al mundo?

¿Ella no decía nada porque no quería defraudarlos, por su cobardía interna o por temor a ser libre pero juzgada?

"Sí, entiendo. No, señor, voy a la agencia y averiguo la dirección de Luthor ahora mismo. ¿Han intentado hablar con el agente Brainiac? Perdón, ¿qué dijo? ¿Él... no conoce a la agente Luthor? ¿Ni con el detector de la verdad? Enseguida voy para allá".

Desde Krypton [Supercorp].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora