Ⅰ: El encuentro de la gran potencia

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Mercurii Dies, 10 de enero, 1.855


Él comprendió que el cambio llegaría para perturbar su cotidianidad.

TaeHyung lo sintió como una clara señal que predijo el comienzo turbulento de un día que desde su agitado despertar marcó una incandescente diferencia que hace tanto tiempo a su memoria no volvió, al menos que la recordará de forma consciente.

Su rostro empapado por las lágrimas y el vacío que agitó su pecho lo impulsó a despertar de forma abrupta con una imagen que aún sigue recordando con tanta claridad a pesar del tiempo que ha pasado, sigue presente porque su memoria no olvida con tanta facilidad como quisiera.

Demasiados inviernos han pasado ya y su vida sólo conmemora aquel día cuando sus padres le piden por su presencia y apoyo. Sin embargo, su mente ha decidido adelantarse este año y el recuerdo fue tan intempestivo que lo confundió con un pasado que no es más que una artimaña de los fragmentos vividos que ha usurpado de otras personas.

―Hola mi pequeño Lucifer ―pronunció TaeHyung ante el peso extra sobre el colchón que hasta hace instantes lo acuno con calidez.

Sintió pequeñas pisadas sobre la superficie hasta que los brillantes ojos precedido de un característico maullido tan pequeño y delicado le dio nombre a la presencia de su acompañante felino, que identificó aún más cuando logró enfocar su adormilada mirada en el pelaje blanquecino gracias a la tenue iluminación aportada por la lámpara de lienzo, a la cual le debe cambiar el mechero para que continúe funcionando, incluso así, en medio de la escasa luz amarillenta, reconocería a uno de sus pequeños.

Quien va a él casi que en sincronía cuando despierta, por más dormido que este Lucifer, apenas siente que se levantó, el pequeño gato lo hace igual.

―Estoy bien, no te preocupes, puedes seguir durmiendo ―le continuó hablando a su compañero de esponjoso pelaje que se trepó hasta su pierna que yace estirada en la cama, en donde reposo con delicadeza su cuerpo y sus orbes celestes no le quitaron la mirada de encima como si estuviera determinando la validez de sus palabras.

―Lucifer, estoy bien, solo fue un mal sueño ―volvió a decir acariciando con mimo la cabeza del felino que ronroneo a gusto por las suaves caricias que por poco lo sumen de nuevo en un soporífero sueño. Hasta que su compañero también lo siguió―. Y aquí viene Gabriel ―pronunció estirando la otra mano que no ocupa sobre el pequeño Lucifer que se molesta cuando deja de acariciarlo y procedió a seguir la misma acción con el pequeño de pelaje negro, que lo miró con tanta atención retratada en sus orbes dorados, similares a los propios.

Y en menos de lo que pensó, los dos pequeños que lo acompañan desde hace 6 meses, terminaron rendidos bajo sus caricias y TaeHyung no pudo evitar la sonrisa que estiró sus labios de corazón por el cálido soporte que ambos le aportan al vacío que dejó la presencia de sus padres en la casa familiar que le cedieron como herencia anticipada para que tuviera independencia.

Aunque disfruta de la soledad, un día de los tantos en que su voz llenaba los espacios de su hogar, comprendió que por su bienestar mental debía dirigir sus palabras a un ser viviente más, que aunque no pudiera darle respuesta sí estaría allí mirándolo fijamente en sus tantas divagaciones al día.

―Se supone que tienen su propia cama donde dormir ―enunció con su suave voz barítono que en lugar de entorpecer el descanso de sus pequeños los arrullo más si es que es posible.

Al verlos tan tranquilos, entre sus dedos índice y pulgar de ambas manos, atrapó una de las patitas de cada uno y con total delicadeza frotó las rosadas almohadillas, al mismo tiempo en que diversos recuerdos arribaron a su mente para distraerlo de la perturbación anterior.

La Anarquía de Psique || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora