Ⅵ: Calidez naciente y destinada

250 27 78
                                    

Si hay algo que TaeHyung disfrute es ir a comprar al mercado lo que necesita para la semana, surtir su despensa de los alimentos que prefiere y que tanto le encanta cocinar, porque es un hecho que su madre le heredó ese encanto por preparar los alimentos e inventar nuevas recetas sin seguir un patrón determinado más que solo el instinto para combinar ciertos ingredientes que tradicionalmente no deberían ir juntos, pero que una vez sean integrados van a crear una sinfonía de sabores únicos.

Por ello le encanta ir temprano para tener tiempo de elegir lo que desea llevar y obtener aquellos que tienen un precio elevado pero que termina siendo la mejor inversión porque de esa manera diversifica sus preparaciones y no se aburre de tener que preparar lo mismo cada día. Es una oportunidad que le agradece a la vida por tener, y a sus padres por haberle dado la posibilidad de convertirse en la persona que es actualmente.

Camina con tranquilidad en medio de la aglomeración de personas que están frente a ciertos puestos en el amplio y largo callejón principal que se bifurca en otros más que están terminando de organizar los productos a la espera de ser comprados. Aun así no hay demasiada gente, lo que le facilita seguir con su canasta en una mano y un par de bolsas en el interior.

Continúa sin prestar atención a los aromas un poco empalagosos de ciertos omegas que cree haber visto ya en ese sector, o eso es lo que cree porque al levantar la mirada y seguir ese instinto básico de su lobo que le susurra sobre la atención ajena en sí mismo, se gira y encuentra una tímida sonrisa que le es dedicada y que corresponde por cortesía pero sin demorar más que unos escasos segundos en retomar su trayecto.

Va añadiendo a sus compras verduras frescas y otras un poco más verdes que va a poder comer al final de la semana, antes de tener que volver a hacer las compras. Disfruta de dejarse llevar por los olores que lo atraen a comprar ciertas legumbres y granos distintos que esa sección especial del mercado ofrece en un costo mayor al habitual que no todos se pueden permitir, así que hace un espacio en la lista mental que lleva para lo que debe comprar y aparta ese destino como el recorrido final.

―No, muchas gracias, ya llevo un par por aquí ―Götz respondió a la joven que está en un puesto de frutas y verduras, cuando ella le ofreció llevar más fresas sin saber que el alfa ya había hecho esa compra más atrás, después de todo es lo primero que TaeHyung siempre asegura comprar de primero en su lista.

Así que tuvo que negarse y cuando recibió una pequeña inclinación en disculpa, no tuvo la voluntad para oponerse a cierto recuerdo que lo impulsó a ayudar a la omega y tener otra variedad de fresas con las cuales preparar el clásico postre que su madre le enseñó. Al ver que ya prácticamente había comprado todo lo indispensable y un poco más de lo que necesitaba, con una pequeña sonrisa que fue admirada por las indiscretas pero fascinadas omegas que como es usual lo ven pasar cada domingo por los puestos del mercado, no pudieron sentirse más encantas por verlo sonreír, pero TaeHyung en esta ocasión no les devolvió la atención; cuando se giró en dirección al último tramo del lugar que le falta por recorrer y así ignorar la excesiva atención que se vuelve molesta cada que lo ven pasar.

Sin embargo, esa incomodidad fue despertada por el afán con el que su lobo lo impulsó a dejarlas de lado y ser fascinado por un llamado que resonó a unos pasos de distancia y que lo hicieron seguir con atención el foco que canalizó todos sus sentidos en la etérea y deslumbrante presencia de JungKook, y aunque lo nombró de la forma genérica y común que puede escucharse a su alrededor, en especial, por las parejas que ese día hay allí, esa voz es inconfundible para él y ese presencia eclipsante su lobo la percibió desde antes y por ello la desconcertante necesidad de retroceder en su avance, cuando se supone que ya habían cruzado por allí hace varios minutos.

Y tal vez, si hubiera seguido el impulso de su instinto hubiera reparado en la fascinante presencia del omega mucho antes.

―Alfa TaeHyung ―exclamó con un poco de timidez por el rápido movimiento de el de cabellos platinados al escuchar su voz y un poco de orgullo que nació del descaro cuando vio a las omegas que no le quitaban la mirada de encima a TaeHyung, girarse a verlo con clara molestia en sus facciones cuando el alfa de aroma a petricor lo miro a él, solamente a él.

La Anarquía de Psique || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora