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[Un mes y medio después]

Las clases terminaron por la noche, me encontraba totalmente exhausto y el agua, en estos momentos, no saciaba mi sed.

— Off, iremos a celebrar el cumpleaños de Ireshi a una discoteca y queríamos saber si deseas venir con nosotras. — Ying se veía tan tímida y sonrojada que me dio demasiada ternura y también, enojo, pues sus "amigas" siempre la enviaban a hacer cosas que ellas no querían hacer por su propia cuenta, como, por ejemplo: pedirme acompañarlas o pedir alguna cita con un chico de la universidad.

— No lo creo, Ying. — le sonreí, aunque este simple gesto me hiciera sentir aún más cansado que antes. — Estoy demasiado cansado y quiero dormir temprano esta noche.

— Pero es viernes, mañana podrás descansar...

— Lo siento, Ying, pero tendré que decir que no en esta ocasión. — ella se sonrojó un poco más, si era posible, y asintió, retirándose tan pronto como pudo.

— No puedo creer que le hayas rechazado una invitación al grupo de chicas más sexys de toda esta promoción. — Kiet se sentó a mi lado, tomando otro sorbo de agua al terminar de "regañarme".

— Pensé que Hathai era la única que te parecía sexy en toda esta promoción.— dije con algo de fastidio.

— Es mi novia, pero eso no impide que reconozca la belleza cuando la vea.

Rodeé los ojos y me coloqué de pie, yendo por mi maleta y mi ropa de cambio.

— No te enojes, Off, solo era una broma.

— Pues el enojado no debería ser yo, sino tu novia. — iba de camino a la salida cuando escuché su risa y aunque Kiet era un buen bailarín, eso no compensaba lo mujeriego que era y lo soberbio que también llegaba a ser en algunas ocasiones.

Salí de la universidad, no sin antes robar un tantito de agua de los bebedores de esta misma.

Iba a caminar hacia la parada de autobuses con las pocas fuerzas que me quedaban cuando de repente vi a Tay. Estaba de pie, viendo algo en su celular y concentrado más en esto que en las personas que estaban caminando a su alrededor.

— ¡Hey! ¿Qué haces aquí? — Tay salió de su mundo y sonrió de inmediato al reconocerme. Chocamos puños en modo de saludo y emprendimos camino hacia el minimarket más cercano para comprar un ramen instantáneo cuando él se ofreció a invitarme uno.

Llegamos al minimarket más cercano a la universidad en unos diez minutos y mientras preparábamos el ramen, me preguntó si había visto a Gun en el último mes y medio.

— Últimamente ha estado evitándome, pero iba a pasarme por su casa este fin de semana para hablar directamente. — me senté en una de las mesas que ofrecía el minimarket para degustar su comida y tomé un gran puñado de los fideos con mis palillos mientras escuchaba atentamente a Tay.

— ¿Entonces no han tenido un día junto en todo este tiempo? — asentí, concentrándome en el sabor de la sopa. — ¿No has visto si algo en su cuerpo ha cambiado?

Comienzo a toser y siento que los fideos saldrán por mi nariz cuando entiendo la explícita referencia.

— S-si estás preguntando sobre el sexo, pues... — Tay se queda completamente callado y sé que posiblemente eso es de lo que quiere hablar.— Gun y yo no hemos tenido intimidad desde hace dos meses, ya casi tres, ¿Por qué? ¿Algo ocurrió?

Tay se queda por un largo rato callado y cuando pensaba seguir degustando de mi ramen, volvió a hablar.

— Hace una semana atrás entré por casualidad al baño cuando él se encontraba dentro... — sus manos se hicieron puños y entonces sentí miedo de lo que pudo encontrar. — él se encontraba encima de la balanza que tenemos en el cuarto de baño y cuando volteo... cuando volteo vi su vientre más hinchado. — Abrí mis ojos en par y tragué grueso. — No soy de esos que se meten en la intimidad de otras parejas, pero se trata de mi hermano y necesito saber si ustedes se cuidaban cada vez que tenían...

— ¡Claro que sí! — grité... pero luego de mirar a Tay, me sentí más pequeño, a pesar de llevarle muchos centímetros más, e inseguro.

— ¿Estás completamente seguro de que ustedes siempre utilizaban un condón? ¿Se aseguraron de que estos no estén rotos?

Mordí mi labio inferior y ya no pude afirmar, pues Gun y yo siempre nos preocupábamos por utilizar protección, pero nunca por saber si estos venían en buen estado.

Tay abrió sus ojos en par y se quedó callado el resto de los minutos que nos quedamos en ese minimarket, aunque, a decir verdad, no fue mucho tiempo, pues ya me encontraba asustado y lo que menos deseaba era comer.

Íbamos a llegar a la parada de autobuses cuando Tay sujetó mi antebrazo. Lo miré de reojo y lo que menos esperé fue un puñetazo en el rostro.

— ¡Eres un maldito! ¡Le has arruinado el futuro! — los gritos de Tay no pasaron desapercibidos para los transeúntes y tampoco para la patrulla nocturna, que al instante nos detuvo y nos advirtió que podríamos pasar la noche en la cárcel si seguíamos causando desorden.

Tay se alejó de mí, pero no sin antes gritarme que me quería ver en su casa mañana, sino de lo contrario, su padre se enteraría de todo.

Mamá se sorprendió al verme y luego de mentirle y decirle que había separado a un par de adolescentes que estaba en una riña, accedió a curarme y aconsejarme.

[♥]

Tenía miedo, demasiado miedo, pero estaba aquí. No podía ser un cobarde y esconderme o decir que tenía muchos trabajos universitarios para no venir, y aunque los tuviera, igualmente vendría, pues necesitaba saber si esto era verdad.

La señora Atthaphan me recibió con una sonrisa de oreja a oreja y me invitó a subir a la habitación de Gun, pues el padre de mi novio no se encontraba y lo mejor era aprovechar el momento.

Subí los escalones con lentitud, casi como no queriendo hacerlo, y golpeé la puerta como si tampoco quisiera ver a mi novio.

— ¿Quién es? — escuché y aunque quisiera reírme por lo ridículo que sonaba, me puse a pensar y a pensar, hasta caí en cuenta de que esto no era normal.

— Necesitamos hablar, Gun.

Se escuchó un largo silencio y aunque quise volver a golpear la puerta, no fue necesario, pues esta se abrió. Gun se aferró a la puerta y me dejó pasar, para luego cerrar con seguro.

Miré toda su habitación y aunque esta debería encontrarse ordenada y limpia, casi como siempre lo estuvo, ahora se encontraba con muchas envolturas de snacks y alguno que otro pote de helado.

— Se ve que tienes mucha hambre, cariño. — me di media vuelta, esperando abrazarlo, pero cuando vi de cuerpo completo a Gun casi me siento desmayar, pues tenía puesto una de las poleras de Tay y uno de sus pantalones también... como queriendo esconder algo obvio, pues esas ropas le quedaban demasiado grandes.

Pequeño ✿ OffGunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora