Capitulo 23

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Los días y las noches comenzaron a pasar sin mostrar algún tipo de señal de que la señorita Maximoff tuviera intentos de despertar. Las horas y semanas también hicieron lo suyo, pasaron sin tener un grano de compasión. Sin importar que hayan transcurrido cinco meses, la vida de aquellos que la aman y están pendientes de la hermosa castaña que yace en esa cama hospitalaria, cambió. Su hermana Kate no perdía detalle de su hermana menor, siempre que la revisaba acariciaba su cabello y le susurraba al oído que estaban esperando por ella. Tenía la experiencia de tratar ese tipo de casos, era parte de su difícil trabajo, pero una cosa era verlo desde afuera con los familiares y otra cosa tener que vivirlo en carne propia con su propia sangre.

Existían días en que se encerraba en una habitación de descanso a llorar, se sentía tan destruida por dentro, verla así sin escucharla decir su nombre o insultarla a forma de broma. La extrañaba, porque rayos, ella ama con todo su ser a su hermana menor, recordaba algunos recuerdos, valga la redundancia, de su infancia juntas y como cara se había caído de la bicicleta al tratar de aprender por sí sola haciéndose la cicatriz que tiene cerca de su ceja izquierda. Respiraba profundo antes de que cualquier colega suyo la viera y salía de la habitación para informar si era posible a cada hora de lo que sería su estado. Habían noches en que se turnaban para amanecer junto a la señorita Maximoff, teniendo confianza de que no iban a ser retirados de la habitación, esa era la pequeña ventaja de que la señorita Romanoff fuera su novia. Crearon una especie de horario para que todos tuvieran esa oportunidad, así evitaban algún posible disgusto. La notaban delgada y con tez pálida debido a su estado, sin embargo, al menos le daban gracias a Dios de que siguiera con vida, en coma, pero con vida.

Sus padres se quedaban en su departamento habían rechazado la oferta de su hija mayor de quedarse con su pequeña familia Maximoff-Belova, porque sí, no quisieron perder mucho más tiempo para comenzar a vivir juntas, la rechazaron no por nada malo sino porque no querían incomodar y de cierta manera, estarían más cercanos a sentirla. Al principio les fue difícil saber que toda la esencia de su hija menor se encontraba en todo ese lugar al cruzar por primera vez el umbral de la puerta. A veces Eleanor no se contenía, lloraba abrazando alguna prenda de la misma hasta quedarse dormida de tanto hacerlo, tampoco le hacía mucha gracia alimentarse sintiéndose egoísta de saber que ella si podía hacerlo, pero su pequeña hija no más que por suero o a través de una sonda. En cambio Derek trataba de llorar muy poco para enfocarse en darle la fuerza necesaria a su esposa para que siguiera adelante, porque su corazón de padre le dice que despertará, en el momento más inesperado lo hará, por eso mantenía su fe y esperanza en lo más alto que podía.

En la misma condición que la señora Maximoff se encuentra Natasha, cada vez prestaba menos atención al horario de sus comidas. Se sumergía como siempre en su trabajo, solo prestaba suma importancia a a ir puntual a las visitas que tenía con su novia. Se lamentaba reiteradas veces al sentir la presencia de sus recuerdos, aquellos en donde ella la alejó por su orgullo herido tras la muerte de su hermano mayor, donde ni siquiera la buscó hasta perder casi por completo su comunicación, todo ese lapso de tiempo que perdió pudo haber estado con la CEO Maximoff siendo felices juntas hasta un noviazgo más temprano. Le dolía y lloraba en el silencio de su oficina bebiendo whisky tratando de camuflar su pesar con el alcohol, hasta darse cuenta que su amor por ella iba en aumento. Aunque los amigos del amor de su vida, que también se convirtieron en los suyos, no la dejaban sola ni caer ni rendirse pidiendo que luchara por Wanda, mucho menos la CFO Belova, que es su hermana de corazón, tampoco sus suegros y su padre. Al final se dio la oportunidad de abrirse con él y dejándolo estar en su vida, la ayudó mucho el imaginarse escuchar a la ojiazul decirle que lo intentara y que no tuviera miedo de recibir el afecto del señor Romanoff. Pasan un tiempo juntos ayudando al señor Jones y a la oficial Foster, a la vez que intentaban recuperar un poco el tiempo perdido que no iba a volver jamás, eran conscientes de ello.

Cuestion de amor | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora