Cap 12 "Ella no solo te gusta a ti"

37 4 0
                                    

Harvey

De nada había servido todo eso de " perdonar los errores de las personas" que tanto me había recalcado mi padre.

Lo intenté, de verdad intenté amoldarme a ella, a sentirla, a comprenderla pero simplemente con aquella mujer no funcionó.

¿Cómo había de funcionar si jamás estuvo conmigo?¿ Cómo querer a alguien que siquiera te quiso?...

Cuando ella se fue, yo era solo un niño y papá ... Bueno... Papá era papá y tenía que hacer cosas de Mamá.

No reprocho todo lo que el hizo por mí para hacer su papel, realmente lo agradezco porque ese señor de bigotes con una pipa en la boca, es mucho más fuerte que yo que lo finjo.

A pesar de que él hacía lo posible por estar conmigo en cada momento el trabajo consumía gran parte de su tiempo, al principio me costó acostumbrarme, después ya lo había aceptado.

Pasé muchos momentos vacios durante mi infancia, en especial en los cumpleaños. Pasaba cada maldito cumpleaños solo, por esa razón odio ese día aunque con la llegada de mi mejor amigo habían nuevos cumpleaños.

Él trataba de hacerme el día alegre pero era en vano, yo lo odiaba.

Cada 20 de Marzo de cada año, era un día triste para mí. Un día que no quería recordar que había nacido porque fue el día en el que esa mujer se alejó sin más de mi vida.

Era el único día en el que realmente, sentía que el mundo se me venia abajo. Por esa razón, jamás me emocionó el día de mi cumpleaños, solo era una maldito día común y corriente como todos los demás.

Un día gris con un pincel que pintaba todo de oscuridad.

Fui al despacho y tomé la Honda CBR 250R que me había regalado mi mejor amigo por mi cumpleaños número dieciocho.

Le insistí que no podía aceptarla, aún así, la dejó aquí y jamás la había utilizado, no hasta ahora.

Saldría temprano de casa para tener un espacio en la escuela para escuchar música, una acción que hacía la mayor parte del tiempo.

Una hora después...

Como era de saberse, evangeline estaba sentada leyendo un libro con sus audífonos puestos. Pasé al lado de ella pero no hizo movimiento alguno para dirigirme la palabra...

Entonces recordé todo lo que le había dicho ayer.

MIERDA.

La había cagado, fui un idiota al decirle todas esas cosas de mala forma. Ella solo quería ayudar y la alejé como a todos. Estaba molesta y con obvias razones.

Coloqué mi morral en la silla y me senté en ella al tiempo que ponía mis audífonos para escuchar música. Estiré mis pies en dirección a su pupitre, pero ella hizo caso omiso.

Me estaba ignorando, y me dolía.

Lo siento—susurré cerca de su oído libre— De verdad.

Dudó en responder.

—De todos modos no era mi asunto. - respondió con voz gélida, levantándose de su puesto.

— Lo digo en serio— suspiré sosteniendola de la muñeca para detenerla.

—No tienes que pedir disculpas por algo que realmente me gané por estar pendiente a tus cosas. —recalcó mirando que su muñeca estaba roja— suéltame, me lastimas-—insistió con voz temblorosa.

— ¿No entendiste, Jones? ¡ Que la sueltes! — gritó Taylor entrando pacifimente por la puerta para ponerse en dirección opuesta al tablero. 

De modo que quedó al otro lado de ella.

—Sueltala—ordenó jalando su otra muñeca, acercándolo a él.

— No.—Manifesté apretando aún más fuerte la muñeca de Eva, tanto que mis dedos se estaban empezando a marcar en su piel. — No te metas.-—dije jalando a Eva para mi lado.

—No eres el único que tiene los ojos puestos en ella—estableció en tono hostil sin despegar su mirada de la mia.

Ella parecía la marioneta de los dos.

—El que me guste o no, no es tu asunto.

—No sé cómo estás acostumbrado a llevar las cosas pero sí o sí, es mi asunto por tratarse de ella.

Me sentí extrañamente enojado. Podía sentir como mi mandíbula se tensaba, mi sangre hervía por dentro.

Eso era una advertencia, ella le gustaba e iba  a ser un problema para mí...

Debía estar acostumbrado, quien no se fijaría en una chica como ella en un mundo como el de ahora.

Chicas como ella, eran escasas de encontrar.

—¡Ya basta! — gruñó ella soltandose de ambos. —Vayanse al demonio toditos dos ¿Cómo pueden comportarse de esta manera por amor a Dios?—sentenció— Soy humana no un muñeco de trapo— señaló enfadada apuntandonos a ambos con una mano en la cintura y con su dedo índice en en dirección a nosotros—¿ Acaso ustedes me van a comprar el menticol para el dolor en ambos brazos por estar con ese tire que jala? ¿ Ah?

Estaba cabreada.

Daba miedo.

—No es para tanto— expresé rodando los ojos.

Groso error.

— ¿Qué no es para tanto? —dijo sobresaltada, lucia tierna enojada.— A ver, ven y hago lo mismo que ustedes dos para ver si les van a gustar — alegó acercándose a mí para jalarme del brazo.

El intento no dió resultado, no pudo con ambos.

***
Las clases habían finalizado y el día estaba un poco espeso por el clima. El cielo estaba nublado y con una aparente amenaza de lluvia.

El incidente de esta mañana no me ayudó en mucho con geline, por lo que. seguía ignorandome y evitandome.

Las clases transcurrieron como de costumbre pero yo solo pensaba en las palabras que había dicho Taylor sobre ella.

Se me había quedado en la mente la posibilidad de tener que competir nuevamente por la atención de una chica así que no le di mucha importancia a las clase porque alguien estaba en mis pensamientos.

Evangeline Meins Dellacrose, la chica más inteligente, interesante , dinamita e inquieta que había conocido.

Era una chica que conocí con el corazón roto y que ayude un poco a sanar. No sé si aún tenga esa punzada allí, pero...

Por lo menos, ya no piensa en eso y ahora piensa en las cosas que le hago.

Que es mucho mejor que verla llorar.

¿ Cómo lo sé?

Ella es tan predecible.

Y yo tan buen lector.

El que no me viera con un libro en la mano no significaba que no leyera.
Al igual que ella también era lector y uno muy bueno. La diferencia era que  leía personas.

El amor no acaba con la ruptura de tu primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora