Epílogo

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Al cruzar el portal, Alan se encontró en un lugar muy brillante, como si el sol lo iluminara directamente. En primera instancia pensó que se trataba de una habitación gigante, pero cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, se dio cuenta de que se equivocaba. El lugar era inmenso, y no importaba hacia donde mirara Alan, no distinguía nada en el horizonte. Lo único resaltable era el suelo, de un brillo dorado que recordaba al oro.

— ¿Cuphead? ¿Mugman?

No hubo respuesta. El chico se encontraba completamente solo.

— ¿¡Hola!? ¿¡Hay alguien!?

El eco fue la única respuesta que tuvo.

Un profundo miedo invadió al muchacho, y comenzó a correr desesperado por el lugar. De vez en cuando emitía fuertes gritos, tratando de llamar a alguien, pero la zona seguía tan desierta como cuando apareció.

— ¿¡En donde rayos estoy!?

— Te voy a pedir de que te calmes.

Alan se detuvo ante la extraña voz que hablaba a sus espaldas. Cuando se dio vuelta, un extraño ser se levantaba enfrente de sus ojos. Su cuerpo estaba formado por una especie de energía que liberaba una fuerte luz blanca, y en el lugar de sus ojos solo había dos marcas negras. La inesperada presencia lo hizo caer de espaldas.

— ¿Qué...? ¿Quién...? ¿Quién eres?

La entidad enfrente del humano no reaccionó de modo alguno, o al menos así lo percibió Alan.

— No necesitas saber eso, y honestamente tampoco te servirá de nada. ¿Sabes? Tal vez deberías haberle puesto más atención al esqueleto.

El tono irónico en las palabras de la entidad confundía al humano. Trató de recordar las palabras de Sans, pero no logró entender a cuales se refería.

— ¿Nada? Creo que entiendo eso. Yo soy el Vigilante, y digamos que necesito que hagas algo por mí.

Alan se puso de pie, y recordó las palabras del esqueleto haciendo alusión a una misión en particular. El chico suspiró, cansado.

— Oye, tú... Vigilante. Yo...

Las palabras no lograban salir de su boca. Sus pensamientos eran fugaces y estaban enrarecidos, y trataba inútilmente de ordenar sus ideas.

— No creo que sea capaz de... Ya sabes... O no...

El Vigilante se acercó unos pasos hacia el muchacho, quien retrocedió asustado.

— Sientes que no puedes hacerlo, ¿verdad?

Alan se aclaró la garganta.

— Creo que ya lo sabes, pero en todo esto que ha pasado, solo he huido y me he escondido. No puedo pelear, y no tengo poderes como... eh...

— ¿Las tazas?

— O el esqueleto, o incluso la masa amorfa negra. Todos son criaturas con habilidades especiales, y yo... Yo solo quiero volver a casa.

El Vigilante se mantuvo en silencio unos segundos.

— Eso es realmente comprensible, pero no te preocupes. Volverás con los tuyos, a su tiempo. Lo que yo necesito es que hagas algo por mí. Es algo simple y realmente más sencillo de lo que crees.

El chico solo lo miró extrañado.

— Hay alguien en particular en quien tengo mucho interés, y necesito que lo convenzas de que me ayude.

El muchacho sacudió su cabeza.

— ¿Por qué esta persona me haría el más mínimo caso? ¡Ni siquiera lo conozco!

Por respuesta, un fuerte alarido que recordaba a una risa provino del Vigilante.

— Oh, niño, aún no lo entiendes. Estas más relacionado con él de lo que crees. Solo espera, y lo verás.







Wow... No sé qué más pueda decir. Ha sido un camino jodidamente largo, y tal vez algún día sea capaz de revelar lo complejo que fue iniciar esta historia. Las anécdotas, las versiones eliminadas... Tampoco aseguro que esta versión sea la final, probablemente CROSSOVER tenga que pasar por revisiones futuras, aunque no prometo nada. Pero lo más importante, es que la aventura no termina. Estoy emocionado por ver en como conecta todo. Y para usted, mi querido lector que llego hasta aquí, le quiero preguntar: ¿estás listo para lo que viene ahora?

PD: Intenten adivinar en que historia continúa esta trama.

CROSSOVER: Mundos de juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora