Capítulo 3

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Me sentí turbado por como esos ojos tan azules me escudriñaban.

Jamás en mi corta vida me había sentido tan turbado y más aún con él. Él era mi yo. Como si fuera un clon de sombra pero mas maduro, adulto..... Y debía admitir que me veía apuesto. Mi cabello estaba un poco más largo, mi flequillo estaban más acomodados. Y ya no usaba mi bandana.

Eso significaba que ya era Shinobi de un rango alto.

Habré pasado todas las pruebas y viajado a muchas partes como para ser pareja de una Hokague, que para más colmo era mi compañera de equipo y posiblemente tenga hijos.

Esto último ya sería el fin del mundo. Me rehusaba a esa idea.

-entren. Están en su casa-dijo él cuando todos nos habíamos quedado como estatua en el umbral de la entrada. Entrar a esta mansión fue como un sueño.

Era obvio que iba a tener un....

-puedes poner a Sarada en el sofá. -le dijo a Iwabe, quien con mucho cuidado la recostó suavemente en el sofá. Y yo me acerqué. Estaba pálida, y su respiración era agitada

-lo siento-dije en un otro y buscábamos la manera de solucionarlo. Pero esto no tenía solución.

Volvi a la realidad cuando él se acercó y coloco las cosas en la mesa de vidrio que había en el medio del salón.

-haz que tome el medicamento. Por ahora siéntate en casa.

Su mirada revoloteó hacia la mano que tenía entrelazada con la de ella y me enseñó una sonrisa ladina.

-estás progresando.

Rápidamente quite mi mano y me levanté, apretando mis puños. ¿Que decía...?

-eso no te incumbe

Alzó una ceja

-¿No? Te recuerdo que estás en el futuro y casado con ella.

-no me importa.... Ella, ella y yo no.....

-¿Puede ser posible? Con el paso del tiempo cambias.

Despues se fue. Y yo volví a agacharme para observar si estaba mejor. Creo que no iba a despertar hoy

Cuando le iba a tocar la frente, algo más llamó mi atención y llevé mis ojos al ser que estaba justo al frente de mi y se acercaba.

El silencio se materializó en el ambiente de tal forma que casi se podia tocar. El eco de mi cabeza solo decía una palabra ante semejante persona que estaba allí. Algo vibró contra mis tímpanos, intentando calar en mi cabeza hasta que de pronto, dijo:

-¿Papá?-se me cortó la respiración.
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No tenía la más remota idea de encontrarme con ese niño que apenas parecía ser una copia entre Sarada y yo.

Aquello provocó algo dentro de mi pecho

Olvide como respirar. Las paredes se me echaban encima, me sentí desesperado, pesado.... No podía articular ni una palabra, y cuando se acercó yo solo me levanté de un salto y retrocedi.

¿Por qué?. ¿Por qué ahora me pasa esto....?

Negué con la cabeza y lo mire. Su rostro parecía preocupado.

No..... No lo era.... No podía serlo.... ¿Verdad?. Torci el gesto y trataba de caminar hacia mi dirección hasta que grité.

Provocando un escándalo y con eso desperté a Sarada quien absorta estaba con los ojos en blanco.

el viaje inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora