Prólogo.

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Psiquiatra: ...Ahora dame tu presentación, como si no me conocieras, como si fuera nuestra primera lección psicológica. Pero ahora con los aprendizajes que has aprendido en todas nuestras lecciones.
Edgar: Okey. Hola, soy Edgar, vivo en New York, Estados Unidos. Desde pequeño me ha gustado ser abogado, y ahora podré cumplir mi sueño. Soy muy introvertido a la hora de estar en personas. Soy bueno con mis clientes, y eh ayudado mucho a esas personas inocentes, aunque también me he topado con personas que en verdad si son responsables de dichos actos ilegales. Y pues voy con mi psiquiatra preferido (Ríe)
Psiquiatra: Muy bien (Ríe), y ¿Todavía quieres tener pareja?
Edgar: Sí, pero no encuentro el indicado.
Psiquiatra: Eso es bueno, hace unas semanas ya no querías tener pareja, ni nada en el mundo, y mírate, ahora estás cumpliendo tus sueños, te puedes comunicar muy bien con tus clientes.
Edgar: Eso sí, puedo comunicarme y salvar a personas inocentes, pero eso sí, no puedo a salvar a personas culpables.
Psiquiatra: (Ríe). Bueno, creo que está va a ser nuestra última lección, ya no me necesitas. Adiós.
Edgar: (Se sorprende) Oh, ¿Enserio?
Psiquiatra: Solo faltaba tu vida de amor, pero allá afuera está ese amor, no aquí. Por eso ya acabamos nuestras lecciones.
Edgar: Bueno, ¡Gracias por todo! (Le da un abrazo) Adiós.
Psiquiatra: Adiós, mi queridísimo Edgar.
Edgar: Adiós, que te vaya bien (Sale de la habitación).
Psiquiatra: ¡Igualmente!

Así que Edgar se dirigió a su departamento.

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