capítulo 4.

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Taehyung y su batallón arribaron al campamento militar el 10 de febrero de 1994, para ese momento, el ejército americano en aquella área ya se había diezmado, los ánimos estaban por los suelos, la comida era escasa y el cansancio en todos eran aún más notorio.

Entre todo lo malo que podía estar pasando, Taehyung se sentía feliz porque podría ver a Hoseok de nuevo, habían pasado tres meses desde la última vez, el castaño había subido rápidamente, ahora era un teniente coronel y el hombre más importe de ese campamento.

Desafortunadamente no podía decir que las cosas iban bien, la ciudad a la que llegaron estaba completamente destruida, solo había ruinas y uno que otro edificio estaba en pie, el suministro de agua era mínimo, empezaba a hacer calor y con ello las enfermedades estaban a la orden del día, pese a ello, aquello no era lo peor, si no el fétido olor que provenía de las afueras de la ciudad, ahí estaban las fosas comunes, donde lamentablemente miles de soldados habían encontrado paz eterna.

El herdor había hecho los ojos de Taehyung lagrimear el primer día, pero tras estar tres días ahí, su nariz había logrado acostumbrarse un poco.

Durante los tres días que había estado en esa ciudad había buscado a Hoseok, pero el teniente Coronel era difícil de encontrar, en cambió, había encontrado a su paso un sin fin de rumores, donde el protagonista era el castaño, pero no el que recordaba,si no uno cruel y despiadado.

Una de sus actividades menos favoritas era recolectar las pertenencias de los soldados caídos, no se sentía bien al tener que urgar entre las cosas ajenas para encontrar un poco de la humanidad que la guerra les había quitado, pero sin duda prefería aquello a estar en el frente, a sus oídos habían llegado historias escalofriantes de lo que los alemanes les hacían a las personas en los campos de concentración, Taehyung rezaba cada noche a cualquier dios porque se apiadara de las almas de aquella pobre gente que moría a cada minuto sin razón alguna.

Aquello le daba fuerzas cada día, él pensar que el arriesgar su vida era con un fin, cada vez que temblaba de miedo recordaba que había gente inocente que dependía de él y de las valorables acciones de todos sus compañeros, se sentía bendecido por estar en ese lado de la situación, pero también, con una gran responsabilidad; con las piernas pesadas, las manos cayosas, el cabello sucio y el corazón destrozado, dormía cada noche esperando que al despertar todo fuera una pesadilla, pero al día siguiente, la realidad solía abofetearlo con guante de hierro, dejándolo un día más en el infierno en la tierra.

— fue un mes después de que el soldado Kim Taehyung llegó a tierras romanas que su suerte cambió de poco, él, junto un chico de nombre Park Jimin fueron llamados por un sargento para llevarlos al centro de la ciudad, donde se encontraba el centro de mando del pelotón.

—¿ahí se encontró con Hoseok?— preguntó una chica, su voz sonaba joven pero interesada, a esa altura del relato las personas se encontraban pegadas a su asiento, rogando por no perderse ni un solo detalle de aquella historia.

—si.— respondió con una pequeña sonrisa.— el tan ansiado encuentro se dio en esa época, pero como todo el la guerra nada fue fácil, ni bueno, ni como uno planeaba.

¿Cuantos de ustedes  creen que perderían su humanidad,antes de perder la vida?.— la sala, justo como un momento atrás, permaneció en completo silencio.

—Soy el sargento klaus, este será su dormitorio ahora.— un hombre con un uniforme limpio y algunas placas sobre su pecho, llevo a Taehyung y a Jimin a una tienda en el centro, hasta ahora, Taehyung había permanecido a las afueras de la ciudad, donde todo era más sucio, menos habitado y con condiciones de vida más precarias.— sobre cada catre hay dos cambios de uniforme, pueden ducharse una vez cada cuatro días y lavar su uniforme una vez cada siete, desde ahora tendrán una porción de alimento del doble, no salgan de la zona cercada, los edificios tienen fugas de gas y podrían explotar a cada momento, su empleo comienza a las cinco de la mañana y termina cuando sus superiores lo ordenan.

Cuando la lluvia cese.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora