Título: Adicciones
Categoría: Amor platónico (casi wincest xD)
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En este mundo nadie estaba libre de ser independiente de algo, y algunas veces las personas llegaban a tal punto en el que se convertían en esclavos de impulsos o sustancias, arrastrándose y suplicando por una gota para sentirse grandes en sus vidas, pero en cambio se queman como estrellas fugaces.
Había sido un gran shock enterarse que su hermano menor, la persona más importante de su vida era un adicto a nada más y nada menos que a la sangre de demonio. Al su hermano meterse esa porquería en el cuerpo se arriesgaba a convertirse en lo que ellos cazaban. Desde el primer momento en que habían aprendido todo lo relacionado con el mundo sobrenatural se les había enseñado como regla de oro que los demonios eran escoria y que tenían que ser eliminados a como diera lugar, no sentarse a beber su sangre como si fuese la vitamina del día.
La adicción de Sam era desastrosa a tal punto que un par de ángeles le querían erradicado de este mundo. Y hablando de ángeles, esos tampoco estaban lejos de las adicciones. Cuando el jinete del hambre apareció y desató el hambre de cada persona en esa ciudad no solamente se refería al hambre literalmente, sino a cualquier impulso que gobernarse sus vidas hasta el punto de destruirlos, lo mismo que hacia un buen subido de drogas.
Castiel, o más bien Jimmy, había sucumbido ante su hambre. Jimmy y Castiel al final terminaban siendo uno, sus hilos se conectaban para mantenerse cohabitando, así que al final Castiel, un soldado del cielo acostumbrado a seguir órdenes sin protestas se vio poniendo de lado la misión y arrodillándose ante un plato de carne.
Dean tenía muy en claro cuál era la adicción que movía a su padre. El gran John Winchester era movido por la venganza que más allá de ser un sentimiento se había convertido en una adicción por el ritmo y la desesperación con la que la buscaba.
John había descuidado a sus hijos, les había mentido mientras vivía otra vida, una vida donde se engañaba a si mismo pensando que era simplemente un hombre común que no se acostaba ni levantaba pensando en la venganza.
Recientemente Dean había estado reflexionando sobre el asunto de las adicciones gracias a un panfleto que le había sido entregado por una monja en la calle. Lo curioso fue que esta vez no había roto el papel como siempre hacía cada que le entregaban cosas así. No, está vez se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta y cuando Sam se encontraba afuera en la biblioteca fue que lo leyó.
Dean recordó el suceso con el jinete del hambre y como su poder afectó a cualquier persona en esa ciudad. Bueno, a cualquier persona excepto a él.
Tal y como le había dicho a Castiel, si él quería comer comía, si quería beber bebía, si quería follar se conseguía una chica y follaba. Así de simple, sin arrepentimientos, sin vergüenzas o culpas.
También había pensado que sus adicciones eran la adrenalina y el peligro, porque siempre las buscaba y nunca podía tener suficiente de ellas, pero no, eso tampoco era. Dean no podía creer que hubiese una persona sobre este mundo que no se inclinase ante un impulso de tales magnitudes y si así fuese el caso seguramente esa persona buena y sin ataduras no sería él.
Después de un rato el tema quedó catapultado en lo más profundo de su memoria y el folleto en el fondo del bote de la basura al lado de la cama.
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Fue hasta años después, viendo una lluvia de ángeles expulsados de su hogar, que Dean comprendió cuál era su adicción.
«…a pesar de saber las consecuencias negativas que producen. Entre otras cosas, modifican el funcionamiento del cerebro y su estructura, provocando conductas peligrosas»
Su adicción no era a las drogas, o el alcohol, ni a la comida u juegos de azar, sexo, etc. La suya era de conducta, codependencia.
Más de una vez se les había acusado de ser codependientes. Y he allí su veneno favorito, Sam era su talón de Aquiles, el soplo de vida en su alma muerta.
Con tal de proteger a Sam y tenerlo en su vida, Dean era capaz de inscribirse en las conductas más peligrosas y menos sanas de la vida.
Sam era su sustancia ilegal y al perderla por primera vez en el juego macabro de Azazel se vio en la desesperación de vender su alma con tal de tenerle un año a su lado. Y mientras estuvo en el infierno le llevó todo el tiempo en su mente.
Pero ahora, con tal de no perder a su chico era capaz de sacrificar a toda la humanidad. Al no permitir que Sam cerrase el infierno de forma definitiva estaba permitiendo que ocurriesen a futuro posesiones, muertes y muchas tragedias.
Dean le estaba dando la espalda a la humanidad con tal ser feliz. Claro que esa felicidad no duraría como sucede con cualquier buena droga, pero mientras los niveles de dopamina se mantengan elevados gracias a la sonrisa de su hermano menor, Dean sabía que cometería uno y mil actos egoístas que quemarían este mundo, sin embargo, él se pararía sobre esos miles de cadáveres y sonreiría porque el resultado era más que justo.
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Gracias por leer.
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Semana Wincest
Fiksi PenggemarComo su nombre lo indica esto es una semana de sabrosura y dolor emocional. Una historia por día, a continuación les dejo la temática (que yo elegí) por día. Día 1: Muerte Día 2: Magia Día 3: Adicciones Día 4: Hanahaki Día 5: Marcas Día 6: Almas ge...