Nace un nuevo Batman

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Tardamos un año y medio en reencontrarnos, lo cierto es que, entre misiones de los titanes y tus propios objetivos, poco tiempo quedaba para rescatar lo poco y nada que quedaba de nuestra quebrada amistad, eras un completo desconocido que se paseaba con una capa roja por los cielos de distintas ciudades, sin pies ni cabeza, a mi parecer, errático, sin una guía.

Jay no se parece en nada a lo que era la gloriosa Lois Lane, fuerte y elegante, de cuna simple, pero personalidad perseverante, tu madre siempre ha sido mucho más de lo que jamás tu novio podría ser, pero en aquello no había pertenencia de opinión para mí, yo no podía opinar de tu relación, ni siquiera puedo ser considerado tu amigo.

—Dami ¿Qué ocurre? — ¿Cuántas veces había escuchado ya esa pregunta de los labios de Grayson? A pesar de los años, seguía siendo un hermano protector para todos nosotros, cerré los ojos y tomé aire, negando por un momento y agitando la mano, era la señal de que me dolía la cabeza, que necesitaba estar solo, pero nada estaba más lejano de aquello, estaba abrumado por dolor, dolor que había heredado junto con un manto oscuro que ahora cubría mi cuerpo todas las noches, el paso de los 16 a los 17 había sido tormentoso para mi cuerpo, paso a paso me convertía en la figura de mi padre en carne de otro color.

Los pasos de mi hermano solo se perdieron en la lejanía de la cueva, dejándome finalmente en silencio.

No había nada más tormentoso para mí que tener que observarte a la cara, porque apenas podía aguantar las náuseas de la ansiedad y aunque mi corazón no palpite distinto, mis órganos se retuercen con cada palabra que salga de tu boca.

Parecía cruel ver tu rostro nuevamente con un atardecer confuso entre la lluvia y el sol, rayos de luz que parecían celestiales se asomaban a nuestras espaldas, pensé que no había ninguna otra escena mejor para ti, porque no sabes a donde ir, tus ideas se ensombrecen, no tienes nadie que te guíe, joven, inexperto, justo como yo, pero sin la comprensión que desde mi nacimiento se me inculcó, la disciplina la has perdido y yo no fui capaz de otorgártela por completo.

¿Hubiera esa sido mi misión destinada interrumpida? ¿Podré descansar en paz si es así el día de mañana?

—Hola Superman...—La vista en alto jamás me pareció tan humillante, observar a un dios en la tierra, yo solo un miserable humano, el nombre acotaba muchas cosas sobre su persona, sobre lo que era Jon, sobre lo que ambos estaban de distanciados y ahora comprendía el por qué su padre se había apartado de aquella vida, porque, aunque sabía su padre adoraba a Clark, aquel peso siempre estaba junto a él, lastimándolo, haciéndolo sufrir, lo entendía, ahora lo hacía y lo lamentaba mucho.

—Hola Batman—Murmuró con la vista cansada, se lo que sientes, se el peso que está sobre tus hombros, porque si bien para mi eres un peso en los hombros, para ti lo es el mundo entero, peligros en el mundo entero ¿Cuántas veces has querido venir a pedirme esto?

Sabías que no aceptaría por ello tardaste tanto tiempo, pero yo dejé de dormir demasiado tiempo y ya no tengo deseos de perder el sueño pensándote día y noche, tampoco tengo intenciones de ayudarte, por que aun... soy demasiado inexperto.

—Vine a rechazarte en persona, sé que no quieres una negativa de mi parte, pero te prometo sumarme en el momento que se me necesite de forma importante, ofreceré mi ayuda, la que pueda—Mi voz salió fría, no había necesidad de ser alguien distinto a Batman en aquel momento, sé que aquello impactó distinto en ti, nunca habías visto mi propia encarnación del murciélago de Gotham, pero honraría a mi padre como pudiera y aquel era el camino que había escogido a seguir.

Tengo que hacerlo bien.

—Lo siento mucho Jonathan... —Fue el murmullo que dejé escapar con un suave suspiro, no tenía por qué ser completamente inhumano contigo, no eras un villano al cual enfrentar, pero cada una de tus acciones habían sido peores que cualquier puñalada de ellos.

—Otra vez, las mismas palabras ¿Qué quieres decir con eso, D? — Se que no lo entiendes, lo sé, por eso lo siento mucho, yo no tengo las palabras, Jon, si las tuviera te las daría, porque eres importante, tanto que duele, pero en el pasado quedó todo.

—Porque es verdad, lo lamento mucho — Mis palabras volvieron a repetirse, cuando te acercaste no pude evitar sostenerte la mirada, mi orgullo no me permitía apartarla, la máscara jamás había sido un impedimento, pero ahora parecía estorbar la conversación que se avecinaba y con dos pasos atrás, me animé a retirar lo que siempre me cubrió, pero que ahora hacía ver mis ojos diciendo la verdad, lo siento por esto también, Jonathan, lo siento mucho.

—Desde que ocurrió... nunca volviste a ser el mismo, quiero a mi mejor amigo de vuelta—Tu rostro se vio deformado por la angustia, el mío estaba cubierto de decisión, sabía bien que decirte, porque tenía mi propia respuesta, sé que no buscabas una, no preguntaste, pero siempre has sido de los que necesitan ayuda ¿no?

Eso no ha cambiado.

—Porque solo eres alguien a quien solía conocer, J ... Solo eres eso, MI Jonathan está muerto, Superman. El Jonathan que yo conocía se emocionaba por misiones pequeñas y esperaba tener una infancia tranquila y feliz, ese Jonathan, el que era mi mejor amigo, no pensaba en tener novios o novias, pensaba en salvar al mundo, pensaba en jugar video juegos, en reír cada día... MI Jonathan—Mi voz era calma, aunque temblorosa, afectado, golpeando mi pecho finalmente para dar un paso adelante, hacia tu rostro, con decisión, con enojo en los ojos, sabía que lo veías, sabía que lo sentías, todo mi dolor.

—Ya no existe más, ya no juega, ya no sonríe y si lo hace, lo demuestra con una persona de forma individual y no al mundo... Eres un dios sin rumbo, Jon y en parte es mi culpa, lo siento, pero no iré, porque yo si tengo rumbo...—La voz se cortó, tu rostro era un poema, lo sabías, lo había pensado demasiado, pero yo tenía razón, tu dolor es mío también, pero yo lo noté mucho antes, yo lo sabía.

—Siempre estuve aquí, Dami...

—Pero cambiaste... Ya no somos niños, Jon, tu mucho menos, solo tengo 17, pero créeme, con ser Batman me basta, el traje del caballero de la noche es más pesado y soy tan inexperto, yo no soy como padre, al menos no aun, Jon, yo no puedo cambiar como tu—Te acercaste a tomar mis brazos, querías que me detuviera, querías que dejara de hablar y yo tenía la boca seca, nunca había dicho tantas palabras juntas, las juntas de empresa solo me limitaba a decir lo poco que quería, no daba charlas, ni discursos, solo ordenes, quizás padre no lo aprobaría, pero aprender era lo importante y todo lo que surgiera de allí sería mi culpa, solo mía.

Retrocedí un paso, apartando tus manos y alejando la mirada, no había nada que hacer allí, no había nada más, ya no hay nada, no somos amigos, solo conocidos, solo tenemos recuerdos juntos, de un pasado para mi tan cercano y para ti tan lejano, la máscara volvió a caer sobre mi vista y un suspiro escapó de mis labios y con el todo el peso de las emociones que habían abandonado mi ser en solo un instante, estaba calmo, más sereno que nunca, los ojos cerrados pensando en prácticamente nada.

—Quiero empezar de nuevo...—te escuché decir cuando ya me encontraba caminando en dirección contraria a la de tu figura, podía ser que ahora tuvieras los pies sobre el cemento, pero sabía que tu alma estaba en otro lado.

—Entonces esfuérzate, Superman...—No tenía nada más que decirte.

Nada más...

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Un saludo muy grande para los que siguen esta historia

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Un saludo muy grande para los que siguen esta historia.

Sana.

Jondami / Escritos de un nuevo BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora