Jondami / Escritos de un nuevo Batman

Palabras pendientes

Las horas pasaban lentas, la luna poco a poco, realizaba su paso por el manto nocturno, con esto el cielo cambiaban de color a medida que el sol procuraba hacerse notar en estelar sabana que les cubría, las sombras sobre los tejados de Gotham aquella noche hacían saber que la familia del murciélago se encontraba en movimiento y muy bien acompañados, las piezas se movían en el tablero en una acción de rescate, una que muchas veces habían hecho a lo largo de sus vidas, no era la primera vez que salvaban a Superman de las garras de la muerte, pero si debían de aceptar que esta era la primera vez que el destino era tan incierto para todos, el líder de la actual familia El jamás estuvo en peligro tan lejos de casa y sin las herramientas que pudieran ayudarle, Batman hacía poco se reincorporaba, las jóvenes aves cumplían con su deber en todo ese largo proceso.

Situación difícil.

El punto era que Batman jamás se había rendido de encontrar a su querido amigo y este deseo irrefrenable que venía de lo profundo de su alma, ahora los tenía sobre un limbo de incertidumbre, sin contar que el hijo menor del susodicho moribundo herido no cooperaba al decidir expresar sus sentimientos en el mayor cataclismo vivido en mucho tiempo.

—¿Qué pasa por tu mente ahora? Estuviste muy callado todo este tiempo ¿Estas preocupado por Jon? — La voz de Red Robin ingresó en los oídos de su fiel compañero con una paz y sutileza propia de él, el clon por su parte volteo apenas un poco la mirada como si quisiera observar tras su espalda aun sabiendo que era imposible, pretendía ver los ojos azules de su proclamado líder, uno que aceptaba con gusto por voluntad propia, el cerebro del equipo que ambos formaban, solo ellos dos, desde hacía un tiempo estaban solos y no se sentían mal, aun cuando extrañaban estar acompañados, se manejaban bien.

Un ágil movimiento hizo que tomara por la mano al ave en una pirueta improvisada, aunque bien ejecutada, donde el más bajo se recostó sobre el amplio pecho Kryptoniano, la dirección del vuelo era fácil de seguir para un hombre como Conner con cualidades especiales sobre sus hombros.

—¿Tanto se me nota? —

—Aún no se, si estás más preocupado por Jon o por Clark...—Se miraron pacíficamente, en una burbuja que de forma habitual se formaba cuando estaban juntos. No era extraño para ellos dos, ya eran pareja hace mucho y en más de un sentido, los guantes negros del ave se sostenían de sus hombros a la vez que las grandes manos del Clon sostenían ahora su cintura.

—Por ambos. Estoy más tranquilo ahora que Dick y Jason dieron con Constantine, aun así... ¿Qué es lo que ocurre con Batman? Jamás lo vi llorar en mi vida, al menos no tan abiertamente, estoy preocupado por Clark ¿Qué haremos Jon y yo si no sobrevive? Siempre mantuve la esperanza de que volvería, pero jamás así... y Jon... bueno, escuché algo que no debí escuchar—Comento nervioso, era imposible para el esconder sus pensamientos de Timothy, al menos no cuando lo tenía tan cerca observando sus gestos y expresiones.

—Bueno, hay cosas de B que ninguno de nosotros entiende, pero puedo entender lo difícil que sería para él perder a Clark, tú eres mi pareja Kon, pero antes éramos amigos, mejores amigos y aun con los sentimientos que tenía en ese momento por ti, de afecto y cariño, hubiera perdido la cabeza, estoy seguro de eso...—Una de las manos de Red Robin acarició la mejilla de su dúo, azotada por el viento contrario a su vuelo, donde podía ver el negro y largo flequillo moverse, le gustaba aquel corte de cabello, lo hacía ver tan rebelde como siempre era. Se alzó más sobre el cuerpo contrario hasta que su frente tocó la suya, cerrando los ojos.

—Batman siempre ha sido extraño para mí, estuve en esa cámara, si Clark no se recupera aun, es porque debe estar muy grave, espero Constantine pueda hacer algo...—

—Estuviste mucho tiempo en esa cámara, una semana y cuatro días, y fue kryptonita. Estuve fatal, Kon. Hm... ¿Y qué fue lo que no debiste escuchar? —El rostro del Kent se sonrojó sutilmente, mirando a un costado, primero por todo el cariño que esa ave demostró con tan pocos gestos y segundo por la pregunta, tartamudeando un poco como todos los de su familia hacían cuando estaban nerviosos. Aquello hizo sonreír a Drake que le miró desde cerca, sosteniendo ambas mejillas para que le mirara. —¿Y bien?