Lagrimas de un caballero

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Sentía fuego en su alma, Bruce Wayne no se había vestido con el manto del murciélago en 2 años, la columna era una parte delicada del cuerpo, lastimarse de aquel modo lo había postrado por largo tiempo. 

Cuando finalmente pudo levantarse de la cama, tenía dos operaciones sobre él más unos implantes de titanio en la zona gravemente dañada, había tenido que aprender a caminar nuevamente, ni decir de correr, 24 meses parecía una eternidad y lo había sido tanto para él como para su familia, cedió la responsabilidad del manto a su pequeño hijo, sentía la culpabilidad de tener hacerlo, era joven, inexperto, pero confiaba plenamente en sus instintos.

En todos los años que vivieron ya juntos él cambió radicalmente.

Había notado su melancolía, no le era indiferente los cambios de su pequeño, estar postrado lo ayudó a mejorar su observación, cuando consiguió caminar, ayudado de la mano de muchas de sus aves, se había visto atrapando la mirada baja de su hijo menor, sus otros Robin estaban preocupados, por supuesto, Batman había sido herido de gravedad, pero Demian, Demian tenía una mirada distinta, notaba preocupación, por supuesto que sí, pero también algo distinto, hacía mucho tiempo que sus ojos jade eran distantes, pero parecía empeorar cada vez más cuando habían noticias nuevas de alguien en particular.

Superman, creía era el culpable.

No hablaba de su amigo Clark, claro que no, él se perdió hacia un tiempo en un lugar donde nadie podría llegar, por ello había sido su accidente de todos modos, la cantidad de crímenes lo saturó al punto en que llegó a lastimarse, pero ahora hablaban del joven e impulsivo Jonathan Kent. El que alguna vez fue el compañero de aventuras de su hijo a causa de una idea dada por el mayor de los El, no se arrepentía de ella, ni de haberla aceptado, le enseñó algo importante a su pequeño, pero también causó un dolor inigualable, lo había visto en sus ojos cuando su mejor amigo volvió echo casi un hombre, Demian le negaba sentirse mal por ello, pero no podía engañar a sus ojos de padre que poco a poco con el tiempo se adaptaron a observar distinto, ya no era el hombre extraño que alguna vez fue para su prole en un inicio, cada día notaba como paso a paso se hundía en el manto del murciélago, del mismo modo en que él lo hacía hace tantos años atrás.

Era su escape a los oscuros sentimientos que les rodeaban.

Había permanecido en casa los últimos meses como un león enjaulado, se sentía recuperado, pero sabía debía de esperar un poco más, quedan entrenamientos por terminar, no estaba fuera de forma, pero debía de superar algunos dolores que cada día iban desapareciendo paulatinamente avanzaba su recuperación. Y cuando finalmente no los sintió más, supo que era el momento.

Pero justo en ese instante, cuando estaba listo, Clark volvió y los ojos luminosos de su hijo Demian también.

Aun no sabía los por menores, pero desde que casi pierde al joven Robin nuevamente, notó un cambio en Jonathan, uno que no había visto en algunos años.  El joven Kent fue advertido constantemente en un pasado de la poca confianza que la Batfamily tenía en Jay, pero poco los escuchó, parecía ciego, hasta aquel momento. Había sido tal su desesperación ante el accidente de su compañero de infancia, que vio con sus propias pupilas como casi golpea a Jason ante el gritó que este dio intentando calmarlo, había querido acercarse al joven Wayne, pero este estaba en una delicada situación, siendo tratado, simplemente consideró inaudito cuando Conner se había interpuesto, golpeando su rostro con la clásica fuerza sobrehumana de la familia El. Su ira era irracional, la mejilla del hibrido se inflamó, parecía haber recuperado algo de cordura.

O eso habían creído.

Los días pasaron sin que Jonathan se apartara de la camilla donde su hijo en coma reposaba, la violencia que mostraba cuando se acercaban a Demian descolocaba a toda la familia Wayne y con el paso de los días su aspecto se iba deteriorando más, no quería atender razones, ni las llamadas de su madre, ni las de su novio, simplemente parecía haber perdido la cordura, comenzó a entender por qué al tiempo después, hubiera sido un ciego si no lo notaba. También porque una vez  hacía mucho tiempo, un Timothy del futuro les había advertido que Demian podía ser la perdición del universo.

Jondami / Escritos de un nuevo BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora