Jondami / Escritos de un nuevo Batman

Alguien noble

A veces tengo la sensación de que crees que yo tengo las respuestas que buscas, pero no las tengo. Mucho tiempo ha pasado desde que te fuiste en ese viaje espacial y volviste siendo otro. Han sido 3 años, después de todo. Te sostuve en mis brazos mientras llorabas desconsolado desde la tarde al amanecer, como si no existiera nada más en el mundo que nosotros y ahora mientras miro los jardines sombríos de la mansión, me arrepiento.

No quiero provocar la fiebre de este joven musculo impaciente. Porque sé que así es, lo escucho contra mis oídos, lo siento dentro de mi pecho, agitarse, como pocas veces lo a echo, como cuándo padre fue a buscarme contra toda lógica al infierno mismo, una ráfaga de emoción asfixiante, de... simplemente no puedo ni pronunciarlo en mi mente, esto está mal y, aun así.

Quiero que se repita.

—Demian—Me voltee ante el llamado. La figura del hombre que era mi padre se encontraba a un costado de la ventana, caminando con pausa hacia mi cuerpo que reposaba contra el barandal, tras de mí el escenario iluminado de nuestro hogar era evidente, la noche comenzaba a caer, el sol poco a poco tomaba su refugio del otro lado del mundo, haciendo saber que era la hora del caballero de Gotham.

—Padre—Mostré una sutil sonrisa de aprecio en mis labios, era habitual para mí ahora sentirme cómodo en su compañía, como una vez le había dicho a madre a los 10 años, era feliz junto a mi familia, Pennyworth, Grayson, Todd, Drake, Steph, Babs y Cass, con Luke también, aunque los últimos habían dejado la mansión hacia un tiempo, aun si la bruma de mis sentimientos no correspondidos me acosaba, allí estaban ellos para recordarme que por sobre todas las cosas, yo tenía una familia, a veces un poco rota, pero era perfecta para mí.

—Jonathan se quedó ayer contigo, suspendiste la patrulla ¿estas bien?—Cuestionó, no pude evitar parpadear confundido, no debía sorprenderme, padre siempre había estado un paso delante de mí, permanecía en mi interior la esperanza de que no notara mi latente necesidad hacia la figura del nuevo hombre de acero, no quiero que nadie lo supiera, la probabilidad de que todo fuera un caos desastroso de aquella información fugarse era alta, pero la confusión podía delatarme, imaginaba era mi inexperiencia.

Sé que aun soy solo un niño.

—Tuvo un inconveniente emocional, pero se fue temprano a Metrópolis, estoy bien padre, no es nada—

—¿Estás seguro de eso? Me reincorporare la semana próxima, puedes dejar por ahora el manto de Batman—Aquellas palabras lejos de agobiarme me aliviaron, no es como si el Batman de mi interior estuviera muriendo, estaba naciendo, lo sentía, pero a su vez era tan impulsivo que peligraba mi vida al querer demostrar que podía más de lo que podía soportar, porque padre había creado un ideal y los ideales no poseen figura humana, por sí mismos son perfectos y utópicos, aquello que los humanos podían mirar alzando la mirada con ilusión de ensueño, pero Batman en el fondo era de carne y sangre, un ideal que se había sobrepuesto con inteligencia ante super fuerza, magia y otros poderes que nunca hubiéramos podido imaginar.

Así de alto estaba Batman. Así de alto estaba mi padre.

—¿Eso quiere decir que después de casi dos años puedo volver a mi lugar como Robín? —No quería sonar emocionado, pero me sentí pleno por segundos, la rectificación positiva de mi pregunta solo me hizo suspirar con alivio, aunque con sentimientos encontrados, me había acostumbrado a ser el Batman de Jonathan Samuel Kent, aun si solo lo había rechazado en todo este tiempo, sus ideales respecto a la nueva Liga parecían demasiado lejanos a lo que yo pudiera manejar, pero ahora que padre se encontraba nuevamente en el rumbo, quizás todo podría ser distinto. Había aprendido con el tiempo que las emociones y las relaciones entre personas pueden ser complicadas, subjetivas, como el amor irracional que poseía hacia alguien que ya no era el mismo, pero que con una simple acción podía hacerme dudar de mis propias decisiones, sentir la necesidad latente de retractarme y correr a él.

De confesarle todo lo que llevo dentro.