lll

78 11 0
                                        


No te hagas daño queriéndote menos, de lo que mereces.

Pablo Bendala.








—Debes de estar lista porque saldrás en 5 minutos. —le avisa su profesor y después desaparece trás la puerta.

Ella observa sus manos temblorosas que están en su regazo y después su vista viaja a su pie izquierdo el cual tampoco a dejado de temblar. Su respiración está entrecortada y es como si algo le faltará, algo que necesita demasiado.

Se levanta de su silla y observa la hora en su reloj, para después comenzar a caminar de un lado a otro. No sabe cuántos minutos han pasado pero la puerta vuelve a sonar y ella corre a abrir.


—Un minuto Sofía, sales en un minuto ah sí que mueve tu trasero al escenario. Ahora —advierte el y le truena los dedos para que se de prisa—, dije ahora Sofía.

—Si, ya voy profesor. —responde y hace como si se preparara para salir hasta que él vuelve a desaparecer.


Sofía regresa a su asiento y siente como su corazón se acelera cada vez más, y como una gran ansiedad la invade. Se lleva las manos a la cabeza y trata de controlar su respiración hasta que la puerta vuelve a sonar eh intuye que es nuevamente su profesor.

—Ya voy profesor, dije que ya voy


Con manos temblorosas abre la puerta y al ver qué no es su profesor sino aquel tipo que tanto odia y al mismo que tanto necesita en ese momento, su corazón se tranquiliza al verlo.


—Maldita sea Richard llevó esperando mucho tiempo, ¿por qué tardaste tanto? —le reclama y al mismo tiempo agradece que esté ahí.

—¿En serio? ¿Tanto me necesitabas?... Olvidas que esté no es mi trabajo preciosa. —su voz suena más a un reclamo.

—¿Lo trajiste o no Richard? —extiende su mano nerviosa y teme que la respuesta que él le de sea negativa.


El tipo saca una bolsita blanca de su bolsillo y se la muestra, la pelirroja al verla rápidamente se abalanza sobre ella pero él es más rápido y logra esquivarla.


—Dámelo de inmediato.

—No hasta que me pagues y déjame decirte que el precio es el doble de lo normal.

—¿¡Qué!?... ¿Acaso estás idiota? Por qué yo no voy a pagarte más de lo normal.

—Bien, entonces me voy. —él se da la vuelta para irse pero a los pocos pasos ella lo toma del brazo y asiente.

—Esta bien te daré el doble pero dámelo ahora, confía en mí Richard. —vuelve a extender su mano pero esté niega con la cabeza.

—El dinero o no hay nada.


Ella resopla de frustración y después se lleva la mano al cuello donde siente la gargantilla que lleva, regaló especial de madre.


—Ok —se arranca la gargantilla y se la da a él—. Toma esto como un seguro de que si te pagaré y no me vengas con estupideces que quieres efectivo porque este collar vale más que tú propia vida, me escuchaste.

—Muy bien preciosa, lo tomaré solo porque nos conocemos y porque no creo que me falles. Pero solo lo hago por tu cariño. —Le extendió la bolsita y ella lo tomó ansiosa.

—No se te ocurra vender el collar Richard, yo te pagaré después.

—No te preocupes preciosa que si me cumples yo también lo haré. Ahora ve a meterte la magia que yo estaré observando el espectáculo.

Y si te digo adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora