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IX

"Tan fría que quemaba, tan rota que cortaba"

Anónimo


—Rooney dile a Demetry que ya voy para allá y que no se estrese demasiado ya que lo tengo bajo control ok. —dice mientras conduce y se acomoda la corbata al mismo tiempo.

—Yo le digo jefe —responde al alta voz haciendo una pausa— . Pero también me recordó que lleve los papeles del folder rojo, dijo que eran las próximas transacciones que están por hacer.

Cristiano al recordar el documento maldijo en voz alta.

—Sucede algo señor.

—No Rooney, dile a Demetry que demorare más de lo esperado y gracias por recordarme del documento, estamos en contacto Rooney.

—Claro señor.

Colgó la llamada y le dió la vuelta al auto para regresar a su casa por esos documentos, que tenían la culpa de que él llegara tarde a la reunión.
Al estar frente al portón salió del auto y lo abrió adentrándose a su casa, justo al entrar su perro Ray salió a recibirlo, el perro no paraba de moverse y de ladrar cosa que llamó la atención de Cristiano.

—¿Que sucede Ray? ¿Que pasa bonito? —le acaricio la cabeza pero eso no logró tranquilizar al can pues siguió ladrando— Tranquilo Ray, no pasa nada ok.

Caminó hacia la entrada de su casa pero la sorpresa que se llevó fue que ahora el perro con sus dientes tomó el borde de su saco y comenzó a jalarlo desesperadamente.

—Bonito no puedo jugar ahora, ya que tengo que llevar documentos importantes al trabajo así que prometo jugar conmigo cuando vuelva vale.

Cristiano lo acarició nuevamente, entonces el perro lo soltó pero continuo ladrando y corrió hacia la parte de atrás de la casa. Cristiano quería entrar por los papeles pero ver esa actitud de su perro lo desconcertó y en lugar de entrar lo siguió para ver qué pasaba.

—Ray...

Lo llamo y vió que el perro estaba al borde de la piscina, y no solo eso, sino que también una cabellera pelirroja se encontraba flotando allí.

Su corazón latio demasiado rápido, la respiración se le cortó al ver aquella escena. No lo pensó dos veces, corrió y salto al agua para salvarla.
La tomo entre sus brazos y la saco del agua, por un momento pensó que ya era demasiado tarde, su corazón dejó de latir por unos segundos. Le dió masaje cardiovascular y respiración de boca a boca.

—Sofi vamos, vamos no me hagas esto por favor. Vamos, tu puedes, regresa niñata.

Sofía recupero la conciencia por un momento, Cristiano al ver eso la acerco a él y la abrazó, sintió como su corazón se tranquilizaba y como él volvía a la vida.

—Estas bien Sofi, estás bien mi niñata, me asustaste mucho. —se alejó de ella y la sostuvo en sus brazos, vió como Sofía cerraba los ojos nuevamente.

La respiración de ella era muy lenta, su aspecto demasiado pálido y Cristiano seguía muy preocupado por ella así que no dudó en llevarla al hospital para corroborar que ella estuviera bien.

***



Cristiano se movía de un lado a otro en el pasillo del hospital, las enfermeras no dejaban de observarlo ya que su comportamiento era propio un hombre enamorado y desesperada por la mujer que amaba. Aunque las preguntas seguían dando vueltas en su cabeza; ¿Por qué ella había tenido una dosis de droga? Porque él estaba seguro que eso había pasado, ¿Por qué ella las consumía? y la más importante; ¿Por qué él se sentía de esa manera?...

Y si te digo adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora