Treinta y tres

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Minho no disfrutó durante algunos años la época navideña; la música, la comida, las luces, el clima e incluso el ambiente, lo hacían sentir nostálgico y triste, le recordaba lo solo que se sentía y lo mucho que extrañaba a su madre, ella era la única que celebraba a su lado esas fechas, y desde que ella no estaba, tuvo que pasar ese tiempo a solas porque a su padre no le interesaban mucho esas festividades.

Sin embargo, ahora con Jisung a su lado, el panorama era muy distinto. De repente, las luces se veían bonitas otra vez, la música lo animaba, la comida tradicional de la fecha se le hacía deliciosa, el clima parecía perfecto y el ambiente era agradable, cálido. La sensación de no estar solo llenaba de vida su entorno, dándole más color, disfrutando de cada detalle, apreciando cada cosa que veía, que escuchaba, que sentía... Todo estaba tomando su lugar después de mucho tiempo.

Ya habían pasado dos meses desde que Jisung regresó a casa, y con toda seguridad podría decir que las cosas iban de maravilla. Pero claro, no fue nada sencillo a pesar de que parecía que se recuperarían con solo la presencia del otro. Minho se animó a recibir ayuda profesional, habían muchas cosas en su interior que simplemente no podía controlar, el miedo de lastimar a Jisung otra vez era muy latente, convirtiéndolo en alguien mucho más tímido y cohibido de lo normal, la culpa con la que cargaba era difícil de borrar, y con todo eso en su cabeza, supo que no podría hacerlo por su propia cuenta, y como primer paso, dejar de un vez por todas el trabajo en el hotel era una buena idea. Él era feliz, si, pero muchas cosas seguían doliendo, el miedo seguía creciendo y la culpa no lo dejaba en paz cuando se hablaba del tema, pero aún así, con mucho esfuerzo, trataba de no huir y de mejorar esos aspectos, ya no quería seguir escondiéndose.

Por otro lado, Jisung también decidió que necesitaba superar lo que le pasó a él y a sus cachorros, estaba cansado de llorar repentinamente porque su lobo los extrañaba, y claramente, eso también le estaba afectando a Minho. Borrar las consecuencias del ataque era un proceso muy lento y difícil, no sabía lo mucho que estaba necesitando esa ayuda hasta que lo aceptó, y fue desde ahí que dio el primer paso. Le hacía falta mucho camino por recorrer, pero sin dudas estaba decidido a seguir adelante sin que esos eventos siguieran pesando tanto en sus vidas, porque si estaban destinados a estar juntos, debían encontrar la manera de ser felices.

Ambos estaban poniendo de su parte, y Jisung se sentía tan feliz de que las cosas estuvieran llevando su propio rumbo, quizás un poco lento, pero prefería que así fuera antes de que todo volviera a estallar en el futuro.

Esa mañana, Minho despertó sin su omega a su lado. Frunció el ceño levemente y luego miró la hora: las nueve de la mañana, un poco tarde para su propio gusto, pero, a decir verdad, había disfrutado decorar toda la casa con temática navideña hasta muy tarde en la madrugada con tal de complacer a su lindo omega, la emoción en sus ojos al ver todo muy adornado lo hizo sentir satisfecho, lo hizo sentir que valió totalmente la pena. Con pereza, se levantó y se duchó lo más rápido que pudo, de seguro, Jisung ya estaba muy bien aseado y despierto.

—Así que te levantaste temprano—dijo Minho cuando llegó a la cocina y lo encontró de espaldas, concentrado en servir café en una taza.

El omega se sobresaltó un poco al escucharlo, girándose a verlo con una brillante sonrisa.

—Estoy emocionado—se acercó al pelinegro y dejó un corto beso en sus labios como saludo—Te ves lindo hoy.

Minho sonrió tontamente sin dejar de mirarlo, rodeó con un brazo su cintura y lo acercó lo más que pudo, acarició suavemente su mejilla con sus nudillos, admirándolo en silencio.

—¿Qué pasa, Min?—le preguntó, cerrando los ojos ante el suave toque en su rostro, recargándose sobre su mano.

—Nada en especial, me gusta verte así sonriente.

✧꙳𝙼𝚎𝚊𝚗𝚝 𝚝𝚘 𝚋𝚎꙳✧ 「𝙼𝙸𝙽𝚂𝚄𝙽𝙶」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora