Melissa
No tenemos ni una semana aquí y ya sabemos quienes son las tres odiosas. Es horrible porque aún nos queda mucho tiempo aquí y habrá que soportarlas. Hemos tenido clases interesantes sobre etiqueta, postura y esa clase de cosas. También se nos explico como utilizar todos los cubiertos y cosas extras que van en la mesa, en una cena formal. Debemos estudiar y aprender porque en unas semanas habrá una gran fiesta y supongo que estaremos en la mira de muchas personas. Después de mi encuentro con el Príncipe Jin, no he vuelto a tener otro. Hasta hoy.
Por la mañana, después de desayunar, tuvimos una clase de la historia del Palacio, algo que no me es relevante pero supongo que para aquella que vaya a ser Reina, será de importancia. Una de las odiosas se ha tomado como objetivo molestar a la Princesa Amalie, por wl simple hecho de que el Príncipe Jimin sólo ha demostrado interés en ella, así que cuando la clase terminó y Amalie salió del salon, Isabel casi se rompe la.cara por salir corriendo detrás de ella y por consiguiente las otras dos arpías salieron a ver que sucedía. Todos empezaron a salir y yo me quede hasta el final, no me interesaba ninguno de ellos como para demostrar interés o que alguna de estas chicas me tomara como su saco de box. Pasar desapercibida era mi mejor táctica.
-¡Katherine!- llame su atención antes de que saliera del salon.
-Dime, Melissa
-Se nos dijo que en nuestros tiempos libres podíamos hacer cosas que nos gustaran pero en realidad yo no puedo, en realidad tengo que esperar hasta la noche, ya que los cocinero ocupan esa área la mayor parte del día. ¿Habrá algún lugar o espacio que pueda utilizar?- me sonrió
-Hay otra cocina y esta libre. Le preguntaré a los Reyes para ver que no hay problema en que la uses.
-Gracias, Katherine- le sonrei mientras ella salía del salón.Tome mis cosas y camine hacia afuera, pensé en ir a leer un poco al jardín pero en cuanto cruce el humbral alguien tomo mi mano y jalo de mi. No reaccione de inmediato, Jin venía caminando delante mío y me llevaba de la mano por detrás. Era difícil mantener su ritmo ya que un paso de él parecían ser tres míos.
-¿Qué haces?- pregunté intentando jalar mi mano. El Príncipe Jin se detuvo en seco y se giro hacia mi.
-No te voy a hacer nada. Vamos- retire mi mano nuevamente
-¿Cómo puedo saberlo?- me cruce de brazos y levante una ceja -En realidad nonlo conozco, Príncipe- dije con sarcasmo
-No seas ridícula.- dijo acercándose mucho más a mi -No tengo tan malos gustos -dio un pequeño golpe con su dedo en mi frente, volvió a envolver mi mano con la suya y me llevó por un pasillo que conducía a otra ala del Palacio.Es cierto que el Palicio luce muy grande por fuera, pero no se compara, absolutamente en nada, con lo inmenso que parece por dentro. No se cuantos pasillos, salas de estar y salones, cruzamos para llegar aquí. Jin se detuvo delante de una puerta y me hizo una seña para que yo abriera. La abrir con mis ojos aún fijos en los de él, no podía descifrar su expresión y me inquietaba un poco. Voltee a ver lo que había dentro de la habitación y me encontré con una impecable cocina. Las paredes y suelos eran intensamente blancos y contrastaban con los muebles, la encimera y los electrodomésticos en color negro. Sobre la isla había tres lámparas colgando y yo no podía borrar mi enorme sonrisa de mi rostro.
-Esta cocinando no se usa, a menos que haya una gran fiesta y el banquete se prepare aquí en el Palacio, en esos días ambas cocinas están ocupadas.
-¿Puedo usarla?- Jin rodo los ojos como si no hubiera sido bastante obvio
-Las alacenas están llenas y si necesitas cosas del super, los viernes hay gente encargada de ir a comprar, podrías hacer una lista y dársela a Katherine- hizo una pausa y dudo un poco -O tal vez si prefieres, yo podría llevarte a comprar lo que ocupes.- Jin camino al rededor de la cocina abriendo cada uno de los gabinetes y cajones, me iba mostrando que había en cada uno.
-Muchas gracias, Príncipe.- se quedó quiero y apretó un poco los labios, después asintió y volteo a verme.
-Me di cuenta que la mayoría de las Princesas tenían a la mano cosas para pasar el tiempo y supuse que tu extrañaría cocinar.- se sentó en un banco que se encontraba en uno de los costados de la isla.
-Si, es lo único para lo que vivo y estos días han sido un poco difíciles. El único día que tuve un poco de distracción fue el día que nos encontramos en la otra cocina, después de eso no volví a bajar.
-¿Por qué?- arrugó su bonita frente -¿alguien te dijo algo?
-Usted, Príncipe. Creí que de verdad no me había reconocido y pensé que me metería en problemas.
-Tonta- empezó a reírse -Por cierto, esa tarta estaba increíble.- abrí mi boca en asombro, creí que el personal o algún otro Príncipe se la había comido -Mi única condición para dejarte cónicas aqui...- dijo caminando al rededor de la isla hasta colocarse delante de mi, acercó su rostro al mío -...es que me dejes probar- me dijo al oído mientras mi espalda se encontraba totalmente curveada sobre la encimera. Me ponía nerviosa y no debería ser así, pero francamente te era muy atractivo, por más que mi corazón fuera de Dom, no estaba ciega. La belleza del Príncipe parecía ser de otro mundo, recuerdo haberlo notado desde el día en que dieron a conocer sus rostros. Trague un poco de saliva cuando su perfume invadió mi nariz, era fresco y tan varonil que sentí necesidad de respirar mucho más hondo para guardarlo en mi mente por más tiempo. Asentí. Fue todo lo que pude hacer después de casi un minuto perdida en mis pensamientos.
-Deseo probar todo- dije un su vo un poco más ronca que hace dos minutos y retiro su rostro lentamente quedando frente a mi, acorralado mi cuerpo con sus brazos. -Trata de no vestirte tan indecente cuando estés aquí, puede pensar nuevamente que esta robando cosas de la cocina y esta vez haré algo al respecto.- una sonrisa burlona apareció en su cara y luego se alejo completamente.Popo a poco mi cerebro fue recobrando la cordura, entre su belleza, su aroma y su voz, mi cuerpo había fallado completamente. El funcionamiento de mis órganos no había sido normal.
-¿Puedo venir a cualquier hora?- asintió
-No creo que haya ningún problema, de todos modos si vienes en la noche, de camino acá intenta ser discreta para que no despiertes a nadie- asentí -y cuidate, estas demasiado lejos de todos. Si te sucede algo será difícil que alguien lo sepa, hasta que algún guardia venga a hacer su ronda de vigilancia.
- Si, señor- dije poniendo una mano en mi.frente al puro estilo militar.
-Ridícula- dijo pero lo sorprendi sonriendo. -Me voy, espero que respetes nuestro trato y pueda... probar muy pronto- su mirada se oscureció al decir las ultimas palabras y mi centro reacciono al instante. Tenía que dejar de pensar en eso.
-¡Claro!. De hecho, gracias a esto te invitaré a cenar un día de estos como agradecimiento, obviamente yo cocinar.- levantó una ceja
-¡Vaya! Soy muy exigente en la comida, Princesa Melissa. Pero aceptare- dijo sonriendo burlonamente
-Y no se preocupe, Príncipe.- dije antes de que se fuera -Esto no es parte de una cita ni nada, tampoco le diré a nadie por si acaso le gusta alguna de las Princesas y no quiere tener problemas.- su rostro se volvió serio
-Melissa...- se acercó a mi nuevamente, esta vez camine hacia atrás pero no logré escapar por mucho, apresuró su paso y me acorrala contra el refrigerador -Solo estoy interesado en una de las Princesas y debes saber que hoy mismo, me decidí a perseguirla sin importar que.
-Príncipe, yo..- sus labios me silenciaron y yo simplemente le respondí ese beso. Duró apenas unos segundo y se aparto de mi. Tuve miedo. Miedo de que saliera de ahí y me dejara sola con mis pensamientos
-Lo siento, Princesa. Esto no debía haber sucedido asi.- hizo una reverencia y salió de la cocina.Lo vi alejarse junto con mi paz interna. En cuanto salió, la culpa me invadio. Nunca, a pesar de haber terminado con Dom varias veces, le habia sido infiel... ni siquiera con el pensamiento. Hoy no solo lo hice mentalmente, también le respondí ese beso y lo peor es que vi arrepentimiento en él. Lo único bueno es que no veré a Dom en todo un año, eso servirá para quitarme culpa. Nunca más sucederá esto de nuevo.
Moje mis manos y humedeci un poco mi nuca y mi rostros. Me coloque un mandil y saque todo lo necesario para hacer galletas. Me especialice en comida Italiana pero en realidad me gusta hacer de todo y los postres es lo que más amo. Las cosas dulces siempre terminan alegrando la vida de todos y empecé a hacerlos cuando quería que mis papás me prestaran atención.
Mi papá suele ser un glotón y todo se comía, a pesar de viajar tanto y estar más interesado en su trabajo que en mi, no siempre fue así. Cuando estaba más pequeña, siempre que él estaba en casa, le gustaba jugar conmigo y me llevaba a todos lados a los que yo quisiera. Después, cuando yo estaba más grande, seguí compartiendo un lazo especial con él, pero dejé de verlo cada vez más y mientras sus cuentas bancarias iban en aumento, si avaricia también lo hacía. Ahora simplemente recibo una llamada cada vez que quiere hacer un negocio y quiere llevar a sus clientes a comer gratis a mi restaurante. Mi madre por otro lado, siempre fue materialista, ella presiono a mi papá todo el tiempo para que tuviera más clientes y tuviera más dinero. Fue buena en su trabajo, logró que mi papá hiciera lo necesario para cumplir sus caprichos y en esos caprichos no entraba yo.
Termine de hornear y deje la charola en la mesa para que se enfriaran. El tiempo se me había ido volando y tenía que arreglarme para la cena. Corrí de regreso a mi dormitorio y Cristy ya me estaba esperando con algunos vestidos y accesorios. Me arregle rápido, elegí un vestido azul con brillos en la parte superior y bastante sencillo en la parte de abajo. Me coloque una tiara a juego y baje de inmediato. Entre justo cuando empezaban a servir, hice una reverencia en la entrada, como disculpa a mi tardanza y tome asiento en silencio.
-¿Por qué tardaste?- pregunto Lena. Últimamente había entablado una clase de amistad con ella, era linda y super simpática, intentaba agradar a todos y me relajaba hablar con ella.
-Se me fue el tiempo- levantó una ceja sonriendo
-¿Con cual de los siete?- sonreí y le di un leve golpe con mi rodilla a la suya -Sabes que te sonrojaste, ¿No?
-Cállate, sabe que eso no puede ser- le habia platicado a ella un poco sobre mi relación fuera de aquí y aunque me dijo que no debía ser tan tonta. "Seuramente ese chico te está engañando en este momento", había dicho ella. Lo sabía, muy dentro de mi lo sabía, pero eso no significaba que nuestro futuro no fuera juntos. Lena solo rodo los ojos y nuestra charla terminó.
ESTÁS LEYENDO
Diario Real: Princesa Melissa
FanficLibro 3 Saga El Diario Real (Seokjin)+18 Que pasaria si todo fuera perfecto en tu vida y de repente te vieras envuelta en una situación qué cambiaría todo para siempre..? ¿Lo dejarias todo?