Capítulo 13

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SeokJin

No podía evitarlo, la pasión me había invadido desde el momento en que ella eaparecio en el pasillo. Se veía sexy y ella ni siquiera lo sabia.

Cuando el juego empezó no podía dejar de mirar su boca, le di el primer trago de vino y vi esa gota escapar de sus labios. Coloque mi mano detrás de su cabeza, haciendo que me permitiera tener más acceso a su cuello. Olía increíble y sabia aún mejor. No podía controlar esto, pero tampoco podia aprovecharme de que no veia, o eso creí hasta que mordio el macarrón y pequeñas migajas quedaron en la comisura de su boca.. ¡Que demonios! Dije y las limpie con mis propios labios.

Adivino el primer macarrón, volví a dar vino para que limpiara su paladar, pero no contaba con que me seguiría el juego, otra gota se deslizo por su garganta y cuando me dispuse a limpiarla nuevamente, ella se adelanto para recoger el líquido con su dedo y después llevarlo a su boca. Trague saliva y aclare mi garganta. Menos mal que tenia los ojos vendados porque estaba apunto de avergonzarme a mi mismo. Pero su juego no se detuvo ahí, con cada mordida y con cada trago de vino, Melissa hacia ruidos de placer y acariciaba sus labios con su lengua. ¿A qué está jugando? .. y claro, estaba jugando el maldito juego que yo empece.

-Te daré daré probar el último- dije dándole un trago de vino -Pero si sigues jugando de esta manera, juro que no llegaremos al final.- le advertí y no estaba jugando. Me estaba volviendo loco

Acerque el último macarrón y entreabrio boca, lo retire un poco y ella paseo su lengua por sus labios haciendo que perdiera el control. Un segundo después, me encontraba deborando su boca, no podía pensar en nada más que en lo sensualidad que era y en que la haría mía sin importar nada.

No es que viniera con la intención de hacer esto pero no quería quería nadie nos molestara por lo que las dos entradas a la cocina estaba cerradas por dentro.

Acaricie sus muslos con mis manos y una vez que estas llegaron hasta su trasero, la levante y la acomode sobre la encimera. A esta altura estaba perfecta para que nuestros cuerpos se rozaran justamente en donde debían hacerlos. Ella había retirado el antifaz y pude ver el deseo en sus ojos, era lo único que necesitaba. Mel echo su cabeza hacia atrás mientras yo regaba besos desde su cuello, hasta su pecho. Con un mano en su espalda, baje el cierre de su vestido hasta colocar mi mano en su espalda baja. Con la otra baje la parte deje la parte delantera para apoderarse de sus lindos pechos.

Definitivamente esto no era algo que tenia planeado. La coloque un poco más enfrente y ella dejó caer su peso sobre sus codos que aún la sostenían en la encimera. Levante un poco su vestido e hice a un lado su ropa interior mientras me hundía despacio. La velocidad aumento poco a poco y mientras ambos luchabamos por llenar nuestros pulmones de aire, también queríamos tenernos aún más cerca, como si eso fuera posible.

Luego de recuperar el aliento, cargue a Mel y la senté de nuevo en el banco.

-Ni siquiera probaste el último- dije sonriendo
-No es necesario. Era de lavanda.- arqueo una ceja con una sonrisa
-No podías dejarme ganar esta, ¿No?
-Bueno, esto es una apuesta. ¿Cómo podría dejarte ganar?
-Oh nena, pero si ya gane- dije besándola nuevamente. -Aunque aun no termino contigo.- dije tomándola de la mano para llevarla a mi habitación.

Hacerla mía era mi nuevo pasatiempo favorito.

Estábamos acostados en la cama, Mel estaba envuelta en mis brazos mientras recuperabamos el aliento.

-¿Qué vas a pedir?-tardo unos segundos en responder
-¿De qué hablas?- respondió un poco adormilada
-Adivinaste todos los sabores
-Lo se- dijo como si fuera la cosa más sencilla del mundo
-¿Qué me pediras?- pensó por un minuto y después respondió
-Quiero que vayamos a cenar a mi restaurante- levantó su rostro hacia mi -Es lo unico bueno que he hecho en la vida y estoy muy orgullosa de lo que he logrado con el.
-No es lo único bueno que has hecho Melissa- dudo un poco
-No se me ocurre otra cosa
-Conocerme- dije sin más. Mel soltó una carcajada y yo logre que dejara de tener ese tipo de pensamiento.

Diario Real: Princesa Melissa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora