Prólogo.

115 5 0
                                    

Ella me miraba con el ceño fruncido, y con los brazos en jarras. Estaba a punto de llorar, pero estaba aguantando. Yo, en cambio, miraba al suelo, completamente arrepentido.

—¿Cómo has podido hacer eso?—me espetó, aún más enfurecida, no podía mirarla a los ojos.

—Yo...

—¡Me has arruinado la carrera! ¿Tanto querías ser mejor que yo?—soltó una risa amarga, pero volvió a hablar—¡Lo has conseguido, me has fastidiado la vida, Marcus!

—Te juro que no quería...—no podía seguir hablando, tenía un nudo en la garganta.

—¿No querías qué?—me pregunta bruscamente.

Es cierto, había arruinado la vida de una chica que tenía un futuro por delante como pianista. Mi ego y mi parte competitiva decían que debería seguir adelante cuando eran las finales, y no pude parar. Estaba completamente arrepentido de aquello. Al menos, ella podría volver a competir al cabo de unos años, y yo ya habría dejado de tocar el piano.

Al fin y al cabo, apenas teníamos catorce años, y aún quedaba mucho por delante. Seguro que la vería competir en el conservatorio dentro de unos años, y me sentiría completamente orgulloso por ella.

El desorden que provocasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora