Capítulo X.

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Me apetecía subir dos capítulos, así que se viene...

Mini-maratón 1/2 💕

Me desperté en la cama del hospital, en la que había pasado ya una semana y media. Mi madre se había enterado de que mis amigos estuvieron en casa y de que fui a una fiesta. Bueno, eso último se lo había dicho yo sin querer -lo sé, vaya idiota-. ¿Y cómo se había enterado? Pues había puesto en la casa unas cámaras que eran tan pequeñas que eran imperceptibles para la vista. Según ella, las había puesto para vigilarme, porque no se fiaba de mí. Y menos mal que no puso ninguna en mi cuarto, porque sabría más cosas de las que quería...

Claramente, me echó la bronca del siglo y también me pegó una paliza; me facturé la muñeca y tenía un enorme moratón en las costillas y la cadera. En resumen, casi no me podía mover. La cabrona me empezó a pegar cuando mi padre se fue a comprar no se qué. Yo me intenté defender, diciendo que iba a decírselo a mi padre, pero ella me volvió a pegar, diciendo que todo esto era por mi bien, y que si se lo decía, nos arruinaría y nos abandonaría sin dinero.

Miré a mi alrededor, un poco soñolienta todavía. No había nadie, genial. Intenté coger mi móvil, que estaba en la mesilla al lado de la cama y después de ahogar un grito de dolor que atravesó mis costillas. Revisé todas las llamadas perdidas que tenía de mis amigos. Especialmente de Marcus, que me había estado mandando mensajes durante todo ese periodo de tiempo. Mi corazón se aceleró un momento. Unos segundos más tarde, no me pensé dos veces en marcar a Marena.

Después de dos pitidos, contestó.

-¡Eva! Por Dio...¡MARCUS!

Me alejé el móvil de la oreja cuando escuché el chillido de la chica.

-¿Eva?-la voz de Marcus hizo que mi corazón diera un vuelco.

No pude evitar reírme al escuchar los gruñidos del chico debido al forcejeo que estaba teniendo con la chica. De pronto, volví a sentir el dolor y tosí fuertemente.

-¡Déjame mi móvil! ¡Me ha llamado a mí!-escuché a lo lejos, mezclado con algunos gritos.

-Que me dejes en paz. Quiero hablar con ella-insistió Marcus seriamente, haciendo que sintiera de nuevo esas cosquillas en mi barriga.

-¡Es injusto!-protestó ella, e incluso pude deducir que se había cruzado de brazos, enfurruñada.

-La vida es injusta-escuché decir a Marco de lejos.

Después de unos segundos, Marcus volvió a hablar.

-¿Eva?-repitió el chico.

-Sigo aquí-bromeé, aunque él no se rio.

-¿Qué te ha ocurrido? Antes estabas tosiendo bastante.

-Ah, sí. Estoy... mhm... hospitalizada.

Cerré los ojos con fuerza, esperando algún grito por parte de Marena. Pero solo hubo silencio.

-¿Hospitalizada? ¿Y por qué coño no nos lo has contado?-preguntó con un tono más grave.

-No era para tanto... sólo...

-¿Que no era para tanto? ¿Estás loca?-casi me encogí en mi lugar, debido a que estaba levantando la voz.

-Sólo...

-¿En qué hospital estás? Vamos a verte.

Intenté protestar, pero me colgó y yo apoyé bruscamente mi móvil sobre la cama, bufando.

Y tal y como lo dijo, llegaron a los diez minutos de mandarle la dirección. Marena entró primero, aunque se quedó paralizada en la puerta.

-Déjanos pasar, idio...-Marco se interrumpió a sí mismo cuando me vio en tal estado.

El desorden que provocasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora