10. PREFIERO QUEMARME

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Me estoy moviendo inquieto y no me puedo concentrar en la conversación con mis socios

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Me estoy moviendo inquieto y no me puedo concentrar en la conversación con mis socios. Escucho atentamente mientras meto mis manos en los bolsillos y ajusto en mi mente algunos aspectos del plan de negocio que diseñé para Morrison.

—Brian, ya le diré a Carlyle que necesitamos aclarar ciertos asuntos del contrato —escucho a Carl Morrison, que se acaba de acercar.

Este acaba de unirse a nuestro grupo. Estaba conversando asiduamente con Graham Saar, un banquero de ascendencia india. Después de escuchar todo lo que maneja y los contratos que tiene con Reino Unido, donde estuvo viviendo por más de veinte años, pienso que Graham es un pez gordo que vamos a necesitar para extendernos a Canadá.

—Carl, no te preocupes. Lo aclararemos todo el viernes. ¿Hay algún punto en el que no estás de acuerdo? —pregunto sospechoso.

A Morrison le interesa más que a nosotros cerrar tratos con American Express Co. Si se abre paso en Estados Unidos, una república federal con más de trescientos millones de habitantes, los Bancos Morrison crecerían como la espuma.

—No, nada de importancia —me contesta este y se ríe.

Le preguntaría más cosas, pero estoy un tanto entretenido con el espectáculo que está dando Aylin. Minutos atrás, esta estaba en la barra hablando muy entretenida con el camarero y gesticulando de manera demasiado evidente. Ahora mismo está acompañada de la señora Morrison y sujeta una copa en la mano. La noto crispada y creo que no está bien, su cara refleja que está incómoda. Me está mirando y le hago un gesto con la mano. Mediante mi gesto, le estoy preguntando cómo está, pero creo que no lo entiende. No me atrevo a acercarme a ella porque sé que me volverá a huir. Ya dejaremos las cosas claras en la casa, nuestra conversación ha quedado a mitad y debemos esclarecer ciertos asuntos. Me mira cómo si estuviera viendo a un fantasma a lo lejos. Su cara está bastante cambiada y ... ¡mierda! Estoy sospechando que se ha pasado con la bebida. Minutos atrás estaba bebiendo chupitos en la barra.

Me quedo expectante y le doy un sorbo a mi copa. Aprieto los labios y saboreo el ponche; este tiene un dulzor aparte, aunque me guste más el de cerezas.

—Brian, perdona... es un amigo mío de la infancia —se disculpa Carl, que estaba conversando con un señor y me ha dado la espalda durante unos minutos.

—No te preocupes —digo seco.

Toda mi atención está sobre aquella preciosa mejor que se encuentra cerca de la mesa del ponche. Incluso con cara de ebria es adorable, sus mejillas rosadas y cabello un tanto desarreglado la hacen verse muy natural. Y ese vestido... Ahhhhhhh . Suspiro por dentro.

¡Esta noche se lo quitaré!

—Te decía que me agrada mucho tu plan de negocios y realmente los aspectos que debemos tratar en la reunión son insignificantes. Carlyle tenía mucha razón al referirse a ti como un verdadero profesional —continúa Carl y me da una palmada en el hombro.

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