100 días, 100 razones para amarte. | Harry x Ginny.

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Día seis: 06/11/2020.

El primer partido de quidditch del año ya había comenzado. Una parte de las gradas estaba decorada con hermosas banderas rojas y doradas, y carteles en apoyo a los leones. Mientras que la otra parte era invadida por banderas con los colores verde y plata, y carteles que se mostraban a favor de las serpientes. Sí, el primer partido del año era, ni más ni menos, de Gryffindor contra Slytherin.

A los veinte minutos de juego ya había vislumbrado la snitch dorada, pero la perdí cuando comenzó a seguir a Ginny, ya que me distraje viendo la jugada que hizo junto a Demelza Robbins para poder anotar. "Error de novato", hubiera dicho papá si estuviera aquí y Sirius seguramente se hubiese burlado de él diciendo algo como: "Tú le heredaste la debilidad por las pelirrojas", lo que los llevaría a una pelea absurda y acabaría en una anécdota relatada de manera exagerada por mi padrino, sobre como a mi papá lo golpeó una Bludger en el rostro por andar babeando por mi mamá.

Volviendo al partido, sería mentira decir que fue fácil, la verdad que estuvo bastante reñido. Ginny, Demelza y Katie Bell se lucieron como cazadoras, pero los cazadores de Slytherin también anotaron sus puntos. Peakes y Coote tuvieron un gran desempeño, sobrepasando a los golpeadores de Slytherin. Y Ron como guardián lo hizo estupendo, aunque cometió algunos errores torpes que se los adjudico totalmente a su baja autoestima. 

Creo fielmente en que si mi mejor amigo no fuera tan inseguro, dominaría el mundo.

Terminamos ganando el juego con una diferencia de 180 puntos, gracias a que logré atrapar la snitch dorada antes que Draco Malfoy. Cuando bajamos al suelo todo el equipo se unió en un abrazo y comenzaron a arrojar a Katie por los aires, ya que sin duda había sido la estrella del partido.

Ginny se separó del resto y se acercó a mí con una sonrisa radiante en el rostro. —Buen inicio, ¿no crees, Potter?

—Si te soy sincero, creo que debemos entrenar más. Estuvimos muy cerca de perder y no tuvimos ni de cerca el rendimiento que teníamos el año pasado, quiero decir, todos se lucieron hoy y ganamos pero...

—Te voy a detener ahí —me interrumpió—. Quizá no estamos en nuestra mejor forma, pero ganamos hoy y eso es lo importante, déjalos disfrutar de este triunfo, permítete a ti disfrutarlo. Diviértete un poco, Harry, de eso se trata el quidditch —y agregó riendo: —Luego tendrás tiempo de ser un líder de lo más irritable, Potter.

—Soy el "capitán Potter" para ti, Weasley, deberías hablarme con más propiedad si no quieres terminar fuera del equipo —bromeo, con falsa petulancia.

Ella rueda sus ojos y golpea mi hombro. —Piérdete, idiota.

—Pero tienes razón, hay que disfrutar esta victoria —acepto, con una sonrisa en el rostro—. Sabes, me diste el espacio necesario para decirte la razón número seis para amarte.

—¿Si? ¿Y cuál vendría a ser esta razón? —pregunta, entre burlesca y curiosa.

—Tu pasión por el quidditch —ella ladea su cabeza, enfocando toda su atención en mí—. Creo que ya sabes que para mí eres la mejor cazadora de Hogwarts y que veo mucho potencial en ti como buscadora también, pero más allá de tu talento, lo que amo y admiro es tu pasión. Esa pasión que hace que tu rostro se ilumine al hablar de quidditch y que logra que brilles cuando estás encima de una escoba —hago una pausa y le sonrío de lado—. No estoy seguro de que tú te des cuenta, pero transmites mucho cuando vuelas. Es como si fueras tú, tu escoba, el aire y nada más que eso; te ves libre, relajada, feliz. Te ves más tú que nunca.

Sus ojos brillan y sus mejillas se tornan rosadas cuando termino de hablar. Me mira tan profundamente que siento que va a besarme, o quizás lo estoy imaginando porque se ve tan hermosa con los últimos rayos de sol alumbrando su rostro que yo sí quiero besarla. Me atrevo a acortar lentamente nuestra distancia. Ella no retrocede. Me da la confianza de colocar una de mis manos en su cintura, estrechando más el espacio entre nosotros.

¡Por Merlín! ¡No puedo creer que sea mi momento!

¡Sirius tendrá que ir abriendo su billetera!

—¡Harry! ¡Ginny! ¡Vamos a la sala común a celebrar nuestra victoria!

Ginny se apartó de mí rápidamente en cuanto Ron apareció de entre la multitud de estudiantes de Gryffindor, que se habían colado en la cancha de quidditch para festejar con el equipo, con una enfadada Hermione siguiéndolo de atrás.

—Los veo allí —se despidió Ginny, luego se alejó y perdió entre la multitud de leones. Cerré los ojos con fuerza, frustrado por la repentina aparición de Ron.

—¡Mierda, Hermione! ¿Por qué me golpeas?

—¿Es que nunca te das cuenta de nada, Ronald? —le espetó ella, indignada. No tardó en darse la vuelta e irse dando grandes zancadas repletas de furia, dejándonos solos. Supe que su molestia no sólo era debido a la interrupción de mi amigo.

—¿Y ahora qué hice? —me pregunta Ron, confundido.

Simplemente arruinaste mi vida, nada grave.

—Te lo explicaría, pero arruinaste mi momento. No lo mereces —bromeé.

Ron bufó estresado, así que palmee su espalda y lo tomé por los hombros, para obligarlo a caminar hacia el castillo. —Vamos a celebrar, Ron, vamos a celebrar...

Bueno... Sirius puede cerrar su billetera.

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¡Holaa! ¿Cómo están? ¡Tanto tiempo!

¿Qué les pareció el capítulo?

Sé que estuve desaparecida durante lo que me parecen siglos, pero lentamente planeo regresar. Aunque quizá luego nuevamente me secuestren los aliens y termine desapareciendo de nuevo. Disfrutemos el tiempo juntos.

Parece que Harry y Ginny están malditos, las interrupciones los persiguen. Y, hablando de maldiciones, parece que la ceguera de Ron es una de ellas. Pobre Hermione.

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¡Gracias por leer! ¡Los amoo! ¡Bye!

-GinWeasley1.🖤