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Año 2005

Sano Kendra

Tan solo una semana después y ya iba de compras con Emma. Tenía años de práctica y sabía cómo ganarme la confianza de Las personas.

—¿Qué te parece este vestido? —Cruzó por las cortinas con un vestido morado, muy largo qué dejaba expuestos sus hombros.

Era una mujer muy hermosa. Qué mala suerte que no estuviera viva en el futuro.

—Es lindo, luce tus hombros.

— ¿Verdad? ¡Yo pensé lo mismo! —Giró extendiendo el vestido— ¡Me lo llevare!

<nunca imagine que conviviera con mi tia>

—Es mucho más divertido venir contigo, no tengo muchas amigas —bajó la cabeza—. Mikey y Draken no son buena compañía en las compras

—¿No tienes amigas?

—Mikey les da miedo.

—Hablas de él como si se tratase de un monstruo —reí.

En el futuro si lo era.

—Es comandante de una pandilla. —Se acercó al mostrador para agarrar unas zapatilla.

—Creo que lo he escuchado —Me acerqué a donde ella—¿en serio existe la... Tokyo magi?

—Manji —corrigió—. Y si. No es tan divertido cómo crees.

—Me imagino... —Caminé a su lado hasta la caja.

—¡Tengo una idea! —alzó los brazos con emoción y la mire esperando que continuará — ¡Tengamos una pillamada!



Llegué a la casa de los Sano, era muy hermosa a simple vista. Tan pronto como un pie en el suelo senti la calidez y el cariño de un hogar.

<hace mucho no tenía esta sensación>

—¡Abuelo, ya llegamos! —avisó caminando por el pasillo qué nos llevaba a la cocina.

Mis manos sudaban y mi estomago se revolvió. ¿Por qué estaba tan nerviosa?

Entramos a la cocina y ahí estaban el Abuelo Sano y Manjiro.

—Siéntense a cenar —Dijo el abuelo.

—Mucho gusto, soy Ray Jinku. —Hice una reverencia, después me sente.

—¡Por fin le conozcó una amiga a Emma!

—Su nieta es una gran chica —sonreí.

—Jinku se quedará a dormir esta noche.

Seguimos cenando y una que otra vez el abuelo Sano hacía comentarios buenos referente sus nietos. En algún momento regaño a Mikey por no sentarse adecuadamente.

—Gracias por la cena, Emma —recogió su plato—. Iré a dormir.

—¿La edad?

—Mocoso irrespetuoso. —Le golpeo la cabeza y Mikey se acaricio en la zona dolorosa.

—Qué tengan linda noche. —Se levantó—. Tengo que decir que Jinku... no se porque siento que te conozco. Te pareces a alguien... —entrecerró los ojos mirándome.

—¿Eso crees abuelo? —preguntó Mikey—. Qué raro, yo pienso lo mismo.

El abuelo Sano se fue a su habitación, atrás de él iba Mikey.

《QUIERO SALVARTE》Tokyo revengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora