Capítulo 2 Dragón rojo

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La cargué en mis brazos hasta la manada, parecía dormida, mi pecho se oprimió al pensar que estaba huyendo

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La cargué en mis brazos hasta la manada, parecía dormida, mi pecho se oprimió al pensar que estaba huyendo.

—Cariño —mamá se me acerca—. ¿Qué le pasó?

Señalé hacia la habitación cerrada, sé que no debemos entrar ahí por qué es la habitación que era de mis tíos, pero las demás están siendo remodeladas.

—Solo será por esta noche mamá —por su rostro sé que no le gusto— la encontramos en el bosque alguien o algo la perseguía.

—Que sea por hoy —dijo— haré que llamen a alguien para que la revisen —por alguna razón no se acerca mucho a mí.

—La dejaré en la habitación y hablaremos, quiero preguntarte algunas cosas mamá.

—Claro cariño te espero en la oficina.

Me ve con ternura antes de irse por el pasillo.

Con mucho cuidado la dejo sobre la cama, estoy muy seguro que ella es mi compañera, sé que es humana al igual que yo, pero escuché que en los humanos cuando encuentras a tu alma gemela sientes el tirón del hilo rojo.

—Alfa yo la atiendo —dice la doctora— yo me encargaré de ella, podría esperar afuera — asiento preocupado, al salir me encuentro con Fred.

— Anda con la Luna yo me quedo a esperar —nunca entenderé como él sabe lo que pienso, tal vez serán cosas de lobos.

Camino en dirección a la oficina, la casa está tan silenciosa sin mis sobrinos corriendo y riendo espero que vuelvan rápido de su viaje los extraño mucho.

Al entrar a la oficina mamá estaba charlando con papá estaban muy serios.

— Interrumpo —digo, pasando.

—No cariño pasa —me siento en el sillón con mis padres a mi lado— sé lo que piensas, lo huelo —me dice.

—¿Qué cosa? —pregunto, asiéndome el desentendido.

—Cariño, pronto tendrás el puesto de Alfa —comienza mamá— aunque tardamos mucho en dártelo sabemos que estará en buenas manos contigo. Pero no queremos que te adelantes en hacer conclusiones tan deprisa, lo vi en tus ojos crees que ella es tu pareja de vida.

—No es que lo piense mamá, lo sentí —apretó mi pecho— sentí un tirón aquí.

—Hijo no podemos estar seguros de que sea tu pareja, no te adelantes al igual que tú, tuve que esperar para conocer a tu mamá —las palabras de mi padre me hicieron enojar.

—Yo no soy igual a ti papá no lo olvides, soy humano —odiaba que tratarán de olvidar lo que soy.

—No cariño tú no eres humano, puede que tus poderes híbridos no estén despiertos, pero eres nuestro hijo...

—Porque siguen con lo mismo no tengo poderes híbridos, soy humano tanto como mis tías antes de ser convertidas.

— ¡Suriel! —nos exaltamos al escuchar a mamá gritar— no sigas con lo mismo sabes que respetamos a los humanos incluso los cuidamos, pero tú no eres humano.

La Traición del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora