Capítulo 9 Madre

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Me siento como el peor ser que existe, mi pareja no me dirige la palabra, yo tampoco hago el esfuerzo de hablarle, me siento avergonzado por lo que hice y aunque no lo recuerdo eso no quita que inicie el rechazo causando la pérdida de mi bebe y la casi muerte de mi mate.

Lo que me sorprende es que yo no tenga ningún tipo de malestar, por eso, no creo deba estar bien, al menos debo de sufrir el dolor por haber empezado todo el sufrimiento de mi mate.

Tampoco me gusta que ese hombre siempre esté a su lado, nunca se separa de ella y en estos momentos no soy el indicado para sentir celos, pero no me gusta verlo incluso cuando le sonríe.

—No debes enojarte.

Me sorprende escuchar a Kaia en estos días, también la he visto muy callada, debido a sus problemas con Leo, este no se acerca a ella y también pasa mucho con mi mate y su grupo, incluso es bastante apegado a la amiga de mi pareja.

—Ni tú tampoco —la molesto— a mí no me engañas, tú también estás celosa.

—En eso te equivocas —resopla— me enoja que viniera y que sonriera como si yo no estuviera aquí, como si fuera feliz porque ya no estoy en su vida.

—Pensé que te enojaba su amistad con Nora.

—No, eso no, además si no lo notas la Elfa está triste. Recuerdas que te dije de los humanos que llegaron, por qué dos de ellos habían sido rechazados por sus mates.

—Sí, los convirtieron en fénix según entiendo.

—Entre los que los trajeron había una policía, su nombre es Mara y al parecer es pareja de Nora, pero esta la rechazó.

—Eso no los matará.

—No, los elfos no estaban en el tratado.

Mi mirada se vuelve a dirigir a la ventana, la chica sonreía y abrazaba al tipo que siempre está con mi mate, incluso vi cuando la humana que me decía Kaia llegaba, fue un poco divertido ver como el tipo abrazaba más a la chica para que no viera a la humana.

—Somos unos desgraciados por alejarlos —mi corazón se acelera cuando mi mate gira a mi dirección por unos instantes.

—No podemos hundirnos en la miseria —Kaia me abraza—, debemos salir y luchar por recuperarlos.

—¿Estás lista?

—Siempre lo estuve, solo me di cuenta de que no debo ver las relaciones de los demás, si quiero ser feliz con Leo debo ponerme los pantalones y dejarle claro que es lo que quiero —asiente entusiasmada.

—¿Y eso, es?

—Nuestra felicidad, lo seremos en cualquier lugar en el que vivamos.

Eso no lo entendí, cuando le iba a preguntar de qué hablaba ya había salido a paso rápido, se había lanzado a los brazos de Leo que la recibió gustoso, incluso sonreía más. Sabía que ellos se arreglarían, estaban muy enamorados aunque deben hablar estarán bien, al final del día, me pregunto qué debería hacer para tener ese tipo de felicidad junto a mi pareja.

La Traición del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora