37.- 2020

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(04/06)

Salió de su casa cuando escuchó el claxon de un auto y ahí pudo ver a Riki, quien no dudo en abrazarlo fuertemente. No retuvo sus lágrimas, no quería ir, no quería ver esa caja en la que su mejor amigo estaría.

¿Cómo iba a poder soportarlo? Si Heeseung había sido todo para él, y el hecho de que jamás pudo decirle lo agradecido que estaba y lo mucho que lo amaba le partía el alma.

— Vamos. —intentó apartar al menor pero no pudo- Oye, tenemos que irnos...

— Es que no quiero... ¿Por qué iríamos a la iglesia? ¿Por qué tendríamos que confiarle el alma de Hee a Dios si él no nos ayudó cuando estábamos en los campos de concentración? —se aferró más al mayor—. ¡No quiero ir!

— Sunoo... —murmuró intentando convencerlo.

Riki tampoco era creyente, en realidad eso le daba igual, pero sentía la necesidad de ir por Hee, aunque él tampoco era creyente. Tras unos segundos; Suspiró antes de sujetar fuertemente a Sunoo por los hombros y alejarlo.

— Por favor no me obligues a ir. —dijo mientras lo miraba, su nariz y mejillas estaban rojas y sus pestañas húmedas.

Suspiró silenciosamente, no, no quería obligarlo, no lo haría jamás así que volvió a abrazarlo durante unos segundos, luego fueron al auto para subir a éste y dirigirse a la dirección opuesta.
Sunoo ya no tenía a nadie, por eso Riki quería estar ahora con él, para que no estuviera solo.

El chófer detuvo el auto frente al parque de la ciudad, Riki bajó y después de él lo hizo Sunoo, y ambos caminaron hasta sentarse en el césped junto a una fuente.

— Háblame de tu madre. -mencionó el mayor después de minutos de silencio. obtuvo la mirada del menor.

Necesitaba distraerlo.

— ¿Mi mamá...? —cruzó sus piernas- Bueno, ella era muy bonita, siempre me daba lo que quería y siempre me protegía... Era muy social, recuerdo que no había día en que la casa no estuviera llena con sus amigas... —miró sus propias manos y comenzó a jugar con sus dedos al llenarse de buenos recuerdos— Ella murió protegiendome, bueno... Intentándolo. —suspiró— Realmente la extraño pero me acostumbré a ya no estar con ella, o cerca de cualquier otra mujer, conviví tanto tiempo con hombres que las mujeres se han vuelto muy irrelevantes para mí.

— ¿Te dan miedo? —mostró una pequeña risa juguetona.

— ¡No...! —rió levemente— Sólo me ponen incómodo, su presencia, no lo sé. —se encogió de hombros y apartó su mirada mientras pensaba unos segundos en su madre— Desde que ella murió, sueño con ese día... La escena se quedó en mi mente como si fuera una repetición... La extraño muchísimo... —bajó su mirada a sus manos, pero antes de que el mayor dijera algo, volvió a hablar— ¿Cómo es la mamá de Hee? —alzó su vista al pelinegro, mirándolo con curiosidad.

Los ojitos de Sunoo estaban apagados, se veían muy diferentes al comparación de ayer que brillaban con cualquier cosa que veía como niño emocionado. Eso hirió a Riki.

— La conocí en un viaje que hice con Hee hace un año aproximadamente, es muy amable y sonriente, parece como una adolescente, realmente te hace sentir cómodo y en confianza. —respondió antes de tomar la mano del rubio para jugar con ésta en un intento de distraerlo— Quizás algún día puedas conocerla, estoy seguro que ella te conoce.

— ¿Eso crees? Sería lindo conocerla. —sonrió levemente pero eso bastó para que Riki también lo hiciera— Antes pensaba mucho en mi futuro, si algún día podría encontrar a alguien... Pensé mucho en la posibilidad de estar con una chica pero simplemente no podía, no me daba asco, sólo no podría hacerlo. —hizo una pequeña mueca disgustado al recordar todos aquellos pensamientos.

— ¿No pensabas estar con un chico?

— No... Bueno sí, era complicado, en aquel entonces era muy difícil decir lo que era, y más después de todo. —el pelinegro asintió tras entenderlo— Me hice la idea de estar solo hasta morir.

— ¿Ahora piensas lo mismo? —entrelazó sus dedos con los del rubio y con su otra mano sujetó su mejilla para alzarle el rostro y consigo su mirada.

Hicieron un contacto visual rápido, Sunoo se sentía más tranquilo, aliviado quizás por lo que sonrió levemente y negó con su cabeza de forma suave.

— No, ya no pienso lo mismo. —tímidamente se acurrucó en la mano ajena que posaba en su mejilla.

Por primera vez en su vida se sentía libre, sentía que podía correr y gritar sin ser visto de forma extraña, sentía que podía hacer lo que quiera y nadie lo juzgaría, o tal vez sí pero no importaba.
Sin embargo, para poder hacerlo necesitaba a Riki a su lado.

Sentía que estaba apunto de dar un nuevo inicio a su vida, pero para lograrlo debía dejar atrás a todos los fantasmas del pasado, ya no podía seguir aferrado a una época a la que jamás podría volver. Tenía que aceptar que había perdido su antiguo hogar, y que ahora había encontrado uno nuevo.

El chófer estacionó el auto frente al cementerio, a lo lejos se veía la gente reunida, gente que Sunoo no conocía a excepción de Jihoon y ... Era Jungwon, a unos metros de todos, frunció su ceño.

— Ven. —dijo Riki antes de tomar el brazo del rubio y así acercarse a sus padres, quienes lo miraron al reconocerlo.

— ¿Estás bien? No fuiste a la iglesia. —se apresuró a decir la madre antes de posar su mirada en el pecoso.

— Estoy bien, sólo no quise ir, sabes que no soy fan de estar en ese lugar. —respondió amablemente- Bueno, Sunoo, ellos son mis padres. -sonrió levemente— Y padres, él es Sunoo, un compañero de la universidad.

— Es un placer. —murmuró el rubio haciendo una reverencia— Soy Kim Sunoo. —forzó una pequeña sonrisa.

— ¿Él es el chico bonito con risa agradable del que nos hablaste? —preguntó sin remordimiento alguno la mayor, mirando a su hijo con una sonrisa.

— ¿Qué? Uh, qué cosas dices mamá. —frunció su ceño y miró rápidamente a su alrededor.— Tenemos que ir con Hee. —volvió a sujetar el brazo de Sunoo y lo arrastró consigo.

— ¿Chico bonito de risa agradable? —arqueó su ceja curioso y miró al pelinegro.

— No es nada. —murmuró avergonzado por lo anterior y al llegar con Hee soltó su brazo, suspirando pesadamente.— ¿Estás bien, Hee?

Sunoo hizo una pequeña reverencia a Hee y después miró a su alrededor en busca de Jungwon porque sí, lo había visto antes y estaba seguro que era él. Sin embargo, no estaba donde antes, así que miró a la gente que lo rodeaba. No tan lejos de él, estaba el pelirrojo junto a una señora con el mismo tono de cabello y con un señor parecido a Jungwon; sus padres suponía.

— ¿Ellos son los padres de Jungwon? —cuestionó después de jalar suavemente el borde de la camisa de Riki para llamar su atención.

— Sí, son ellos. —respondió mirando a la misma dirección que el pecoso.

— ¿Qué hacen aquí? —llevó su mirada a Riki para hacer contacto visual.

— Sus padres y el mío son amigos. —esta vez contestó Hee mientras palmeaba suavemente la espalda de Sunoo.

"Amigos."
¿De dónde se conocen? Quiso preguntar pero se limitó a suspirar, no sólo Hee se sentía mal, sino que se sentía igual así que no era un buen momento para hacer preguntas.

"¿Quién eres en realidad, Jungwon? ¿Y qué estás ocultando?"
Se dijo a si mismo tras hacer un pequeño y rápido contacto visual con el mencionado.

"¿Quién eres en realidad, Jungwon? ¿Y qué estás ocultando?"Se dijo a si mismo tras hacer un pequeño y rápido contacto visual con el mencionado

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Chico Raro (Sunki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora