A Wanda le gustan las sitcoms de cualquier época, podría pasar horas y horas viendo capítulos a lazar.
A Wanda también le gusta Natasha, incluso si no la ha vuelto a ver desde que se despidieron en Vormir.
[WANDANAT fanfiction]
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— ¿Agnes? —Wanda preguntó al ver a su amiga con esa sonrisa macabra.— ¿Que estás haciendo? ¿Y mis hijos?
— Oh pobre Wanda, parece no entender nada. ¿Cierto, Natalia? —la mujer de cabellos negros se rio de como la rusa se ponía en posición de ataque.
— ¿Natalia? —Natasha preguntó con un tono de desconfianza.— Me llamó Natasha imbécil.
— Natalia Romanova, pasó su infancia en la sala roja y murió para salvar el mundo. —Agnes explicó, como si fuera su cuento favorito de niña.
— El nombre de mi esposa es Natasha, y ella no esta muerta. —Wanda aún lo negaba, no podía digerirlo, no iba a dejar esa fantasía que había creado sin querer.
— ¿Porque me llama Natalia? ¿Que es la sala roja? —le preguntó a su esposa, sin entender que estaba pasando.
— Cariño ya te lo explica...
— La sala roja es donde te torturaron para convertirte en un arma mortal, has matado a muchas personas, no llevo ni la cuenta. Natalia Romanova es tu verdadero nombre. —se adelantó la vecina malvada que parecían tener.
— ¿Es... es eso cierto?
— Nat más tarde te lo explico todo.
— ¡¿Soy una maldita asesina y nunca me lo has dicho?! —estalló, por un momento olvidando el objetivo principal.
— No, no es así. Se esta metiendo en tu piel, no la escuches. —susurró Wanda, acariciando el hombro de la mujer que amaba, pero esta se apartó ante tal contacto.
— No, no te creo. Me llevas mintiendo quien sabe cuanto tiempo. ¡Nuestros hijos están en peligro por tu maldita culpa!
— ¡Ya basta! —la bruja se golpeó la cabeza con sus manos.— ¿Quién eres? ¿Dónde están nuestros hijos? —ahora se dirigió a la vecina, quien sonreía ante la discusión que había provocado.
— Soy Agatha Hackness, la suprema del aquelarre. —se presentó, dibujando un círculo morado en el aire, un recuerdo que ambas vieron como cuando ves una pesadilla en tercera persona.
1666, aquelarre de brujas.
Los humanos me habían quitado al amor de mi vida, Elizabeth, ahorcándola delante de todo el pueblo por encubrir a una bruja, ahí fue cuando me juré que necesitaba poder, para que no me pasara lo mismo, para salvar a las almas inocentes que los humanos mataban y sobre todo para adquirir venganza por ella.
Agatha se encontraba dentro de un circulo de mujeres vestidas con ropas de clase baja, atada a una hoguera apagada.
— Has incumplido las normas de este aquelarre, te has mostrado a una humana, el pueblo sabe quien eres, hay carteles de 'se busca' por todo el lugar. —la más mayor habló.
— ¡Estaba enamorada! —Agatha se defendió. Su corazón seguía roto, recordando la mirada sin luz de su amada.
— Quemaste la iglesia, mataste a mas de cinco personas. ¿En que posición deja a tus hermanas eso? —la misma mujer de cabellos blancos continuó.
