0- No me dejas otra opción

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Vormir, 2014

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Vormir, 2014

— Has de soltarme Wanda. —le suplicó, colgando de aquel acantilado.

Ella la miró durante unos segundos, apartando la mirada hacía sus manos sujetadas.

— No puedo, déjame ser yo la que caiga.
— pidió con rabia, las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos.— Si te vas ya no me quedará nada.

— Por favor, suéltame. —susurró sin hacer caso a la petición de Wanda. Ambas estaban dispuestas a sacrificarse por la otra, pero solo era una la que no tenía los pies en tierra.

— Esta bien detka, puedo sentirte. —la rusa recordó, Wanda no pudo evitar el dolor que aquellas palabras le produjeron, las gotas se le resbalaron por la mejilla, su cabeza negando lentamente.

De repente, Nat se dio impulso con los pies en la roca, haciendo que las manos de la bruja resbalaran por completo de las suyas, dejándola ir.

— ¡No! —gritó mientras veía como la mujer de su vida caía hacia el final, la imagen de ella muerta en el suelo se convirtió en algo imposible de borrar en su mente.

La pelirroja cayó de rodillas al suelo, llorando furiosamente mientras escuchaba el rugir de una gema bien ganada justo en la palma se su mano. Tuvo que recordarse para que estaba allí, y volvió a su línea temporal sola, sin la mujer con la que había entrado.

But now I'm Haunted

But now I'm Haunted

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Wanda's pov

Está muerta

Está muerta

Está muerta

Mi cabeza susurraba mientras me miraba las manos, aún no podía creer que la había matado con estas. No me importaban los cinco años perdidos, no me importaba estar en el funeral de uno de los superhéroes más conocidos y mucho menos el fin de Thanos. No cuando no estaba ella.

La extinción de medio Universo sonaba mejor que esto, ropas negras rodeándome, todos llorando la perdida del famoso Tony Stark. ¿Y de ella? Ni siquiera me han dejado enterrarla, no ha quedado cuerpo para hacerlo.

Su simple recuerdo hace que mi pecho duela de manera similar al día en el que perdí a mi hermano. No podía quedarme allí, mirando y envidiando en secreto a Pepper Potts.

Ella había perdido a su marido. Pero al menos estuvo años casada con el amor de su vida. También había perdido al padre de su hija. Pero al menos la tiene a ella, con sus rasgos similares y los pocos chistes malos que ha logrado aprender en tan poco tiempo. Al menos ellos tuvieron algo de tiempo.

Me aparté un poco de la ceremonia, mirando al horizonte, mientras varios recuerdos se burlaban entre las nubes.

— ¿Cómo estás, pequeña? —Clint apareció a mi lado, haciendo que me sobresaltara un poco.

La palabra pequeña resonando en mi cabeza, no le iba a echar en cara que tenía 29 años y que ya no era una niña, porque me hubiera gustado serlo, en casa, con Pietro y mis padres viendo sitcoms. Pero eso había pasado mucho tiempo atrás, tanto que parecía más un sueño que un recuerdo.

— Bien. —mentí, mirándolo de reojo. Sabía que él también estaba sufriendo, Nat era como su hermana.— ¿Y tú?

Debería haber muerto yo, ya no me quedaba nada de todos modos. Ella aún tenía a Clint.

— Es difícil. —simplemente dijo.— Espero que ella sepa que hemos ganado.

Espero que ella sepa que luché con toda mi fuerza para vengarla, espero que ella sepa que tuve envidia de Tony porque fue él quien ganó, y murió incluso teniéndolo todo en vida.

— Ella lo sabe. —respondí, en parte, porque conocía a Natasha y ella sabía lo que hacía al sacrificarse por la maldita gema.

Clint tan solo asintió, acercándome con su brazo para abrazarme, cosa que yo acepté enseguida. No lloré, incluso si mi garganta comenzaba a secarse, aguanté, por qué sabía que él tenía las mismas ganas que yo de hacerlo.

— Fuiste a la que más quiso. —me susurró.

— ¿Qué quieres decir? —le pregunté ya sintiendo como mi corazón se paraba.

— De todas las personas con las que estuvo fuiste a la que más quiso, no podía parar de hablar sobre ti y vuestro futuro. —me sorprendió, ya que Nat solía ser muy reservada incluso con su mejor amigo.

Merecíamos un futuro.

— Tengo algo para ti, Wanda. —su voz entrecortada me hizo separarme abruptamente de él.

Me extendió un pequeño sobre, con mi nombre escrito pulcramente. Mi corazón se encogió más al reconocer la letra. Miré a Clint, esperando una explicación.

— Lo encontré entre sus cosas.

Natasha había dejado algo. Algo que sería el último recuerdo que tendría de ella.

— Gracias. —susurré mientras cogía la hoja de papel doblada— Es tarde, tengo que irme. —me excusé mientras intentaba no echarme a correr hacía mi coche, solo quería esconderme y llorar.

Todo mi cuerpo iba a mil, tenía en mi poder las últimas palabras que mi amada me diría.

Cuando entré en mi vehículo, todas las emociones se estrellaron en mi cabeza.

Con manos temblorosas logré abrirlo. Fue una simple nota acompañada de un mapa y unas coordenadas marcadas en forma de estrella.

Lugar donde crecer y mirar las estrellas.
N

Se me heló la sangre. Recordé una de las últimas conversaciones que tuvimos, donde le confesé que desearía poder quedarme al margen mirando las estrellas en vez de salvar al Universo. Por qué a mi hermano siempre le habían gustado y sabía que él era una de ellas.

La ira empezó a nublarme. Ahora miraría al cielo de la noche sola, porque todos se habían ido. De repente, el "Ella no está sola." Que Natasha había soltado hace cinco años se me hizo gracioso. Por supuesto que lo estoy.

Aun así decidí torturarme y conducir al lugar marcado en la hoja. No tardé mucho en llegar.

Una pequeña ciudad me dio la bienvenida, aunque en mi cabeza parecía reírse de mi miseria. Bajando del coche, cuando llegue a mi destino, supe que en ese momento había muerto para siempre. Una gran parcela vacía, en donde una preciosa casa podría haber existido, me saludó, haciendo que el poco autocontrol que me quedaba se esfumará en un grito de dolor.

La casa en donde podría haber crecido con Nat e hijos que no tuvieron tiempo ni de existir.

Mis rodillas golpearon el suelo, el llanto me ahogaba y cerré los ojos por el dolor de cabeza. Un destello de rojo se vio a través de mis párpados.

Después todo se volvió negro.

Haunted | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora