¿Saben lo que se siente estar enamorado? ¿Enamorado de un amor no correspondido? Es un dolor constante, que te hace no poder respirar, un vacío en ti, uno que no puede ser llenado ni por mil botellas de alcohol, ver a esa persona hace que te sientas bien, en paz, cuando te habla de alguien más que no eres tú sientes que te mueres, sientes rabia... Y cuando esa persona siquiera te nota... Es aún peor. Desde que éramos pequeños yo siempre fuí un chico bastante extraño, no solía juntarme con los demás niños, padre alcohólico y abusivo, madre alcohólica, muchos problemas familiares, tenía miedo de todo el mundo, de los demás... Pero Samantha, Samantha era diferente, su calidez hacia que me sintiera bien, cuando ella me invitó a jugar a la pelota, cuando no me miró como los demás... Me enamoré al instante... Ahora tengo diecisiete años de edad, mi padre desapareció de un día a otro y nunca se supo más de el, mi madre se siente más tranquila y yo... Yo sigo jodidamente enamorado de Samantha, sé todos los nombres con los chicos que habla, sus clases y siempre trato de encontrarme con ella, generalmente solemos hablar por los pasillos, supongo que está bien para empezar... Pero no he podido evitar notar que hay algún que otro chico que le echa el ojo a Samantha, ¿Deberé dar el primer paso? La alarma comenzó a escucharse en toda mi habitación, separando los montones de latas de alcohol de mi mesa de noche pude apagar el despertador, tomando un baño y vistiendome con colores apagados estaba listo para salir, y hoy, sentía que sería el día para acercarme más a ella, ser su amigo, Ella no me odiaría, ¿Verdad?
-Parece que se volvió a quedar dormida, generalmente sale a las siete y cuarto. -Miraba mi reloj de muñeca, esperando los minutos para que ella saliera de su casa y yo encontrarme "casualmente" con ella.
Parece que se despertó temprano, más que yo. Iba vestida, hermosa, con unos jeans y una blusa y mis botines color café, atado su cabello castaño en una coleta alta y con los lentes de metal, esos que tan bien le quedaban y que siempre se avergonzaba de usar por su estúpida timidez, quería coger entre mis manos sus mejillas y llenarlas de besos. Salí de casa a las siete en punto. Y ahora eran las siete y cuarto y volvía ella a su casa.-Hola Ethan, ¿Cómo estás?- Me dijo con una sonrisa dulce que sinceramente, me derritió el corazón, luchaba internamente por no morirme en ese momento.
Cuando escuché sus pasos guardé rápidamente mi celular para recibirla con una sonrisa, mirando de reojo a Bobert, el perro de Samantha que había estado con ella por unos tres años, aún recordaba cosas como esa, supongo por si algún día somos pareja estar preparado, no es por nada raro, ¿Verdad?.
-Oh, vas a sacar a pasear a Bobert, ¿No? Si gustas puedo acompañarte, no tengo nada que hacer hoy.- Me incliné para acariciar un poco a aquel perro que no parecía caerle ni bien ni mal, ¿Sería bueno ganarse la amistad de Bobert para que ella pueda fijarse en mi?- ¿Vas a ir al parque cerca de aquí?
-Ya lo he paseado, pero mañana sí quieres puedes venir a pasearle conmigo.- Me dedicó otra sonrisa, tan dulce como siempre y se colocó bien las gafas, vi como su perro quería jugar conmigo.
-¿Eh? ¿Lo sacaste a pasear ya? ¿Te levantaste temprano?– Me quedé en blanco unos segundos, no contaba con la idea de que ella se fuese a levantar más temprano, debía tenerlo todo en cuenta, era muy humillante, ya no la iba a poder ver en todo el día así que eso no podía permitirle, quería decirle, preguntarle si quería ser mi amiga.– Bueno... Aún así nunca he podido convivir contigo a pesar de estar a lado del otro, y me gustaría.– ¿Debería preguntarle sobre acompañarla al portón de su casa? ¿Preguntar si quiere un helado? ¿Si quiere salir? Sus hermosos ojos a través de sus lentes hacia que se vieran más grandes, más lindos, lo único que quería era poder acariciar su mejilla.
-Si, es cierto, llevamos siendo vecinos desde hace mucho, pero apenas hablamos, y eso que vamos al mismo instituto, así que si te apetece, puedes venir ha estudiar a mi casa algún día o acompañarme a pasear a Bobert. Mis padres están de viaje.- Traté de ocultar la sonrisa que poco a poco apareció en mi rostro, ¿Poder entrar a su casa? Ese sería un privilegio y quien sabe, si cabía la oportunidad podría llevarme algo que me pueda recordar a ella, de solo pensar en la idea de estar los dos solos... Dios. Asentí de manera desinteresada, una actuación bastante lamentable pero parece que Samantha no se dió cuenta, ambos estábamos afuera así que no se me ocurría de qué hablar para que ella no se fuese.
-¡B-bueno! Es cierto que tú eres una de las más altas en tu clase, ¿No? Me vendría bien mucha ayuda.Nota Mental 1: Has estado manteniendo el podio y compitiendo con Joseph, el otro tipo inteligente de su curso por dos años, si, lo sé perfectamente.
-Si, bueno, compito con Joseph, es un tipo listo, y bastante... Bueno en deportes, si él no te ayuda, yo puedo ayudarte.- Sacó las llaves de su casa para poder coger lo que supongo que sería la mochila e irse a la escuela.- Bueno, debo entrar, nos veremos por los pasillos.- Me dedicó una última sonrisa y empezó a caminar al porche, su figura era echa por los mismos dioses. -Adiós Ethan.- Ella... es... un... ángel. Lo tengo muy claro. -Escuchando la pausa y la forma en la que hablaba de él me hacía entender que al menos algo pasaba ahí, asentía con la cabeza y mi pequeña sonrisa se mantenía, pero por dentro sentía como un poco de odio crecía en mi interior, apretando un poco mi mano mientras la escuchaba. Cuando finalmente se alejó de mi y se despidió yo le di una sonrisa tranquila, pero apenas entró a su casa yo le di un fuerte golpe a un poste de luz que estaba por la acera. –Mierda... –Debí haberlo sospechado pero prefería no mirarlo así, Samantha solía ir a todos sus partidos y se solían encontrar mucho, pensé que le interesaban los deportes pero fuí muy infantil.- Aún así... No puede ser tan malo... Si consigo que se enamore de mi... Yo... –Una sonrisa esperanzadora apareció en mi y volví a entrar en casa para vestirme para ir a la escuela y como siempre y para no verme sospechoso salía unos minutos después que Samantha para mirarle caminar a lo lejos.–
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Todos los maté por ti
RomanceUn amor enfermizo. Un amor loco. Un amor sádico. Un amor... ¿Acaso no se confunde el amor con la obsesión? ¿Él estaba enamorado de ella? ¿O solo era una obsesión muy oscura?