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Llegó a la escuela a buena hora, iba con unas amigas y mientras hablaban en los casilleros, vino el chico más atractivo de toda la escuela, claro, quitándome a mi, y por sobre todas las cosas, mi mayor competencia con Samantha. Josep Maccurly, el chico con el que competía por el día contra Samantha, mi dulce chica.

-Hola Joseph.. ¿Qué tal?

-Ah, buenos días Samantha, buenos días Karen, Cynthia.- Le sonrió a ambas mientras cargaba unos libros que iba a llevar para geometría, me sabía todo su horario, además de porque compartía varias clases con él, es cierto que para Samantha había sido bastante complicado mantener el podio y competir contra Josep Maccurly pero lo estaba llevando bien. A pesar de que estaba ahí prefería mantenerme callado sobre el tema.- ¿Qué tal la están llevando? ¿Cómo creen que me fue en el torneo, chicas?

Estaba pasando cerca de ahí cuando ví de repente una escena que me tenía asqueado, ese tal Joseph hablando con las tres chicas, entre ellas Samantha que se le podía notar desde lejos sus ojos de idiota enamorada mirando a Joseph, me cabreaba así que decidí pasar y saludar a Samantha. Había podido oír su conversación, nunca me mantenía muy alejado de ella por obvias razones.

-Nos volvemos a encontrar, jeje..
-Te fue increíble Joseph, uno de tus mejores partidos.- Le respondió a su pregunta, Cinthya y Karen se quedaron mirando la escena y también le respondieron lo bueno que fueron sus pases. De un momento a otro, ella fijó la mirada en mi. La verdad, es que todos me veían un poco raro, no solía estar con la gente y de normal, la gente me podía ver fumando detrás de las gradas, pero nada fuera de lo común. -Hola Ethan.- Me sonríe con dulzura. Quiero besarla. Trataba de ignorar a los demás, pero, sabía lo raro que ellas, que él me miraba, yo siempre había sido así, desde pequeño, y como siempre, la única que me miraba como una persona normal era Samantha. Llevé una mano a mi nuca, a pesar de que había decidido empezar a mejorar un poco en clases para que Samantha se fijara en mi ella seguía siendo mucho mejor en cualquier aspecto y era la típica chica que te ayudaba en cualquier problema.– ¿Sabes cómo se harán los ejercicios de la próxima clase de álgebra? –A pesar de ya haberlos hecho solo la estaba distrayendo para que dejará de hablar con ese imbécil que parecía que de vez en cuando mirase con algo de lujuria a Samantha.

-Claro, ¿Necesitas que te ayude? Puedo ir a la clase de geometría contigo ahora para ayudarte y así el profesor no te pone falta de deberes.- me preguntó con amabilidad, siempre era así con ella, las chicas me miraron extrañadas, pero siguieron hablando con Joseph.
-Si eres tan amable de hacer eso por mi estaría profundamente agradecido, es solo que no me gustaría perder la racha que llevo. –Aunque en cierta parte era cierto que también necesitaba un poco de ayuda en algunos temas eso no quitaba el hecho de que quería alejarla lo más posible de Joseph, ese tipo sólo era un mujeriego y aprovecha todas sus herramientas para salir con un montón de chicas. –Bueno... Te veo allá. –Me gustaría tomarla de la mano pero sabía que no lo lograría así que solo decidí seguir mi camino al aula, esperando que Samantha me siguiese.

-Adiós chicos!

Desaceleré un poco la velocidad con la que caminaba al escuchar que Samantha se acercaba y ambos comenzamos a caminar por el pasillo, sería un buen comienzo empezar a hablar un poco de Joseph y ella, ¿Y si ya eran novios? No podía permitir eso.

-Se ve que Joseph y tú se llevan bastante bien, ¿No es así? –Le sonreí, tratando de ocultar lo más que pudiera cualquier índice de lo jodidamente celoso que estaba en estos momentos, no quería que nadie estuviera con Samantha, y si yo no tenía el valor esperaba que los demás tampoco.
-Si.. pero solo somos... Amigos... -dijo algo desanimada, algo me había perdido, ¿En aquel partido pasó algo? Pensaba que ambos pudiéramos llegar a algo, pero parece que no, ni siquiera me miraba diferente. Al escucharla decir que solo eran amigos con ese tono tan desanimado me provoco una mezcla de emociones, en primer lugar alivio por saber de qué aún no eran nada pero en segundo lugar algo de rabia, estaba a lado de ella, literalmente, somos vecinos y aún así no se fija en mi, ¿Debería ponerme un cartel de que estoy disponible o algo?
-Bueno, tal vez sea lo mejor, he escuchado que suele jugar mucho con las chicas, no me gustaría que también te pasará a ti y ya no creyeras en el amor o algo así. –Trataba de hablar un poco mal de él para que ella pudiera olvidarlo, en parte era cierto lo que decía, era bien sabido que Joseph tenía muchas pero muchas amigas, era el chico perfecto y el lo sabía, lo aprovechaba.
-Si... Supongo que sí... -Llegamos al aula de geometría, estábamos solos, literalmente, ni el profesor estaba, pero en cambio, no era algo incómodo. -Vamos a sentarnos, te ayudaré con eso. -Me dijo con una pequeña sonrisa. Y ambos nos sentamos en asientos continuos. -¿Sabes? Ojalá hubieran más chicos como tú, así de buenos con los demás y dulces, ojalá encontrar a uno así...
Estábamos comenzando a trabajar juntos, finalmente había tenido el valor para hacer esto, sin embargo, ahora me encontraba congelado, hace nada vi como ella babeaba por ese imbécil de Joseph, ¿Sería buena idea decirle lo que siento? Mientras seguíamos estudiando ella soltó unas palabras que dolieron, duelen, bastante, traté de responder a eso pero claro, ella no se había dado cuenta pero destruyó por completo mis expectativas.
-B-bueno, estoy seguro de que deben de haber por ahí.

Todos los maté por tiWhere stories live. Discover now