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Con la pequeña semilla plantada ya estaba listo para poder dormir plácidamente, fue un día muy productivo, sin embargo, sabía que Joseph no se quedaría con los brazos cruzados, ese tipo haría lo posible para que Samantha y yo no podamos estar juntos... Me molestaba , y mucho... Sin embargo las malas noticias no terminaron ahí... Un día después de que Samantha pusiera la demanda lo inevitable sucedió... Unos policías aparecieron en su casa, yo sé porque, lo pude ver desde la ventana, le dijeron que posiblemente habían encontrado a su hermano y seguramente le llevaron a inspeccionar el cuerpo... O lo que pudo quedar de él. Desde la ventana no pude decir ni hacer nada, estaba... Congelado... ¿Había dejado una pista?... Sabía que pronto los problemas llegarían...

-Mierda...

Por suerte nadie me hizo ninguna pregunta, tenía la esperanza de que el caso quedará inconcluyente por falta de pruebas, a pesar de lo mal que lo hice me salí con la mía por lo que parecía así que... Ahora solo debería de vivir con esto.
Escuché la puerta tocarse de manera exhaustiva, estaba en la sala cuidando a mi madre junto con Anna me exalte pensando que estaba en problemas pero cuando vi por la mirilla me di cuenta de quién se trataba.
Abrí la puerta de inmediato y la rodeé con los brazos y comencé a arrullarla entre ellos para tranquilizarla.
-Tranquila Samantha... Cuéntame lo que pasa...
-Ha-han... Encontrado a Rubén muerto... Calcinado.
-Ya... Samantha... Tranquila... Ven, entra, te voy a preparar un café o algo... -Sinceramente no comprendía como ella podía llorar por un idiota como el, incluso ahora, seguía sin sentir remordimiento por su muerte, el era y siempre fue un idiota, aún así, debía apoyarla. Acariciando su cabello la llevé lentamente hacia la casa donde le pedí a Anna que si me podía pasar una taza, comencé a calentar el agua mientras besaba suavemente su cabeza.
-Ya... Ya...
-Él... fue asesinado... Y... ¿Y si luego vienen a por mí?
-Tal vez solo tuvo mucha mala suerte... Y aún así... No tengo pensado que eso te ocurra... Si es necesario puedes quedarte en mi casa el tiempo que haga falta. -Parece que mi plan estaba saliendo incluso mejor de lo imaginado, mi mano seguía pasando suavemente por su espalda, lastimosamente sabía que tendría al menos un tiempo de sequía mientras ella lo superaba... Sin embargo ya era algo.
Seguí preparando el café y lo puse cuidadosamente en la mesa, suficientemente dulce como a ella le gusta. -Tal vez no pueda hacer nada por ti en estos momentos pero quiero apoyarte...
-Si porfavor... Agradecería compañía en estos momentos... -Me abrazó por unos segundos y aunque sus manos temblaran levemente, comenzó a beber un poco del café.
-¿Entonces qué harás con lo de quedarte en casa? Ya te dije que no me importaría que te quedes aquí, más si es algo tan serio como esto... -Correspondí al abrazo y dejé que con cuidado se sentara en la mesa mientras la miraba, me veía serio, en parte por la situación y simular un poco y en parte porque podría haber quedado un indicio de que había sido yo... Debía tener mucho cuidado. -¿Te gustaría contarme más al respecto?... O tal vez debería esperar a que estés más tranquila... Si, mañana ya lo decidirás pero hoy te quedas aquí, ¿Si?...
-Muchas gracias Ethan.. no sé qué haría sin ti... Eres mi mejor amigo.
No iba a mentir, escuchar esas palabras me dolieron demasiado mientras ella me abrazaba sentía como las púas se enterraban en mi, ¿Debería comportarme como un capullo en estos momentos? Desearía hacerlo pero eso solo haría que ella se alejase de mi.
-Ni siquiera tienes que agradecer, tú sabes lo mucho que me importas, ¿Quieres que vayamos a buscar tus cosas a la casa? -¿Mejor amigo? ¿Ella había tomado esa decisión luego de lo ocurrido? No me gustaba la idea de que yo mismo lo hubiese cagado, ¿Y si ella aún seguía sintiendo cosas por Joseph? Me jodería bastante.
-Prefiero... Ir más tarde... ¿Podemos dormir un rato? Necesito... Descansar... -Sentí como se agarraba a mi cuando la cargaba, poniendo mis manos en sus muslos, nuestros rostros estaban casi unidos, solo que ella ahora era más alta al haberla subido así. Sus piernas rodeaban mi cintura y su rostro se escondió en mi cuello dejando que su dulce aroma invadiera mis fosas nasales haciéndome quedarme relajado. -Claro, vamos hacia arriba Samantha, ven, deja que te ayude. -A pesar de mis pensamientos bastante drásticos debía seguir como siempre, ahora mismo no era un buen momento para ponerme celoso o enojado, si había una oportunidad con ella la debía de tomar y eso fue lo que hice. Luego de cargarla y poner mis manos en sus muslos la empecé a sujetar con firmeza, sentía como ella rodeaba mi cuerpo con sus piernas y nuestras miradas se encontraron... Necesitaba un beso... -¿Vas a dormir ahora? Jeje, bien, solo... Tendré cuidado. -Le susurré al ver la situación, como una niña pequeña, Samantha se había quedado completamente dormida por lo que yo fuí en encargado de llevarla con mucha cautela a mi cuarto y acostarla en la cama, donde me acomodé a su lado y cerré la puerta colocándonos la manta. -Espero no haberte despertado... -Le susurraba lo más bajo posible mientras acariciaba el cabello de la chica que tanto amaba tratando de que volviese a quedarse dormida, cuando ella lo hizo me quité la camiseta pues así era como solía dormir y me quedé de esa forma con ella.
Dormir con ella... Fue un sentimiento indescriptible era lo que siempre imaginé, ella suelta un calor especial que te hace dormir en segundos y escuchar su suave respiración en tu nuca hace que te sientas tranquilo, hace días que no dormía tan bien... Era ella lo que necesitaba.
Sentí cuando ella se levantó, miré la hora y vi que eran las diez y media de la mañana, se quitó la ropa y busco entre ella un pequeño baúl donde encima había ropa una camiseta. Me quedé unos segundos despierto... Fue entonces cuando pude ver de frente su cuerpo semidesnudo, sus caderas, sus piernas, todo de ella era espectacular, cuando ella se acostó yo besé su cuello unos segundos para darle a entender que estaba despierto y después de eso me quedé tumbado a su lado, con mis manos rodeando su cuerpo.-
-¿Qué día es mañana?... Perdí la noción del tiempo...
-Buenos días. -Dijo entre bostezos y estirándose. Me pasé la mano echa puño por el ojo con suavidad para despertarme y quitarme las legañas que pudiera tener, igual que ella.
-¿Pudiste dormir tranquilamente, Samantha?... Aunque... Perdí la noción del tiempo... ¿Hoy... Hay escuela? -Comencé a tallar mi rostro con suavidad cuando finalmente pude ver el cuerpo de mi contraria al despertar... su cabello se veía tan desalborotado pero al mismo tiempo le quedaba muy bien, sus ojos aún medio adormilados pero al mismo tiempo tan llenos de vida. Comencé a levantarme lentamente, yo también me encontraba semidesnudo y sin la camiseta, fue en ese momento cuando me di cuenta que la camiseta que Samantha se puso en la noche era la mía de ayer, espero no haber sudado. -¿Esa era mi camiseta de ayer? Supongo que te equivocaste al tomarla.
-Oh.. l-lo siento, me levanté ayer por el calor y bueno.. toma... -Se empezó a quitar la camiseta. -Y no, hoy es sábado...
Al ver como subía su camiseta lentamente no pude evitar llevarla nuevamente contra la pared y comenzar a acariciar suavemente sus caderas, fuí subiendo mi mano lentamente hacia su cuello el cual tomé delicadamente. -No hace falta que me devuelvas nada Samantha, te queda muy bien. -Miré por la ventana, parece que ya había pasado una semana, fueron días bastante locos pero parece que todo volvía a la normalidad, me acerqué nuevamente a mi contraria y besé su mejilla.
-Increíble como siempre tienes que verte tan bien... Y bueno... Supongo que tenemos dos días... ¿Deberíamos aprovechar para... Sacar cosas?...
-Ethan... Adoro que me beses en el cuello y que hagas eso, pero no puedo hacer esto sin desayunar... Además creo que si... Deberíamos aprovechar...pero... ¿Y Bobert? Yo aún no soy mayor de edad, debo quedarme a cargo de alguien que si, y el papeleo, ¿Y si vuelve mi padre de Florida? ¿Que hago?
-Samantha... De eso no te preocupes... Podremos traer a Bobert aquí y hago todo esto para que ningún asesino venga a tu casa, no quiero que te quedes ahí de noche y si no vienes tú yo iré... Y tendrás que arreglarlo con tu padre hasta que vuelva... -Supongo que Samantha le dió la noticia a sus padres apenas se enteró, solo esperaba que no fueran a volver tan pronto o que Rubén para ellos fuera absolutamente nada pero no tenía pinta de eso. -Si vuelve tu padre de Florida deberemos hablar con él y si es necesario volverás a la casa, pero mientras tanto... Quiero que te quedes aquí... Y yo me puedo encargar de la comida... Abre la boca.
-¿Okey....?
Parece que ella tampoco muchos peros a la hora de abrir su boca, me preguntaba... ¿Hubiera hecho esto con otra persona? Pudiendo ver mejor el hermoso color de su lengua y su boca... Comencé a lamer mi dedo corazón junto con el índice y los llevé a la boca de mi contraria, tomando su mentón para hacer que cierre la boca lentamente mientras que con mi otra mano acariciaba suavemente su costado.
-No te preocupes, pronto te daré comida de verdad... Mientras tanto...
-¿Mientras tanto que?
En este momento apenas y podía controlar mis acciones, sabía que se enojaría pero verla de esa forma... Solo yo sé cuantos años llevaba esperando una oportunidad cómo está... Sin embargo, su hermano había muerto. Estaba en un enorme dilema, por una parte la chica de mis sueños estaba frente mía pero no podía hacerle nada, no sabía cuándo podría y tampoco si buscaría a alguien más en quien apoyarse. -Me tienes a mi... Pero ya te dije que no te quiero solo para tener un polvo y ya. -Al final tuve que elegir la opción más dolorosa así que saqué lentamente mis dedos de la boca de mi contraria y le sonreí levemente mientras me separaba de ella, colocaba mi ropa y empezaba a salir del cuarto. -Te haré de desayunar. Estaba de camino a las escaleras cuando me recordé que había dejado completamente sola a Samantha... No es que no confiara en ella pero como la ley de Murphy lo dicta: "Si algo puede salir mal saldrá mal" así que comencé a subir nuevamente las escaleras. Entré al cuarto y miré a mi contraria como volvía a la cama así que solo le sonreí y me acerqué a ella para acariciar suavemente su mejilla mientras subía a su cabeza para acariciar su cabello, mientras tanto... Pude ver una discrepancia, uno de mis cajones del estante estaba levemente abierto, yo jamás los suelo dejar así. No comenté nada al respecto pero ella debía salir rápidamente de aquí antes de que encontrará las imágenes... O peor aún... El arma.
-Creo que será mejor que vengas conmigo para no dejarte sola, así puedes conocer a Anna, es casi de la familia.
-Claro, me encantaría conocerla...

Definitivamente sería menos complicado si ella se quedará en su casa, si no investigase más al respecto, sin embargo mis ambas necesidades me decían por un lado que quería estar con ella en todo momento y la otra que la necesitaba alejada de mis mierdas. Rodeé la cadera de mi contraria y asentí ante su pregunta para posteriormente comenzar a bajar las escaleras con mucho cuidado, Anna era una amiga de la familia pero no sabía lo que había sucedido con mi padre, Anna era una señora relativamente mayor que se dispuso a cuidar a mi madre luego de lo que le sucedió, y por un sueldo que perfectamente me podía costear así que ella se la pasaba gran parte de su tiempo aquí, es una señora amable pero con algo de carácter.
-Buenos días Anna.
En estos momentos necesitaba subir, y llevarme las cosas a algún lugar... El problema era... ¿En donde? En el cuarto de mi madre Anna solía revisar siempre... Ella sabía que mi padre tenía un arma, ¿Debía dejarla nuevamente en su sitio? ¿Y las fotos? ¿Qué hay de ellas?.
-Buenos días Anna.
Anna me sonrió dulcemente y procedió ha hablar.
-¿Un café para la hermosa chica? -Ella asintió. -¿Cómo estás Samantha? Debe ser duro eso... Lo sé por experiencia.

Apenas ambas se pusieron a hablar yo subí de manera discreta hacia la habitación, si me preguntaba le diría que iba a ir al baño, así que... Ya tenía una pequeña coartada... Las fotos no sabía dónde podría guardarlas sin que se arruguen o estropen. Abrí rápidamente el cajón donde se encontraban las fotos y debajo de ella... El arma, lo llevé al cuarto de mi madre y silenciosamente lo volví a colocar donde estaba... Quería hacer algo con las fotos pero no me dió el tiempo para hacerlo, parece que Anna ya preguntaba por mi.

-Perdón, estaba en el baño, ya bajo. -Decidí alzar un poco la voz para que ella pudiese escucharme y luego de eso bajé las escaleras para comenzar a preparar mi propio café pues solo me gustaba el amargo y Anna... A veces era algo descuidada con eso. -¿De qué hablaban? -Traté de unirme a la conversación de forma habitual.
-Nada importante, voy a ir a mi casa a pasear a Bobert... El pobre querrá compañía... -Dejó la taza en el fregadero y la lavé, siempre tan educada y dulce, aunque Anna casi no le deja hacerlo. Al escuchar eso no sabía si estaba escapando de mi o no... No pude preguntar qué tal durmió en la noche junto conmigo... Y si... ¿Ella en realidad si miró las fotos? Quiero decir, no era imposible... Me quedé pensando y me acerqué lentamente a ella.
-Si gustas puedo acompañarte, hoy es sábado después de todo, necesitas despejarte. -Le sonreí amablemente, la idea de tener a Bobert en casa no me disgustaba aunque... Seguramente a Anna no, ya me imaginaba lo cabreada que estaría cuando lo vea subir por los muebles y por todos lados.
-Prefiero estar sola un rato... -Parecía que su cabeza estaba echa un lío. Supongo que su situación romántica la confundía, y el echo de que su hermano haya muerto, no hace las cosas más fáciles, se sentirá miserable tal vez. No quería verla llorar. No quería que se sintiera así. -Gracias por el café Anna, un placer conocerte. -Cogió su bolso donde llevaba su móvil y sus cosas y se marchó solamente, dandome una pequeña mirada. Confundido. Me sentía así. ¿La había alejado? ¿Ella había visto algo? No podía permitir que eso pasara. No podía.
-Escuchar eso me preocupo un poco pero decidí no darle mucha importancia, entendía el hecho de que ella había perdido a su hermano y aunque me jodía y aún no entendía como tan siquiera podía llorar por su muerte respetaba a Samantha. Me despedí de Samantha y la dejé salir, una parte de mi me decía que la siguiese pero sabía que eso solo me metería en más problemas de los que debería, antes de que ella se fuera tomé su muñeca con suavidad.
-Por cierto, ¿Puedo tener tu número?
-Claro, aunque pensaba que ya lo tenías... -encendió su móvil y me dió su número. -Hasta un rato...

Claro que sí lo tengo pero nunca me lo habías dado tú, tonta.

Hasta hace unos meses nosotros éramos unos desconocidos o al menos ella jamás había puesto la suficiente atención a mi como para que todo esto sucediera, fue cuando ocurrió lo de mi padre, cuando empecé a hacer ejercicio que comencé a notar que ella tenía más contacto conmigo. Guardé el número en mi celular y yo también decidí darle una sonrisa... Estábamos jugando al tira y afloja... Yo en verdad quería que ella me viese como alguien con quien puede pasar su vida... Pero... ¿Y si ella no pensaba en eso?-

-Mierda... ¿Por qué siempre tengo que arruinarlo con ella?...

Miré de reojo por la ventana notando como se alejaba, soltando un suspiro para sentarme en el sofá sin poder hacer mucho al respecto.

-Se nota que le gustas... y qué te gusta... las mujeres podemos ver eso... Sólo deja que se dé cuenta. -Me dijo con una leve sonrisa, tan dulce como siempre, y me revolvió el cabello, así que yo solo pude volver a mi habitación y ver sus fotos.

Todos los maté por tiWhere stories live. Discover now