Todos los maté por ti

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-O-oh... Sé que debió ser algo incómodo ¿No?... Perdón, supongo que me deje llevar. -Al ver como ella me miraba mi más grande miedo se hizo realidad, el rechazo, el rechazo por la única mujer que me interesaba, no sabía que podía hacer en este punto, quería irme y dejarla pero sabía que si hacía eso Joseph terminaría siendo inminente. –Emmm... De verdad lo lamento... Supongo que yo no era el chico que buscabas para que hiciera esas cosas, ¿No? –Solo quería destruirme un pco más por dentro, quería escucharla decir textualmente que era Joseph para el, que había perdido la oportunidad, necesitaba escucharlo, no quería seguir viviendo con la incertidumbre.
-Pues... No es eso... Me ha encantado. Pero es que... Me ha pillado de sorpresa... Y debo pensar en esta situación, en lo que acaba de pasar...
-E-emmm... Supongo que sí... Pero... ¿Qué hay de...? Tch... No, ¿Qué tal si te lo demuestro? Que puede estar bien, a pesar de ser vecinos y conocer muchas cosas de pues... Nuestros problemas. –Sabía que Samantha siempre fue muy reservada con el tema de su hermano, sabía que no iba a ser fácil salir con ella porque yo ya conocía todo lo que le pasaba y es por eso que le daba tanta vergüenza, lo sabía, pero aún así quería intentarlo. –No me importaría esperar un poco más, y sinceramente... Bueno, te veías increíble así, perdón... –Dije algo avergonzado, no podía ocultarlo, su cuerpo fue hecho o por dios o por el mismísimo diablo, no sabría decirlo, tal vez una mezcla de ambos, definitivamente.
-¿Podemos solo ignorarlo? - Estaba tan mona así de sonrojada y tímida. Me dijo avergonzada.
-Claro, claro, no te preocupes, perdón. –Llevé una mano a mi nuca y la rasque levemente, supongo que no podría hacer nada para cambiar lo que ella pensaba, solo pude soltar un suspiro de resignación y alejarme lentamente, me preguntaba qué es lo que pasaría de ahora en adelante o si solo fue cosa de esta vez. Sabía que ya no iríamos a ningún lado, o al menos no con ella así que me dirigí lentamente hacia la puerta, soltando un último suspiro. –Espero que al menos volvamos a hablar pronto...

Pasaron dos horas, dos putas horas en las que no podía parar de pensar en ella. En sus jadeos, en su respiración. Estaba entrenando en el patio como todos los días, no podía dejar de pensar en Samantha y si la había con ella o no, sólo no quería que hubiera habido algún tipo de malentendido y que al final terminará todo con ella, aún así, no solo hacia ejercicio por mi rutina, si no porque... Efectivamente, ella estaba en la ventana. Subí al poco tiempo después y esta vez dejé la ventana de mi cuarto abierta, haciendo como que no había notado que ella ya había llegado empecé a desnudarme para rodearme con una toalla y estar listo para ir a la ducha.–

Aún así... Eso no quita el hecho de que aún pueda haber algo entre Joseph y ella... 

Me sorprendía y gustaba bastante que ahora ella fuera la que estuviera mirando, o quién sabe, tal vez lo había estado haciendo y yo no me había dado cuenta, sea como fuese, una pequeña sonrisa aparecío en mi rostro al verla de ese modo por mi culpa, tan tímida. Luego de entrar a la ducha no voy a mentir que no estuve un poco ocupado pensando en el cuerpo que envidiaría hasta la mismísima Afrodita, cuando salí un poco más tranquilo me volví a vestir, esta vez sin estar seguro de que ella estuviera viendo. Como supongo que esto se volvería una pequeña rutina hasta volverla loca... Tendría que empezar a limpiar mi cuarto y eso hice, me puse a tirar todas las latas de alcohol, a acomodar mi cuarto y colocar la ropa en el lugar en el que iba, tenía la esperanza de que algún día ella durmiera a mi lado al menos una noche.
Luego de haber limpiado las latas y la basura que tenía en el suelo pude ver mejor todas las fotos que tenía de Samantha desde siempre, desde que tenía diez hasta el día de hoy, me hubiese encantado tomarle una foto hoy, pero no pude ver la oportunidad, aún así, este momento no lo iba a olvidar. Traté de ocultar lo más que pude las fotos, ya volvería a encontrar un rincón donde poder guardarlas, dejé un beso a la última que tenía, una en el primer día de el colegio al que íbamos actualmente, se veía tan linda maquillada y su ropa... Dios.