Capítulo 9 - Dos problemas

4 0 0
                                    

JAMES 

Dos días han pasado y sigo con lo mismo en mi cabeza. No sé qué me pasa. Tras aquel día en la cafetería ya no me siento igual que antes. Me siento raro pero diferente a su vez. Al principio cuando entré en aquel lugar todo iba perfecto, necesitaba estar en otro ambiente que no fuera el de los libros y la cafetería me parecía una gran idea, pero en el momento en el que crucé la mirada con aquella chica que siempre estaba atendiendo en el establecimiento, todo cambió. 

Una sensación extraña empezaba a invadir mi cuerpo. No entendía que era y eso me frustraba. No me podía quedar más tiempo allí, así que para que no pareciese raro, pedí un café para llevar, cosa que nunca hacía porque prefería tomarlo allí tranquilamente, al contrario que mi hermano, y me marché.

Mientras me dirigía a casa en mi coche después de un largo día en la oficina pensaba en todo lo que nos había ocurrido en los últimos días, y tras hacer un resumen mental comencé a hacerme preguntas. Por ejemplo, ¿cómo es que tanto William como yo hemos vivido la misma situación tras encontrarnos con una chica? En los años de vida que llevamos hemos estado con muchas chicas, pero nunca nos había pasado esto concretamente. Es por ello que creo que nuestro padre tiene algo que ver con esto.

Al llegar a casa busco a William. Cada uno tiene su propio departamento en Times Square, pero los días en los que tenemos mucho trabajo o algún inconveniente solemos venir a nuestra casa de toda la vida, aunque a veces pienso que es demasiado grande, para poder poner en orden la situación del momento. Estos días William no ha estado muy bien, y debo contarle lo que me ha pasado.

Tras preparar la cena espero a William dado que al parecer todavía no había llegado a casa. ("¿Dónde se habrá metido?") Pienso durante la mayor parte del tiempo que he estado esperando, pero tras tres largas horas oigo a alguien entrar por la puerta principal.

- William al fin apareces, llevo esperándote más de tres horas, ¿¡dónde has estado!?

- James, tenemos que ir a un lugar importante ya - me dice con urgencia.

- Bueno, primero me gustaría poder comer además de saber a dónde se supone que quieres ir. 

- Puedes comer en el camino, debemos de ir cuanto antes posible. Respondiendo a tu pregunta, vamos a ir a una biblioteca con todo tipo de libros y cuando digo todo es todo tipo de libros.


HAYLEY

Dos días. Dos días han pasado y no he visto a ninguno de los hermanos. Ni por los pasillos, ni a lo lejos. Nada. Como si se los hubiese tragado la tierra, aunque está claro que se han encargado de mandarme bastante trabajo. Según me explicaron aquí en la empresa al día te mandan una cantidad de trabajo que debe ser hecha para el final de la jornada. Lo normal es que tengas tiempo de sobra para acabarlo, es decir, que puedes ir a por algo de comer si tienes hambre o a por un café. Pero o hoy no ha sido así o no han querido que fuese porque no ha dejado de pasar por mi oficina el secretario de uno de los hermanos mandándome más trabajo. No entiendo nada.

Mientras miro todo el trabajo que me acaba de traer Andrés, el secretario, me viene a la cabeza eso que nos dijo ayer la "vidente". ¿"La rubita"?¿"El pasado"? ¿Qué quería decir todo aquello? 

Justo en aquel momento entra en la oficina la alegría y amabilidad personalizada, la gran Stefanie, creo que así se llama. 

- Ya veo que estás trabajando mucho... Oye una pregunta, ¿sabes dónde está William? Es que quiero darle una cosita...

- Y por qué debería saber yo donde está él - respondo en un tono un poco borde.

- Bueno... como sabrás nosotros tenemos algo y quería hablar con él, y como es tu jefe supuse que sabrías.

Sin entender por qué una sensación de odio y enfado comienzan a surgir en mi interior.

- No creo que eso sea del todo cierto, tengo entendido que el señor William está solterísimo - digo con una rabia enorme.

- Perdona, pero William y yo tenemos algo y punto. ¿De qué me serviría mentirte a ti? Ni que le fueses a gustar a él.

Justo al acabar esa frase aparece Stella. ¿Qué hace aquí? 

- Perdona rubita, ¿por qué motivo asumes que eso no puede pasar? - pregunta Stella en tono amenazante.

- Mmmm simplemente no está a su nivel.

- Creo que no sabes una cosita. En cosas del amor, "el nivel" no  importa bonita. - suelta Stella con una carcajada al final.

- Bueno, si tu crees que eso es así...

Stefanie se va al momento. Yo creo que lo que ha dicho Stella le ha hecho pensar.

- Creo que le has dejado confusa - digo- pero una cosa, ¿Qué haces aquí?

- Pues verás, como sabrás hoy es mi día de descanso, entonces he aprovechado y he ido a esta tienda antigua de la que te hablé hace unos días. La biblioteca esa que te dije. Pues estuve buscando libros y mientras estaba en ello, una mujer mayor se me ha acercado, y me preguntó que estaba buscando.

- ¿Qué le dijiste exactamente?- pregunto.

- Pues nada raro. Sobre los vínculos entre personas. Aquello que nosotros llamamos flechazo, pero sin ser eso. Y también sobre esas cosas en las que tú no crees. Necesitaba saber más sobre ello.

- Y, ¿has descubierto algo? - pregunto con intriga.

- Diría que demasiadas cosas.




Para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora