Capítulo 4 - Lachesism

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Salgo de casa preocupada por lo que podrá pasar en mi día, además de por mi madre, y voy hacia la estación. Para ella este día es como un recordatorio de algo que nos dejó un vacío en nuestro interior. La falta de un ser querido o, al menos, eso era antes.

Llego a mi destino y me dirijo a la cafetería.

Hoy hacia un día esplendido, sin una nube y con calor. El típico perfecto día para ir de excursión o a la piscina, pero no, tenía que centrarme en el trabajo. 

- Buenos días Stella.

- ¿Tu me estás viendo? Como que buenos días, eso para ti, ¡para mi son malos!- exclama Stella.

- Pero si estás perfecta. Lo que si noto es que estás enérgica.

- Es tu primer día, ¡como no voy a estar enérgica! Ya verás que será genial, conseguirás el trabajo permanentemente, trabajaremos cerca, nos vere-

- Si si te he entendido- le digo entre risas. - Prepárame si puedes el café porque tengo la sensación de que va a ser un día larguísimo.

Stella se va a preparar el café y yo empiezo a pensar sobre el trabajo. No es que sea totalmente necesario, mi madre tiene un buen puesto en una empresa y hasta se ha hecho conocer, pero me gustaría demostrar que también puedo obtener cosas con mi esfuerzo y tiempo. Por ese motivo, deseo con todas mis fuerzas sobrevivir a este "desastre natural"

Recojo el grandioso café, me despido de Stella y me marcho hacia mi otro destino, Walker's. Nada más llegar a la puerta del edificio un señor enorme de seguridad me pide mi tarjeta de identificación. Abro el bolso e intento sacar la tarjeta, pero con tanto nerviosismo, esta se me cae al suelo. A través del cristal se podía ver como la chica rubia del otro día se reía.  La recogí rápido y se la entregué al señor, este me abre las puertas y me deja pasar.

Esta vez, en vez de entrar y dirigirme directamente al mostrador, fui al ascensor ya que me conocía el camino. Justo cuando las puertas se cerraban una mano se asomó y detuvo la puerta. Miro con sorpresa y curiosidad de saber quien es. 

- ¿Qué haces subiendo sola? - me pregunta la chica del otro día.

- Ya me sé el camino y por eso decidí subir sola- le dije con una actitud pasiva.

- Pues que sepas que por estos pasillos y salas no pasa nadie sin mi consentimiento. Así que ya sabes.

- Uy perdón, no lo sabía, no volverá a pasar - le respondo sarcásticamente a la vez que usaba una tono de burla.

Se que no debería responderle así pero no pude contenerme, y bastante poco dije. A lo largo de mi vida he conocido a mucha gente igual, y no debía permitir que me tratase de esa manera. En todos los casos empezaban con "tonterías" como esas, y acababa incluso con humillaciones. Y eso no se puede consentir.

Subimos en el ascensor, y cuando llegamos al piso hace un amago de salir primero del ascensor, dejándome atrás, a su paso.

- Sígueme - me dice con tono chulo a la vez que mira a los trabajadores de las oficinas del alrededor.

Decidí seguirla sin decir nada, era mejor evitar problemas. Tras un largo pasillo, llegamos a la sala del otro día. Me dice que espere en el sofá y a continuación entra en el despacho del jefe.


WILLIAM

Espero con impaciencia la llegada de la nueva trabajadora. No me había dado una mala impresión ayer, y hoy con lo de la tarjeta antes de entrar en este edificio me ha hecho gracia.

No se como pero en solo un día me ha conseguido sacar una sonrisa.

- ¡Pasa! - exclamo hacia el otro lado de la puerta.

- Buenos días jefe. La nueva está esperando fuera para que le digas que debe hacer, pero no te preocupes si no puedes ahora, que espere. - dice con un tono de superioridad.

Estaba cansado de esta chica, Stefanie, pero no podía despedirla, es hermana de uno de mis mejores amigos. Siempre había intentado tener algo conmigo pero nunca lo conseguía. Normal. No volveré a permitir que una mujer entre en mi vida después de lo ocurrido en el pasado. 

- Dile que entre.

Stefanie sale un segundo del despacho, le dice a Hayley que entre y se queda con ella dentro, como si quisiese escuchar la conversación.

- Muchas gracias Stefanie, te puedes retirar.


HAYLEY

Entro al despacho del Señor Walker y lo primero que hago es observar con más detenimiento mi alrededor. Estaba todo muy bien decorado, con adornos lujosos y cuadros muy bonitos.

- Buenos días Señorita Brown -me dice con una mirada fría- La acompañaré a su oficina. Sígame.

Decido acatar su orden y le comienzo a seguir. Me esperaba que me llevase a una de las cabinas que había visto al dirigirme hacia su despacho, pero no. En vez de seguir por el largo camino del pasillo, sale de su despacho, y se dirige a un mini pasillo que hay a la izquierda. Ahí se podían ver diferentes puertas con oficinas individuales. De repente se queda quieto, y me abre la puerta a una de ellas. 

- Aquí es donde va a trabajar. Entre y mire, en un rato volveré y le diré su tarea.

Y así mismo se va.



Para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora