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Os traigo un extra de fanarts en este capítulo, no os olvidéis de comentarlos ❤

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Durante las últimas semanas, Loki, había mejorado en el control de sus poderes a pasos agigantados.  Ahora mismo concentraba toda su atención en la puerta del frigorífico, a pocos metros de dónde estaba parado, que se abrió con un portazo. Reprimió las ganas de gritar "¡Yay!", todavía quedaba lo más difícil.

La jarra de agua del interior se elevó tambaleándose de forma insegura en el aire, tenía que conseguir que llegara hasta la encimera donde llenaría el vaso que había colocado allí sin derramar ni una sola gota. Agitó sus dedos despacio, mientras la guiaba hacia su objetivo cuando un ruido en su oreja le hizo sobresaltarse y la jarra se estrelló contra el suelo, partiéndose en pedazos y salpicándole toda el agua que contenía.

Cuando se dio la vuelta, Clint le devolvió la miraba con una sonrisa, en su mano derecha tenía una aguja y en la otra los restos de un globo. Steve, la otra persona que se encontraba en la sala, miró al arquero con todo el reproche que podía reunir.

—¿Qué? Fue solo una broma. La pequeña Matilda me las gasta todo el tiempo.

El soldado le ignoró, mientras llegaba hasta ellos.

—Loki, no te muevas. Cristales.

Steve sentó al niño en la encimera mientras él recogía el estropicio, aunque de todas formas iba a tener que cambiarse la ropa mojada.


***


La cosa que Loki seguía amando hacer más que nada desde que había llegado a la torre era acostarse sobre la alfombra de pelo de la biblioteca, junto a la chimenea. Allí devoraba un libro tras otro hasta que se quedaba dormido y entonces Tony venía a por él, lo cargaba como a un príncipe y lo metía en la cama que seguían compartiendo. Era una de las pocas rutinas que podía seguir sin poner pegas.

Sin embargo, ese día lo despertó una música estridente.

—¿Qué? ¿No te gusta slipknot?

Clint sonreía de forma maliciosa con el reproductor muy cerca de su oreja y Loki lo miró mal, pero solo alcanzó a frotarse los ojos con sueño. Vaya, no era divertido con el niño tan bajo de forma.

—Está bien, vete a acostar —dijo haciendo un ademán para despedirlo con la mano.

Loki en serio lo intentó, cruzó la biblioteca hasta casi el final y se volvió a dormir apoyado en la pared.

—Demonios.

El arquero rascó su cabeza, no pensó que llegaría el día en que se apiadaría de Loki, pero el mini dios se veía tan patético durmiendo de pie que terminó cargándolo en sus brazos.

Nada más ser levantado, el niño se acurrucó de forma automática contra su pecho, dormido por completo. Demonios de nuevo.

—Sólo te llevaré hasta que encontremos a Tony, mocoso —. Gruñó suave, evitando ahora sí levantar mucho la voz para no despertarlo.


***


Volvía a ser noche de películas en el piso común de los vengadores. Steve, Bruce, Natasha, Clint y Tony ocupaban sus asientos habituales a lo largo de los grandes sofás de la sala mientras devoraban las cajas de comida india que habían encargado. El único que permanecía en el suelo, concentrado en jugar con sus juguetes, era Loki.

Magia rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora