Capítulo 1: Los Santos

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—¿Necesitas ayuda con algo? —Volkov maniobra para dejar los platos limpios y secos en sus correspondientes estantes y hablar con Horacio por teléfono al mismo tiempo—. Puedo pasarme por tu piso si hace falta.

—No, hombre, no te preocupes —responde Horacio. Su voz suena amortiguada porque todavía está desayunando y tiene la boca llena de cereales—. ¿Tú tienes todo listo?

Volkov hace un repaso mental. Junto a la puerta descansa la mochila con las pocas cosas que va a llevar -tal y como le dijo Horacio, sólo metió lo más importante: productos de higiene personal, ropa limpia y esenciales-, ha dejado todo recogido y ya ha llevado a Mika con su hermana.

—Creo que sí —responde. Escucha a Horacio abrir un grifo y se lo imagina sujetando el móvil con el hombro para poder terminar de prepararse.

—¿Cómo que "creo"? No me la líes, ¿eh? Que no quiero tener que dar la vuelta —Volkov se ríe y Horacio se siente orgulloso de hacerle reír.

Esos dos últimos días han sido un caos. Dex canceló toda su parte de las reservas, y Volkov tuvo que pagarlo en su lugar. Horacio se ha pasado estos días explicándole las rutas y las actividades a Volkov y respondiendo cualquier duda que pudiera tener. También se encargó de informarle a su madre que no iría solo. Que "su vecino el ruso" había aceptado. A Charlotte le había alegrado la noticia.

A quien no le ha dicho nada ha sido a Dex. Principalmente, porque él no le ha llamado ni escrito ni una sola vez en las pasadas cuarenta y ocho horas, y Horacio no va a hacerlo. No le corresponde a él, porque él no ha sido el que lo ha hecho mal. Aún así, sabe lo mucho que le cuesta a Dex aceptar la culpa y, más aún, pedir perdón, así que tampoco espera que le dirija la palabra pronto. De todas formas, no puede evitar comprobar constantemente sus chats para ver si tiene alguna notificación nueva.

A cada segundo que pasan sin hablar, Horacio se siente más y más alejado de él. No es como su amistad con Gustabo, con él sabe que pueden pasarse meses sin hablar y aún así seguir teniendo la misma relación que antes. Con Dex no siente lo mismo. A él siente que lo pierde cada vez más. Y pensar en empezar ese viaje y no sólo alejarse emocionalmente de Dex, sino también físicamente, es una sensación agridulce. Por una parte, y sobre todo después de haber tomado la decisión de cortar con él, tiene ganas de experimentar esa sensación de libertad. Por otro lado, y teniendo en cuenta lo solo que se ha sentido durante el transcurso de su relación, la idea le pone nervioso.

Agradece tener a Viktor a su lado.

—¿Pero como que liar? ¿Tú has terminado de desayunar, por lo menos? —Horacio pone los ojos en blanco, pero en realidad está consiguiendo hacerle sonreír. Le hace gracia que Volkov sea tan fácil de picar.

—Sí, he terminado —repasa su entorno con la mirada, comprobando tenerlo todo—. Cuando tú estés listo, me avisas y nos vamos.

-

—Mejor conduce tú —dice Horacio, en cuanto tiene las llaves del coche que han alquilado entre las manos—. A mí no se me da muy bien.

Tampoco tiene muchas ganas. Volkov toma las llaves de sus manos y le ayuda a meter las pocas bolsas que tienen en el maletero.

El viaje empieza oficialmente cuando salen del centro de la ciudad. Horacio mira a su izquierda, al asiento del conductor, y es una sensación extraña. Hasta hace poco pensaba que ese asiento lo ocuparía Dex, pero ver a Volkov en su lugar tampoco es decepcionante. Es diferente. Después de intentar analizar lo que siente, se da cuenta de que también es tranquilizador. No sabe por qué, pero Volkov le transmite una sensación de calma, como si con él todo estuviera en paz. Aún así, no puede decidir si con él está más o menos cómodo que con Dex. Dex no le transmitía esa sensación de calma, pero era su pareja. O es.

Just what I needed [volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora