Capítulo 6: Los Ángeles

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—Sí, ya lo sé —Volkov no escucha la pregunta al otro lado de la línea, pero la sonrisa de Horacio es genuina y cariñosa. Hasta que lo ve ponerse colorado—. ¡Mamá, por favor!

No sabe qué le ha preguntado, pero la reacción de Horacio es suficiente como para hacerle sonreír.

Están desayunando en una cafetería de carretera, después de una hora de viaje en coche desde Santa Bárbara, y con media hora todavía por delante hasta Los Ángeles.

Cuando a Horacio le sonó el teléfono inesperadamente, ambos se pusieron tensos por miedo a que se tratara de Dex. Pero a Horacio se le iluminó la mirada al leer "mamá" en la pantalla.

—Mamá, no le voy a- - —se calla para escucharla, y después se muerde el labio inferior mientras le dirige una mirada a Volkov.

Llleva hablando con ella unos minutos, y acaba de contarle que ha roto con Dex. Por las reacciones de Horacio, Volkov sospecha que la noticia la alegró tanto como a él mismo cuando la recibió.

—Jo, es que- - Bueno, como quieras —pone los ojos en blanco y tapa con la mano el móvil para que su madre no lo escuche cuando se dirige a Volkov—. Quiere... quiere hablar contigo. ¿Tú quieres? Si no quieres no pasa nada, puedo poner una excusa, no hace falta que...

Volkov niega con la cabeza antes de dejarle terminar la frase y estira el brazo para que le dé el móvil. Horacio duda durante unos segundos, pero acaba dándoselo. Charlotte quiso hablar con Dex cuando Horacio le contó que estaban juntos, pero Dex nunca quiso hablar con ella porque, en sus propias palabras, "sentía que conocer a su madre hacía la relación más seria". Y él no quería una relación seria.

Está nervioso por lo que Charlotte pueda decirle a Volkov, porque él le ha contado muchas cosas a ella sobre el ruso. Siempre ha tenido mucha confianza con su madre.

—Hola —saluda Volkov, y Horacio le nota los nervios en la voz, aunque intente disimularlo.

—¡Hola! ¿Cómo estás? —escucha la voz dulce al otro lado de la línea. No conoce su cara ni sabe nada de ella, pero sólo escuchando su voz podría afirmar que, efectivamente, es la madre de Horacio. Hablan con la misma ilusión.

—Pues... bastante, bastante bien, la verdad —responde. Horacio lo observa con el labio inferior entre los dientes. Por una parte, le encanta ver a su madre y a Viktor interactuar; por otra, le genera ansiedad no escuchar las preguntas de Charlotte—. ¿Y usted?

—¿Cómo que usted? Tutéame, hombre —Volkov sonríe y Horacio frunce el ceño—. Pero sí, estoy muy bien. Aliviada.

—¿Aliviada? —pregunta Volkov, porque se esperaba cualquier respuesta menos esa.

—Sí. De que tú estés con mi niño —el ruso vuelve a sonreír, pero es una sonrisa distinta, más enternecida—. Creo... que lo estás ayudando mucho, ¿verdad?

—Eh... ¿en qué sentido? —Horacio lo mira, horrorizado, al escuchar su frase. Probablemente piense que Charlotte le ha hecho una pregunta incómoda.

—Contigo se ríe y está bien. Tú... le diste valor para que rompiera con Dex, ¿verdad? —Volkov no sabe qué responder. Su mirada vuelve a Horacio, y lo ve tamborilear con los dedos sobre la mesa. Para relajarlo -y para aclarar sus propios pensamientos-, Volkov posa su mano libre sobre la de Horacio, que enseguida la gira para entrelazar sus dedos con los suyos.

—Un poco, pero... fue todo cosa de Horacio —no quiere llevarse el mérito que le pertenece a él. El carácter, la fuerza y la valentía de romper una relación tóxica ha salido de Horacio, aunque le hayan venido bien algunos apoyos externos.

Just what I needed [volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora