Damián recordó que ese era el motivo por el cual llevaba el tiempo justo. Terminó de atar bien sus tenis y el resto del cordón lo escondió por dentro. Siguió corriendo con su mochila al hombro en dirección a la plaza. El ruido del tráfico de la mañana es intenso, cláxones silbando a no poder más, una constructora que obstruye una parte de la calle, gente gritando desde su auto porque no avanzaban las filas de los carros parados, pero a pesar de esa situación no iba a permitir que el día cambiará su buena actitud por una actitud estresante así que solo omitió la parte de su mañana en la que involucró tirar la basura. Esta vez de esas pocas ocasiones en donde sin fijarse corrió atravesando la calle en medio del tráfico, es consiente que el semáforo en cualquier momento cambiará de rojo a verde y estará perdido en medio de una horda de autos que llevan prisa por llegar a su destino, así como él en esos momentos. Corrió en medio de las filas estrechas que hay entre los autos parados, llegando a golpear uno que otro retrovisor, motivo por el cual recibe infinidad de palabrotas, insultos y uno que otro comentario agresivo. Lo bueno de todo eso es que no logra escuchar al cien lo que le gritan los conductores debido a los auriculares que lleva puestos. Dos carros antes de llegar al cruce de los autos, Damián cambia su dirección para atravesar de forma horizontal al otro extremo de la calle pasando por enfrente de los vehículos, en ese momento en el que decide no parar de correr, el semáforo cambia su color y los autos comienzan a avanzar, antes de llegar a la banqueta, un auto enfreno de golpe, y él con su rostro asustado logro colocar ambas manos sobre el cofre del vehículo como si tuviera súper fuerza y pudiera detenerlo parecido al capítulo 88 del comic de su súper héroe favorito StrongMan, quien detiene un autobús que se quedó sin frenos y se aproximaba a una anciana que cruzaba la calle. El conductor le silbo enojado, en señal de reclamo para que se fije al cruzar. Se disculpó y continúo corriendo. Integrado ya en la banqueta llego a la esquina girando hacia el lado derecho, durante su recorrido esquivaba torpemente ágil a las personas para no golpearlas o tirarlas, las rodeaba, giraba, pasaba de lado, incluso paso a quitar una rosa de una persona que iba saliendo de una florería con un arreglo enorme, pero al final su intento de esquivar a ese "hombre arreglo" fue fallido, llego al corredor principal que da directo a la plaza, se detuvo unos minutos para llenar de oxígeno sus pulmones que le quemaban por dentro.
El cielo de medio día con un tono azul claro, y alguno que otro algodón blanco, un algodón tan esponjoso que dan ganas de abrazarlo. El sol está tan brillante que cuesta trabajo mirarlo, cuando el clima se encuentra así se presta muy bien para ir a la playa y surfear grandes olas junto con amigos, y permanecer ahí hasta que el atardecer se difumine en el cielo como pinceladas degradadas marcando así el fin de otro día. Damián se encontraba parado en el crucero del corredor esperando a que no se acercara ningún vehículo, cruzo la calle y al llegar a la esquina giro hacia la izquierda, llevaba prisa por llegar a tiempo, muy pocas veces llegaba tarde algún lado. Su padre les inculcaba siempre que la puntualidad es una regla de oro basada en la disciplina que deben llevar a cabo tanto sus hermanos como él, además, es algo por lo que habla bien de la persona, si no eres puntual te perderás de muchas cosas y al final no estarás. En ocasiones correr para Damián llega a ser una situación poco agradable, comienza a sentir como si le clavaran alfileres en las piernas, le pican, le arden, le pesan y además siente como se agita su cuerpo, sus pulmones y músculos se cansan, no está acostumbrado a correr mucho, de vez en cuando tiene que hacer uso de esa mala habilidad para salir de un apuro. A pesar de que hace ejercicio y el entrenamiento dentro del equipo de Surf es intenso, no le es suficiente para mejorar esa mala habilidad, por eso siempre evita las actividades que tengan que ver con correr. En esa ocasión agradecía solo llevar puesto una bermuda oscura y una camiseta blanca con rayas de color azul y coral que le encajaba perfectamente a su cuerpo tonificado.
El sudor que le escurre por la frente hacía que unos mechones de cabello se le peguen en el rostro, su cabello tan revoltoso y poco corto a comparación de la semana pasada, tuvo que cortarlo debido a que mañana tiene escuela y por lo menos debe hacer todo lo posible por tener el cabello presentable. Al dirigirse a la plaza veía a unas aves que sobresalían detrás del edificio que está en la esquina, notaba que esa parvada iba y venía en círculo, eso era una señal de que se acercaba al lugar. En algún momento envidiaba a las aves, quienes hábilmente y con sus alas tan abiertas, extendidas a no poder más, volaban de un lugar a otro. Eso hacía que se preguntará ¿Cómo es que pueden mantenerse en el aire? bueno al final esa es la magia de la naturaleza. Damián empezó a bajar la velocidad, se encontraba caminando sobre el pabellón de la plaza, a la vez que llenaba sus pulmones de oxígeno debido a que su respiración era agitada y rápida. Cuando se sentía sofocado ponía en marcha lo que una vez su madre le enseño <<le dijo que imaginara que tenía una flor en una mano y una vela en la otra, y que oliera la flor (inhalara) y soplara la vela (exhalara), que hiciera eso hasta que su ritmo se fuera normalizando>>. Cruzo la calle al jardín en busca del lugar donde quedo de verse con sus demás amigos. Caminó a un lado de la fuente que estaba en funcionamiento en ese momento y una ligera brizna le caía en el cuerpo, en esa fuente sobresalía una figura de un hombre que tenía un brazo levantado en escuadra en el que posaba un águila parada mientras que en el otro brazo cargaba y rodeaba un barril con un pequeño agujero del cual salía el agua en forma de una mini cascada que caía alrededor chocando con los diferentes bultos y figuras que complementaban la estatua, alrededor de la fuente había varios niños pequeños, emocionados y contentos al ver lo que había en el interior del agua.
Ya casi se acercaba al lugar acordado y cambio la canción que sonaba de su reproductor a través de los audífonos, ese día era un domingo familiar, el jardín estaba lleno de personas, niños que corrían a mirar las tortugas de la gran fuente, parejas tomándose fotos en posturas graciosas en el pequeño quiosco, grupos de amigos que salen a turistear por aquí y por allá. La mayor parte de la gente que se encontraba ahí eran turistas quienes disfrutaban del clima caluroso, de los lugares históricos, de lugares donde sirven buena comida, incluso había un autobús que ofrecía como servicio un recorrido por toda la ciudad, pasando por afuera de los lugares más relevantes de la ciudad y estaba destinado a turistas más que nada. En la escuadra del jardín se colocaron unas carpas anchas en donde vendían todo tipo de piedras como: cuarzos, talaveras de diferente forma y color en las cuales tienen escrita la cita "Recuerdo de mi viaje en Claro del Valle", también vendían conchas de playa, estrellas de mar, alguno que otro recuerdo del lugar como llaveros, colgantes, había tazas que tenían impresa la imagen del muelle de San Bartolo con todos esos barcos que hacen que la vista sea increíble, otras tenían la imagen desde el gran mirador del acantilado que es de donde se ve gran parte de la ciudad. Lo malo de ese lugar para varias personas es que una parte del piso es de vidrio, su barandal esta reforzado con estructuras metálicas y es seguro, muchas personas que acuden ahí no caminan sobre el vidrio debido a que está elevado a unos cuantos metros del mar y eso les da pavor. Para las personas que sufren de acrofobia no se les recomienda caminar sobre el piso de vidrio. Otros puestos más adentro de las carpas vendían sombreros para protegerse del sol, gafas, salvavidas. Al final del pasillo afortunadamente había un puesto pequeño que tenía los mejores helados de la zona y unas paletas tan cremosas que una vez probándolas la explosión del sabor en el paladar anhelaba que esa paleta jamás se acabara. Damián se sentó en una banca y observo más allá en dirección al gran reloj del jardín, que comenzaba a sonar emitiendo timbrazos graves de campanas, era señal que marcaba las doce.
–Fantástico medio día, justo a tiempo –dijo con una sonrisa en el rostro, a la vez que relajaba el cuerpo y se disponía a esperar.
La arquitectura de la que está hecha el reloj es asombrosa y con muy buen aspecto a pesar de los años. Las paredes son altas y anchas de piedra tallada, de un color arena, los tallados que tiene son de diferentes figuras como: curvas, elipses y uno que otro espiral que sube y baja por la parte metálica del reloj. Su diseño parece que estuviera hecho de un metal brilloso y cautivante, esté se encuentra en la parte más alta de la torre, por encima del mismo, la construcción termina con una media esfera con detalles dorados, alrededor tiene unas pequeñas figuras en picos con destellos cobrizos, desde donde observaba el chico de los audífonos, la parte de arriba la comparaba con la tapa de una torre de algún castillo medieval donde ocultaban a una damisela en apuros.
Damián imaginaba que los rayos del sol en este punto que daban a la estructura metálica del reloj si alguien quisiera tocarlo, o incluso con acercarse, de seguro se sentiría el calor que emanaría del metal, bueno igual no creo que permitan el acceso a cualquier persona solo para subir a tocarlo y comprobar su teoría. Las manecillas son de un dorado resplandeciente, una más ancha y más larga que la otra, es la que marca las horas, típico en relojes. El fondo es de un color blanquecino con números romanos de color negro, realmente es una construcción de la era barroca muy bonita. En ese momento una sombra alargada se proyectó por el lado de la calle debido a la iluminación del sol que daba a la espalda de alguien, esta sombra se iba encogiendo cada vez que se acercaba más y más, hasta terminar en una sombra levemente larga de una persona que se había detenido a unos pasos de Damián.
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Estrella Infinita: Un Amor Sin Prejuicios
Fiksi Remaja-¿Qué tan difícil puede ser conocerse a uno mismo a un grado en el que no dudes de tus decisiones? -dijo. -No lo sé -hizo una pausa-. Lo único que sé y que he decidido hacer es quererte sin importar nada. -Yo también te quiero, pero nos estamos last...