"Some memories become dreams, some, become nightmares.
And then there are some, which become hiraeth"
(Broken Pen)
Cuando su mejor amiga y razón de vivir muere, Aquiles Di Gloria decide mudarse a Italia en un intento desesperado de olvidar su pasado...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 19
Stella Mancino, reina de la moda
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aquiles estaba nervioso, más nervioso de lo que imaginaba iba a estar.
Él y Cedric se encontraban bajando las escaleras de su edificio para dirigirse al departamento de Gideon y Eileen para la cena, pero desde que habían salido por la puerta Aquiles no podía dejar de sentir los nervios consumirlo porque conocerían a Cedric de manera oficial. Y sí, sabía que ya lo habían conocido y de hecho habían quedado fascinados con él, pero esa ocasión fue una mera coincidencia, Aquiles no tenía ni idea de que se los toparían y terminaría bailando toda una coreografía en medio del bar enfrente de Cedric. Llevarlo a una cena con sus mejores amigos era algo más serio, íntimo, era formalizar su relación y, aunque estaba seguro de que así lo quería, no podía evitar sentirse nervioso.
Cedric sostuvo la puerta para que Aquiles pudiera pasar. Ambos se encaminaron a la parada del autobús hombro con hombro, sin decir una palabra. Entonces, Aquiles sintió a Cedric entrelazar sus manos, y cuando lo observó sorprendido, Cedric ni siquiera lo veía, como si fuera la cosa más normal del mundo, y lo era, pero Aquiles no pudo evitar sentir la necesidad de apartarlas al estar en medio de la calle, donde cualquiera podría verlos, lo que le causaba un poco de temor. Volvió a ver a Cedric, quien ésta vez sí lo observaba, y le dirigió una cálida sonrisa. Eso fue suficiente para que el pequeño temor de Aquiles se esfumara y él también apretara sus manos con seguridad, regresándole la sonrisa.
