Steven da vueltas por su camarote tratando de avanzar su lectura, se había vuelto una tarea tan difícil como tortuosa, casi como aquella vez en la que tuvo que llevar a rastras el cuerpo inconsciente de Jake escalares arriba hasta su habitación en la casona.
Su camarote olía a menta, era uno común y corriente, aunque algo pequeño. Durante un instante permaneció tumbado en su cama, tranquilo, respirando despacio, como si esperase que el absoluto silencio volviese las cosas a la normalidad en su pecho. Que se sacudía rítmicamente. Pero permanecía extrañamente tranquilo entre las cuatro paredes a pesar de su corazón martillado.
El aspecto de Spector estaba completamente de acuerdo con su temperamento, eso seguro. Tenía aire de atleta. Su pelo castaño era corto, rizado y bien arreglado hacia atrás. Su rostro tenía unas facciones duras y claras, y una inmediatez aterradora; carecía de humor o fantasía. Sin embargo, condenadamente apuesto a manera de un adonis. Si, parecía joven, pero no juvenil. Quizás tendría unos pocos años más que él. Estaba bien formado. La ropa le sentaba bien porque era un hombre fácil de vestir. Steven encontró dificultad en recordar que Spector era un mercenario: había una frialdad en él, una autosuficiencia rigurosa, que le equipaba perfectamente para el oficio del crimen. Spector era un hombre muy duro. Si Steven se permite pensarlo, pero era tan malditamente guapo que hizo que olvidara cómo respirar por un segundo. Entonces pensó que realmente no sabía cómo se llamaba Spector.
Dio un resoplido y se levantó, frustrado. La habitación que al inicio era un encanto dejó de estar bellamente organizada. Su maleta estaba abierta sobre una cómoda, había tomado de la maleta su pijama, un cómodo camisón de mangas cortas que llevaba puesto. Sí, Jake más de una vez se burló de él por usarlo, pero era cómodo y su madre siempre le hablo maravillas del satín. Está gratamente de acuerdo.
A unos pasos, por encima de una mesita, sobre la que se encontraba extendido el mapa, dejó su libro. La mirada de Steven se dirigió después hacia el espejo, con las gafas rojas puestas, recordó en ese momento que no había usado su loción después de la ducha, ni su bálsamo labial con aroma a moras. Sintió un leve picor en el vientre, una molestia que se mete debajo de sí mismo y ahí se queda, mientras reflexionaba sobre todo esto con gran rapidez, sin poder decidir qué hacer consigo mismo. Entonces Steven gritó.
—¡Por Dios, ese beso no fue nada del otro mundo! No fue tan bueno... agh...
No era la clase de beso que podía derretir a alguien, pero asociarlo a Spector le quemaba la cara. Steven, sigue dando vueltas en círculos, hasta que se para frente al espejo. Él le da una buena sacudida a su cabeza, dejando que su cabello rizado se vuelva un lío. ¿Se veía bien, no es así? Sus rizos van libres y sueltos en su frente, su rostro se ve suave y bien afeitado, sabe que no tiene un cuerpo escultural, no como su hermano, ni remotamente como Spector. Él es más... gordito. Más suave. Y si se permite decirlo, siendo totalmente franco, él es de muslos grandes y bueno... también su trasero. Ríe levemente por eso y se acaricia la mejilla pensativo.
Quizás, el problema radique en su ropa, ¿un mojigato? Así lo había llamado Spector, pasó un momento tratando de convencerse que no importa lo súper guapo que sea el hombre, lo había insultado. Steven grita de nuevo para sí mismo «Cierra el pico, Steven, miserable zoquete». Siente que puede llorar pero se lo traga. Luego se da la vuelta, dispuesto a acostarse pero justo ahí, detrás de él ¡está un horrible hombre! Apareció bruscamente en el rostro de Steven un profundo miedo interior.
Una mano, que le pareció enorme, acababa de tomarlo por el cuello y lo levantaba vigorosamente. Steven alzó la cabeza y vio una gran forma negra, derecha y alta, que caminaba a su lado en la oscuridad. Era un hombre que había llegado detrás de él sin que lo viera. Hay instintos para todos los encuentros de la vida. Steven está aterrorizado.
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Escrito en Papiro Dorado【MarcSteven】
FanfictionAU - The Mummy 1999 El bibliotecario Steven Grant y su medio hermano Jake Lockley reclutan al ex-prisionero y mercenario Marc Spector para que los ayude con una expedición a Hamunaptra. La presencia de Arthur Harrow, al frente de un equipo arqueológ...