[Takeomi & Shinichiro]

165 20 4
                                    


━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━

Takeomi sabe que tiene perfectamente prohibido fumar cerca de las plantas de Wakasa.

Así que no tiene de otra que escaparse por una de las puertas que dan hacia el jardín, sin darse cuenta de que es seguido por Shinichiro.

Las voces que le brindan vida al hogar de sus amigos quedan silenciadas cuando la puerta se cierra tras de él. Se encamina entre los arbustos hacia un claro en que pueda fumar con calma, posiciona el tubito de nicotina entre sus labios y tantea los bolsillos de su chaqueta en busca del encendedor.

—¿Te puedo ofrecer fuego?

La voz de su Sano favorito impacta contra sus oídos desde atrás, por lo que detiene su andar sin poder contener una sonrisa. Pero no es una sonrisa cualquiera, sino de esas que sólo Shinichiro es capaz de producir. Deja que sus manos se escondan en los bolsillos frontales de su chaqueta y lo aferren suavemente contra él, y siente por sobre la cuerina negra el toque de su nariz contra su hombro.

Dejarse envolver por Shinichiro es parte de un ritual en que sus ansiedades son domadas, como salvajes animales en una sabana que aunque libres, no tenían más propósito. Takeomi ahora se concede respirar con cierto sosiego, permitiéndose relajar los músculos y tomándose un minuto para apaciguarse gracias al toque de su persona especial, aún sujetando entre los dedos el tabaco y considerando dejarlo de lado. Sabe que tras las palabras de Shini hay una intención y pretende escuchar.

Siempre lo va a escuchar.

—Pensé que estabas dentro cuidando que los niños no se peleen.

Sabe que el breve sonido de la sonrisa de Shini se debe estar reflejando también en esas tímidas marquitas que desde hace algunos años empiezan a asomarse por las esquinas de sus ojos.

—Estarán bien. Además Draken ya debe estar llegando, tomará el relevo.

Takeomi introduce su mano libre dentro del bolsillo ocupado por Shinichiro y lo acaricia bajo sus dedos.

—Sigues nervioso.

No es una pregunta, es un hecho. Como todo lo que la habilidosa percepción de Shinichiro puede leer en momentos como ese y en las tormentas internas de Takeomi. Él entiende con claridad que le está costando mantener la calma, y así como Akashi Takeomi lo sabe muy en el fondo, lo único que puede hacer es confiar en que las cosas marcharán bien, en que todo lo que le enseñó a Senju le va a servir para ayudarle a garantizarse un lugar en el mundo. Que no es tan simple, por supuesto. Él, a los 18, no tuvo a nadie que lo instruyera... aunque sí a Shini para ayudarlo a manejar sus respiraciones.

Y ahora que lo piensa en retrospectiva, está seguro de que tenerlo a su lado siempre fue suficiente.

—Ella es valiente. Y fuerte. Es mucho más fuerte de lo que fuiste alguna vez. Aunque claro, ya no eres precisamente un jovencito...

La mención sobre su edad (de ambos en realidad), consigue arrancarle una mueca jocosa a Takeomi. Arruga la nariz y aprieta los dientes con fuerza, como avergonzado de que se pueda convertir en una sonrisa. Gira rápidamente y se deshace del cigarro escondiéndolo en el bolsillo camisero de su Shini.

—Este abuelito que ves aquí se muere por darte un beso.

—Y este jovencito que ves aquí tiene que llevarte de regreso... Antes que Wakasa le obsequie un arbusto de marihuana a Senju como regalo de cumpleaños. Eso sí es algo que podemos evitar.

Se toman de las manos y se mantienen muy cerca cuando emprenden el camino de regreso a casa. Takeomi quejándose de todos los bichos que deben atraer las plantas de Waka, porque Mira esos tomates de allá, si ya están listos y no los recoge, se echarán a perder. Y Shinichiro asegurándole que Waka tiene un super instinto para saber la fecha exacta en que su jardín le proveerá el mejor alimento. Cuando ambos atraviesan el umbral de madera y grandes macetas de peonias rosa obstruyen su paso, se dan cuenta de que se equivocaron de habitación y necesitan ayuda de los dueños de casa.

No pasan ni cinco segundos hasta que ven a Mikey corriendo detrás de Takemichi.

—¡Devuélvemelo! ¡Te prometo que no lo comeré antes de la cena!

Y lo acorrala contra las escaleras de ciprés que bordean ese salón.

—No quiero ver —Takeomi cubre su rostro con la mano que no sujeta de Shini. El otro ríe junto a Mikey, dos hermanos emitiendo sonidos llenos de pureza y felicidad al mismo tiempo. Dos timbres de voz aunque totalmente diferentes, armonizando contra el espacio que les rodea.

Momentos después, mientras Takemichi intenta descifrar las palabras y gestos que Shinichiro Sano le hace moviendo los labios y los dedos, Manjiro se empina y le roba dos cosas en dos segundos.

El taijaki de entre sus manos.

Y un besito de sus labios.


━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━

Herbolario [Tokyo Revengers Drabbles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora