CAPÍTULO 68.

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Chuuya hacia lagartijas en la sala mientras Dazai leía un libro, fuera de ser super enemigos, en casa disfrutaban de la compañía del otro, aquella fachada de molestarse constantemente, aunque si era cierta, era solo diversión por parte de ambos, s...

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Chuuya hacia lagartijas en la sala mientras Dazai leía un libro, fuera de ser super enemigos, en casa disfrutaban de la compañía del otro, aquella fachada de molestarse constantemente, aunque si era cierta, era solo diversión por parte de ambos, sus verdaderos seres eran tranquilos y juntos, aun más. – Aaay ya me aburrí, siento que voy corriendo a ser como Mori-san – se quejo molesto

- ¿Qué pasa Osamu? ¿Por qué tan frustrado?

- No lo sé, pienso en esos chiquillos de Atsushi-kun y Akutagawa, se la pasan revoloteando como adolescentes calientes

- Son adolescentes calientes

- Pero eso ¿Qué? Solo nos llevan 2 y 4 años, no es tanto

- Un año puede ser mucho

- O poco, Chuuya, ayúdame con esto

Chuuya sonrió, - bien, tengo algo que probe el otro día en el gym

- Chuuya ¿me fuiste infiel? – pregunto sorprendido

- No estúpido, ven conmigo a la habitación

- Tengo miedo y estoy feliz, voy.

Dazai dejo el libro y fue a buscar de Chuuya. Allí el más bajo le esperaba con una pistola negra un tanto extraña - ¿Chuuya? ¿ahora si vas a matarme?

- Reza por que sea así de simple, no, está pistola es de masajes musculares, puedes cambiarle el modo, y, además, sus vibraciones son muy fuertes. La probaré en ti, pero no como masaje muscular

Dazai trago saliva – bien, para que no sí, sí. – Comenzó a quitarse la ropa mientras Chuuya se sentó en la cama – está vez déjame ser el receptor, estoy aburrido

- Oh, cariño, no planeaba dejarte penetrar hoy

- No me hables sexy por que me excito

- ¿te lo dijo en chino?

- No gracias.

Entre sus discusiones había terminado de desvestirse, solo vendas quedaban en él. Fue a la cama donde se recostó. Chuuya lo miro, - ponte boca abajo

- ¿para qué?

- Haz caso a tu dueño, maldito perro

- Así que será juego rudo, de acuerdo.

Chuuya comenzó a masajear su espalda baja, Dazai ciertamente se relajó – oye, eso más que nada se siente bien

- Eso dirás toda la noche querido

Dazai se calló, se había sonrojado por ello. Chuuya, comenzó a pasar la pistola de masajes por sus glúteos, paso por en medio de sus glúteos haciendo al menor gemir por ello, llego a sus testículos donde los dejo, Dazai apretó las sábanas y se movió ligeramente. Chuuya dejo su mano sobre su espalda – quieto chico

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