Un mes después de que Joshua se fuera a Los Angeles por problemas familiares, Seungcheol se encuentra solo en la universidad, en su dormitorio, en el club, realmente está solo en todos lados y ahí es consciente de que realmente no tiene amigos, de que todo ese tiempo ha sido Joshua la única persona a la que ha mantenido cerca, después de todo, sin él está solo.
En un principio eso no representa ningún problema, aún así hay algo que le molesta, como si la partida de Joshua lo dejara intranquilo, en su momento no lo comprende, luego entiende que debido a que su mejor amigo lo ha dejado solo, se han desencadenado una serie de sucesos que no deberían haber ocurrido.
Todo empieza cuando un día, él, se acerca a Seungcheol, porque lo recuerda perfectamente, Seungcheol no lo ha buscado, ha sido al revés.
—Hey, Seungcheol —Mingyu se le acerca con su típica sonrisa, el pelinegro lo observa curioso ya que no acostumbra a hablar con él—. Habrá una fiesta hoy, ¿quieres venir? Los exámenes han terminado y queremos festejar que finalmente tendremos un poco de paz —informa y el contrario asiente con la cabeza no muy convencido con la idea.
—No lo sé, no me gusta ir solo —se encoge de hombros y Mingyu sonríe aún más, Seungcheol lo encuentra extraño, toda la situación le parece así, él se siente extraño.
—Estaré contigo —se acerca un poco a él y pasa su brazo por sus hombros—. Lo prometo.
Y ahí comete su primer error, se deja endulzar por sus palabras, le cree todo lo que le dice, confía tanto en él que se desconoce, porque Seungcheol no suele ser así con personas a las que no es cercano pero hay algo en Mingyu, algo que le impide actuar con claridad y no sabe qué es.